¡MANTENGA A LAS NIÑAS Y LOS NIÑOS CERCA DE LOS LIBROS! UN PROYECTO DE MEDIACIÓN DE LECTURA PARA DIVERTIRSE Y APRENDER
Klency González Hernández
Iliet Rodríguez García
Facultad de Psicología Universidad de La Habana
Ana Laura Escalona Díaz
Biblioteca Nacional de Cuba “José Martí”
Resumen
El presente artículo tiene como objetivo describir el proyecto cubano de mediación de lectura ¡Mantenga a las niñas y los niños cerca de los libros! Surgido en marzo de 2020 para apoyar a las familias en la tarea de enseñar, ocupar y divertir a los más pequeños durante el aislamiento causado por la COVID-19, concibe la lectura como práctica privilegiada en la infancia. Se han realizado 20 sesiones, cuatro dedicadas a la lectura con bebés y dieciséis a la lectura con niños entre 4 y 11 años. Las sesiones se dirigen a la familia como mediadora (pueden participar madres, padres, abuelos, abuelas, tías, hermanos, etcétera), para que motiven y acompañen a los niños y las niñas a leer, ampliando su universo cultural. Cada sesión está integrada por un fragmento de un libro de calidad y un conjunto de actividades. Los libros utilizados tratan temas diversos con alto valor estético, intencionando el protagonismo de autores cubanos. Las actividades responden a las características del desarrollo psicológico de las edades, especificando edad aproximada para cada juego. Se agrupan en antes, durante y después de la lectura, incluyendo acciones para realizar a lo largo de la semana. El proyecto circula en el espacio digital, (páginas web institucionales, blogs, páginas de Facebook, grupos de Whatsapp y canal de Telegram) para ofrecer la posibilidad de acceder a un libro que puede o no formar parte de la biblioteca familiar; apostando por la facilidad y seguridad de las redes para llegar a personas en aislamiento.
Palabras clave: Mediación de lectura, libros de calidad, aprendizaje, actividades divertidas, niñas y niños cubanos.
Abstract
The objective of this article is to describe the cuban reading mediation project ¡Keep children close to books! Created in March 2020 to support families in the task of teaching, occupying and entertaining the little ones during the isolation caused by COVID-19, it conceives reading as a privileged practice in childhood. Twenty sessions have been held, four dedicated to reading with babies and sixteen to reading with children between 4 and 11 years old. The sessions are aimed at the family as mediator (parents, grandparents, aunts, siblings, etc. can participate), so that they motivate and join children to read, expanding their cultural universe. Each session is made up of a fragment of a quality book and a set of activities. The books used deal with diverse topics with high esthetic value, with the intention to promote of Cuban authors for children. The activities respond to the characteristics of the AGE´S psychological development, specifying an approximate age for each game. They are grouped into before, during and after the reading, including actions to be taken throughout the week. The project circulates in the digital space (institutional web pages, blogs, Facebook pages, WhatsApp groups and Telegram channel) to offer the possibility of accessing a book that may or may not be part of the family library; betting on the ease and security of networks for accessing people in isolation.
Keywords: Reading mediation, quality books, learning, fun activities, cuban girls and boys.
I. Introducción
La lectura puede considerarse una práctica sociocultural, con características y formatos variados. Leer es un proceso complejo, donde el lector se involucra con un discurso, e intervienen factores lingüísticos, cognitivos, emocionales, socioculturales, entre otros.
La cultura aprendida por los niños y las niñas se enriquece a partir de experimentar diversas formas de interactuar con el entorno. Los modos de leer y relacionar su contenido con el conocimiento sobre el mundo real son otras maneras de relacionarse con el medio y confrontarlo. Este ejercicio es frecuentemente interpretado como natural, cuando debería reconocerse que las formas de entender y vincularse con los libros forman parte de conductas aprendidas, como lo son otros tipos de comportamientos (Zavala, et al., 2004).
El presente artículo se propone describir el proyecto de mediación de lectura ¡Mantenga a las niñas y los niños cerca de los libros! Este surge en abril de 2020 como estrategia de acompañamiento a las familias durante el período de aislamiento por la Covid 19 en Cuba. Su propuesta incluye la promoción de la lectura como habilidad privilegiada en la infancia, con actividades para aprender y divertirse a partir de la mediación familiar.
A continuación, se enuncian las ideas teóricas que sustentan el proyecto, enfatizando en la definición de prácticas y eventos letrados. Se comentan las características que debe tener la mediación por parte de quienes acompañen a los niños y las niñas en la lectura en casa. Por último, se analiza la visibilidad que ha tenido el proyecto, y la forma en que pudiera convertirse en un espacio de promoción de literatura infantil, tan útil para el contexto cubano en la actualidad.
II. Desarrollo
2.1 Prácticas de lectura para disfrutar y aprender en casa.
El acto de leer está influenciado, en gran medida, por la cultura. La lectura es un proceso complejo, que incluye aspectos como la representación que elaboran los lectores, su grado de escolaridad, la sociedad donde viven, sus historias de vida, la manera en que se han relacionado con los libros, etcétera. En los contextos educativos fundamentalmente, se presenta la lectura como una actividad académica, en ocasiones rutinaria y aburrida, lo que puede conducir a ideas erróneas en relación a qué es leer.
Los Nuevos Estudios de Literacidad1 (Barton y Hamilton, 2004; Cassany, 2012; Carrasco, 2018) abordan la lectura como práctica socio-cultural, con características y formatos variados. La literacidad se entiende como una tecnología que está siempre inmersa en procesos sociales y discursivos, representando la disposