LA CONCEPTUALIZACIÓN SOBRE LA MUERTE DURANTE LA INFANCIA MEDIA Descargar este archivo (10 La muerte - KLVega et all.pdf)

Karen Lizbeth Vega Guillén
Elsa Edith Zalapa Lúa
Yolanda Elena García Martínez
Deyanira Aguilar Pizano

Facultad de Psicología. Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. Michoacán, México

Resumen

La muerte en la sociedad es un tema del que no se habla, no hemos sido preparados para enfrentar un suceso de esta naturaleza. Si para el adulto es difícil entender este proceso final en la vida, para el niño es aún más complejo. Por ello es necesario que los padres u otros cuidadores, puedan contribuir a que los niños enfrenten y comprendan este proceso (Aguilar y Montaño, 2007), con la finalidad de que el niño pueda desarrollar de manera adecuada aspectos psicológicos para poder salir adelante ante un suceso de este tipo (Martínez, 2013). El objetivo fue identificar el significado psicológico y la influencia que ejerce la familia en la conformación de las creencias en torno a la muerte en niños. El método utilizado fue cuantitativo, con un estudio descriptivo no experimental de corte transversal. Los participantes se eligieron a través de un muestreo no probabilístico intencional. Participaron 90 infantes, hombres y mujeres en edades de 10 a 12 años, de sexto grado de primaria, pertenecientes a la ciudad de Morelia Michoacán. Se utilizó la técnica de redes semánticas naturales. Los resultados corresponden a los significados psicológicos que le asignan los infantes a las siguientes palabras estímulo: mi familia me dice que la muerte es… para mí el perder a alguien que amo es… creo que morir es… la muerte me hace sentir… y lo más difícil de la muerte es… De acuerdo a cada palabra estímulo se obtuvo un grupo de cinco palabras definidoras comunes: horrible, fea, normal, triste y dolorosa, lo cual muestra que la mayoría de los participantes tienen un significado negativo respecto a de lo que es la muerte. Se concluye que existe un importante juego de las creencias familiares y de la sociedad para la conformación de un significado de muerte por parte del infante.

Palabras clave: Infancia media; conceptualización de muerte; duelo; creencias

Abstract

Death in society is a topic that is hardlyever discussed, we have not been prepared to face an event of this nature. If it is difficult for the adult to understand this process in life, but for the child it is even more complex. Therefore, it is necessary that parents or other caregivers can help children to face and understand this process (Aguilar & Montaño, 2007), so that the child can develop psychological aspects in order to get ahead before a child This type of event (Martínez, 2013). The objective was to identify the psychological meaning and influence that the family exerts on the conformation of beliefs about death in children. The method used was quantitative, with a descriptive non-experimental cross-sectional study. The participants were chosen through an intentional non-probabilistic sampling. 90 infants, men and women between the ages of 10 to 12, from sixth grade of elementary school, that belong to the city of Morelia Michoacán. The technique of natural semantic networks was used. The results correspond to the psychological meanings that infants assign to the following stimulus words: my family tells me that death is ... for me, losing someone that I love is... I think that dying is... death makes me feel... and, what the most difficult of death is… According to each stimulus word, a group of five common defining words was obtained: horrible, ugly, normal, sad and painful, which shows that most participants have a negative meaning as to what It is death. It is concluded that there is an important set of family and society beliefs for the conformation of a meaning of death by the infant.

Key words: Middle Childhood; Death; Grief; Beliefs

Introducción

La concepción de la muerte en la sociedad actual es considerada un tema tabú. Para Álvarez (2012), esta vivencia provoca temor, o se le trata de ocultar, de disfrazar y a veces se intenta rechazar la idea de la finitud de nuestra existencia, en vez de vivirla como algo natural en el ser humano, sin embargo, tampoco se prepara a los seres humanos a enfrentar un suceso de esta naturaleza. En este sentido, para Gómez (2004) la toma de consciencia de la muerte puede ser considerada como una crisis en la vida de las personas, pudiendo ser, no la muerte, sino la representación anticipada de la muerte lo que inspira horror. De aquí que no es extraño que la perspectiva de que vamos a morir y la muerte de un ser querido sean acontecimientos que generen una gran ansiedad en las personas. Si bien, la muerte es un proceso natural de la vida, tan cotidiano como el nacimiento de un nuevo ser, el problema está cuando toca vivir un suceso de esa naturaleza, pues en ese momento se viven una serie de sentimientos tales como fragilidad, vulnerabilidad, amargura, es decir la mente reacciona de manera diferente a lo habitual. Para Rodríguez, Benítes y Moreno (2009) las reacciones ante una perdida son intensas, con cambios psicológicos, conductuales y emocionales que marcan la vida por lapsos variables.

En este sentido, se considera que, si para el adulto es difícil entender este proceso final de la vida, para el niño es aún más complejo. Para Hernández (2006) la dificultad no reside en que ellos sean incapaces de comprender y asumir la muerte, sino en que los adultos generalmente son incapaces de explicarla y aceptarla como un hecho natural. Para Marsh, Ellis y Graven (2002) durante la niñez intermedia, los niños están en la búsqueda de comprender el yo y empiezan a verse menos en cuanto a atributos físicos externos y más en cuanto a rasgos psicológicos. De manera similar, Esquerda y Agustí (2012) consideran que durante la infancia media (6 a 11 años) el niño hace un gran avance en el desarrollo intelectual y empieza a comprender conceptos más elaborados relacionados con el ámbito de las relaciones sociales, el ritmo del tiempo o el funcionamiento del cuerpo y atraviesa una época de extremada curiosidad por todo cuanto ocurre en el mundo y consigo mismo. De aquí que para Aguilar y Montaño (2007) las respuestas del niño ante la pérdida deben ser vistas desde el contexto familiar y, los padres o cuidadores deben contribuir a que los niños enfrenten su duelo, ayudándoles a comprender que la muerte es el final y que ellos no causaron dicha muerte.

Ante esta problemática, se plantea lo siguiente: cuál es el significado psicológico respecto a la muerte durante la infancia media y qué influencia ejerce la familia en la conformación de las creencias en torno a la muerte en los niños. De esta manera, identificar el significado psicológico y la influencia que ejerce la familia en la conformación de las creencias en torno a la muerte en niños resulta relevante, pues es una aproximación a comprender como los niños, desde su experiencia y su propia cognición, le otorgan un significado a la muerte.

Marco conceptual

El significado psicológico para Valdez (2005), es una unidad de organización cognoscitiva que comprende elementos afectivos y de conocimiento para crear un código subjetivo de reacción (estimula una conducta) ante un fenómeno de la realidad. En este sentido, para Vera, Pimentel y Batista (2005) es el resultado de un proceso psicológico de obtención, utilización, almacenamiento y transformación del conocimiento acerca de una realidad social. En este sentido, la conceptualización que tienen los niños sobre la muerte se aborda desde el cómo dan significado y las creencias que subyacen en torno a la muerte.

En el caso de las creencias, Zor (2011) considera que estas se forman a partir de ideas que confirmamos o creemos confirmar a través de nuestras experiencias personales, es un sentimiento de certeza sobre el significado de algo. De manera parecida, para Vicente (1995) son un hecho humano, algo que se encuentra en el ámbito del hombre en cuanto ser comunicativo, así como aquellos conocimientos o noticias, que generalmente llegan por el camino de la comunicación interpersonal, conversaciones, rumores, entre otros, y que no hemos podido comprobar por nosotros mismos. Ahora, la principal influencia para los niños, siguen siendo los padres al proporcionar ayuda, consejo y dirección, por tanto, son figuras importantes en la conformación de las creencias. En este sentido, para Rice (1997) la calidad de las relaciones familiares ejerce una gran influencia sobre el ajuste emocional y social de los infantes.

Al respecto, se encuentra con frecuencia que los adultos transfieren a sus hijos conceptos erróneos y el miedo acerca de la muerte, por ello algunos autores consideran que el tratamiento de la muerte debe realizarse dentro de las creencias culturales y las costumbres de la familia, pues cada niño, a cualquier edad, tiene su propio concepto de la muerte. Un niño puede ser más maduro o inmaduro en su razonamiento y su procesamiento de la información que otros de edad similar, en este caso el infante de 6 a 11 años va desarrollando un entendimiento más realista de la muerte, aunque la muerte puede ser personificada como un ángel, un esqueleto o un fantasma, aquí los niños ya comienzan a comprender la muerte como permanente, universal e inevitable y en algunos casos manifiestan mucha curiosidad sobre el proceso físico de la muerte y sobre lo que ocurre después de que una persona muere.

Para Turner (1998) se debe estar especialmente atentos a algunos signos de alerta como: llorar en exceso durante períodos prolongados, rabietas frecuentes y prolongadas, apatía e insensibilidad, un período prolongado durante el cual el niño pierde interés por los amigos y por las actividades que solían gustarle, frecuentes pesadillas y problemas de sueño, pérdida de apetito y de peso, miedo a quedarse solo, comportamiento infantil (hacerse pipi, hablar como un bebé, pedir comida a menudo, etcétera) durante tiempo prolongado, frecuentes dolores de cabeza solos o acompañados de otras dolencias físicas, imitación excesiva de la persona fallecida, expresiones repetidas del deseo de reencontrarse con el fallecido, y cambios importantes en el rendimiento escolar o negativo de ir a la escuela.

Es posible que debido a esta incertidumbre los niños durante la etapa de la infancia media, teman su propia muerte. Para Kroen (2002), los niños en este período presentan ciertas respuestas ante el duelo: la negación, la idealización, la culpabilidad, el miedo y la vulnerabilidad, se ocupan de los demás, y buscan a la persona que ha muerto. En este sentido, Crosera (2012) considera que el miedo a lo desconocido, la pérdida de control y la separación de su familia y amigos pueden ser las principales fuentes de ansiedad y miedo relacionadas con la muerte en un niño en edad escolar. Ante un evento de esta magnitud, se ha encontrado que los niños pueden vivenciar una mezcla de reacciones tales como ansiedad y cólera, así como sentir malestar físico sin causa orgánica e irritabilidad y mal humor (Bowlby, 1985). Esto se debe a que le niño puede temer volver a sufrir una nueva pérdida; a quedarse solo o, incluso, a la propia muerte; pueden tener sueños sobre la muerte, particularmente si esta fue violenta (Sierra y Rendón, 2007).

De aquí que definir la muerte resulta mucho más difícil de lo que uno se imagina, ya que implica diversos ámbitos: biológico, médico, legal, social, religioso, etcétera, los cuales se encuentran entrelazados de una forma compleja, no obstante, cada cual intenta darle un sentido. Las personas mueren de diferentes enfermedades, en diferentes circunstancias y ámbitos culturales, con diferentes niveles de conciencia y con diferentes percepciones de lo que constituye una buena muerte. Para Hernández (2006), la relación que cada uno de nosotros establece con la muerte se teje en el plano más íntimo, a través de la conciencia personal, matizada por la época, las creencias y los conocimientos, en base a ello cada cual vuelve la vista para buscar un sentido a su propia muerte. El hecho de que los niños de estas edades tengan adquirida la habilidad de comprender la muerte y sus consecuencias, esto no significa que estén preparados para afrontarla o reaccionar a ella racionalmente (Apraiz, 2005).

Al respecto Bowlby (1993) considera que hay que ser completamente honestos con el niño. Acompañar a un niño en duelo significa ante todo no apartarle de la realidad que se está viviendo, con el pretexto de ahorrarle sufrimiento. Incluso los niños más pequeños, son sensibles a la reacción y el llanto de los adultos, a los cambios en la rutina de la casa, a la ausencia de contacto físico con la persona fallecida, es decir, se dan cuenta que algo pasa y les afecta. Durante la infancia se presentan dos cambios importantes en el desarrollo, que hace que los niños de estas edades sean un grupo único, en primer lugar, ya distinguen la fantasía de la realidad y, en segundo lugar, pueden experimentar un sentimiento de culpa ante un evento de esta magnitud.

Metodología empleada

El presente estudio se basa en un enfoque cuantitativo, bajo un diseño no experimental y de alcance descriptivo.

Los participantes. Se trabajó con una muestra intencional propositiva, conformada por 90 niños de ambos sexos, de sexto grado de primaria, pertenecientes a la ciudad de Morelia Michoacán con edades de 10 a 12 años.

La técnica utilizada fue redes semánticas naturales, para explorar el significado psicológico que le dan los niños a un evento o situación, a través de palabras específicas, denominadas palabras estímulo, que generan una red de significados, que en una relación permiten conocer el contenido emocional que le brinda cada persona (Sánchez, 2012). Para obtener los resultados se establecieron cinco palabras estímulo correspondiente al objetivo de investigación las cuales son: Mi familia me dice que la muerte es… Para mí el perder a alguien que amo es… Creo que morir es… La muerte me hace sentir… Lo más difícil de la muerte es…

El procedimiento, fue el siguiente: Se elaboró la ficha de las redes semánticas conforme a los objetivos de la investigación, se solicitaron datos demográficos de los participantes, cuyo contenido se asocia al tema de la muerte o a la pérdida de un ser querido, se realizó una prueba piloto a 10 infantes (hombres y mujeres) en edades comprendidas de 10 a 11 años de edad para observar si había un entendimiento claro sobre las instrucciones, el ejemplo presentado de la red semántica y acerca de las frases estímulo. Posteriormente, se acudió a la escuela primaria para solicitar el permiso de la aplicación de las redes semánticas a dos grupos de sexto. Una vez autorizado el permiso, se accede a la aplicación de la técnica, donde se estableció contacto de manera verbal y personal con los participantes. Los datos fueron capturados y trabajados en un libro de Excel. Después se procedió a realizar el análisis de los datos y se graficaron los resultados respecto a los significados sobre el concepto de la muerte.

Resultados y discusión

Se pidió a los infantes que escribieran el parentesco de la persona por la cual su muerte fue significativa para ellos, en caso de no haber una muerte significativa debían dejar dicho espacio en blanco. 73 niños reportaron al menos una muerte significativa en sus vidas tales como: abuelo (14), abuela (10), ambos abuelos (9), papá (3), hermano (3), la madre (1), ambos padres (2), un amigo (1), algún pariente (30).

De acuerdo a cada palabra estímulo se obtuvo un grupo de cinco palabras definidoras comunes, basado en el tamaño de la red (TR) o valor J, que de acuerdo con Reyes (1993) se interpreta como “la riqueza de la red”, estas palabras son: horrible, fea, normal, triste y dolorosa, lo cual muestra que la mayoría de los participantes tienen un significado negativo de lo que es la muerte (Tabla 2), aspectos que llevan a considerar que existe un importante juego de las creencias familiares y de la sociedad para la conformación de un significado de muerte por parte del infante.

Frases estímulo

Valor TR

Palabras definidoras repetidas

Para mí el perder a alguien que amo es…

25

Feo, soledad, superarlo, triste y morir.

La muerte me hace sentir…

104

Mal, feo, triste, horrible, y miedo.

Creo que morir es…

109

Feo, horrible, triste, doloroso y malo.

Mi familia me dice que la muerte es…

120

Feo, malo, horrible, triste y doloroso.

Lo más difícil de la muerte es…

133

Horrible, fea, normal, triste y dolorosa.

Tabla 2 . Frases estímulo y palabras definidoras con mayor tamaño de la red.

Para determinar el núcleo de la red (NR), se tomaron las 10 palabras con mayor valor de peso semántico (PS), obtenido de la multiplicación entre la frecuencia de aparición por la jerarquía y el valor DSC (Distancia Semántica Cuantitativa). A continuación se presentan los resultados por frase estímulo, por las palabras que conformaron el NR, su PS y la DSC (Tabla 3).

 

Para mí el perder a alguien que amo es…

 

La muerte me hace sentir…

NR

PS

DSC

 

NR

PS

DSC

Triste

500

100%

 

Triste

583

100%

Mala

446

89%

 

Mal

409

70%

Feo

354

70%

 

Feo

296

50%

Dolorosa

327

65%

 

Dolor

205

35%

Horrible

232

46%

 

Horrible

149

25%

Normal

210

42%

 

Miedo

123

21%

Fe

116

23%

 

Temeroso

109

18%

Espíritu

110

22%

 

Desesperación

94

16%

Esperanza

79

15%

 

Depresión

91

15%

Preocupado

65

13%

 

Sentimental

90

15%

             

Creo que morir es…

 

Mi familia me dice que la muerte es…

NR

PS

DSC

 

NR

PS

DSC

Feo

493

100%

 

Triste

500

100%

Triste

453

91%

 

Normal

446

89%

Doloroso

282

57%

 

Dolorosa

354

70%

Malo

249

50%

 

Feo

327

65%

Horrible

229

46%

 

Mala

232

46%

Normal

218

44%

 

Natural

210

42%

Buena

130

26%

 

Horrible

116

23%

Natural

115

23%

 

Pasajera

110

22%

Terrible

97

19%

 

Buena

79

15%

Feliz

85

17%

 

Bonita

65

13%

             

Lo más difícil de morir es…

       

NR

PS

DSC

       

Tristeza

243

100%

       

Morir

225

92%

       

Superarlo

186

76%

       

Dolor

174

71%

       

Ver

142

58%

       

Dejar

136

56%

       

Malo

129

53%

       

Llorar

121

49%

       

Feo

113

46%

       

Soledad

99

40%

       
NR= Núcleo de la red; PS= Peso semántico; DSC= Distancia semántica cuantitativa
Tabla 3 . Descriptores en niños para definir la muerte

Los infantes caracterizan la muerte principalmente como la emoción de la tristeza, pues en cuatro de las cinco redes tuvo el mayor peso semántico y se encuentra que la tristeza es de las pocas emociones que refieren al perder a alguien; y aparece en las palabras que conforman el NR de las cinco frases estímulo. En este sentido, Sierra y Rendón (2007) mencionan que dentro de las respuestas habituales ante la pérdida está la tristeza, siendo esta la más fácil de evidenciar puesto que ellos, en esa etapa ya tienen más desarrollado el lenguaje y, por lo tanto, la expresión de sus sentimientos. A la tristeza, le acompañan generalmente los siguientes adjetivos calificativos: mala, dolorosa, fea y horrible, lo cual muestra que en su mayoría viven la muerte de alguien como algo negativo. Por otra parte, para los infantes, de acuerdo con la frase estímulo, perder a alguien que amo es… considerado como algo normal, y se relaciona a la pérdida de un ser querido con la fe, con esperanza de que al final no todo está perdido.

A través de esa frase estímulo la muerte me hace sentir… se puede observar lo siguiente: la muerte de un ser querido los hace sentir no solo tristeza, sino también los hace sentir mal, feo, dolor, horrible, miedo, temor, desesperación e incluso depresión; por lo cual se considera que se ve a la muerte no como algo positivo. Todas las palabras fueron negativas, lo que implica que hay un temor a todo lo relacionado con la muerte a diferencia de las demás frases estímulo. Para Ramos y García (1991), la ansiedad y el miedo son las respuestas más formalmente asociadas a la muerte en nuestra cultura. Ahora bien, estas van a aparecer con mayor o menor peso en virtud de que se trate la muerte propia o la de los otros, que sea este familiar, amigo o allegado, pudiendo generar ansiedad tan solo el hecho de imaginar, pensar o hablar de ella.

Se encontró que a través de la frase estímulo creo que morir es… que siguen prevaleciendo las cinco características negativas que son las que tienen mayor PS (feo, triste, doloroso, malo, horrible); sin embargo, los infantes también le atribuyen a la palabra estímulo propiedades positivas como normal, buena, natural y feliz, lo cual demuestra que para algunos niños el morir es algo que pasa en la vida de todos. Las creencias son parte importante para la concepción del concepto de muerte, siendo algo que no se les puede negar ni ocultar. Si bien con frecuencia se suele vivir una muerte como algo negativo, hay infantes que la conceptualizan como algo positivo en sus vidas, pues la familia es un grupo importante en la consolidación del concepto sobre la muerte en los infantes, ya que son las familias las que comienzan a generarles creencias a los niños sobre el tema de la muerte.

Respecto a la frase estímulo, mi familia me dice que la muerte es… se encontró que dentro de la familia se le ha dicho al menor (o ellos han escuchado) que la muerte es triste, y le siguen adjetivos calificativos describiendo a la muerte como algo no agradable (dolorosa, fea, mala y horrible), más a su vez se mezclan con palabras como normal, natural, pasajera, es decir que los niños han aprendido que este evento causa sentimientos y sensaciones desagradables pero que es algo normal. Las palabras; buena y bonita, aunque con menor PS también aparecen.

Y sobre la última frase estímulo aquí presentada, se encontró que para los infantes lo más difícil de morir es… aparte de vivirlo como algo triste, le siguen las palabras morir, superarlo, dejarlo, ver, dejar y llorar siendo un grupo de verbos asignados por los niños al definir qué es lo más difícil de la muerte para ellos. Para Esquerda y Agustí (2012) la reacción más frecuente es la tristeza, expresada a través de llanto, falta de ilusión y desesperación. En este sentido, al ser verbos proyecta que la mayoría de ellos han vivenciado la muerte de alguien querido.

En este sentido, se puede decir que se logró obtener a través de las redes semánticas que 73 casos de infantes medios presenciaron la muerte de un ser querido o familiar cercano. Y 17 casos donde no hubo presencia de una muerte, que el infante tenga o no contacto con la muerte puede variar de acuerdo a la familia, las creencias, vivencias, entre otros. De acuerdo a Bowlby (1993) en diferentes familias y diferentes marcos culturales, las explicaciones que se dan a un niño varían enormemente. En un extremo de la escala están las ideas sobre el carácter irreversible de la muerte y sobre el papel que desempeñan las causas naturales. Entre estos extremos se extiende una amplia gama de creencias entre las cuales muchas hacen una distinción entre la muerte que se considera formas superiores de la vida y formas inferiores de vida. Como resultado de estas distinciones de variadas clases, la serie de creencias sobre la vida y la muerte que sustentan los adultos en las sociedades comprenden por lo general muchas incertidumbres, ambigüedades e incoherencias. No debe pues sorprender que también las creencias de los niños se aprecien de manera similar.

Conclusiones

A modo de conclusión se puede decir que en la actualidad sigue existiendo una conceptualización con tendencia negativa sobre la muerte en los niños, pues tanto para los niños que vivieron una muerte significativa, como para los que no, definieron la muerte como horrible, fea, normal, triste y dolorosa. Adjetivos que dan cuenta del significado psicológico que estos niños otorgan a la muerte. En el caso de la influencia que ejerce la familia en la conformación de las creencias en torno a la muerte en niños, se concluye que el tema de la muerte impacta tanto a niños como adultos, y muy pocas veces como adultos enseñan a los niños a afrontar un evento de esta magnitud, en vez de ello los adultos suelen transmitir ideas erróneas a los niños sobre lo que es la muerte. Ello partiendo del marco de creencias familiares, sociales y culturales que nutren la experiencia de vida del niño, de aquí que principalmente las adjetivaciones son negativas.

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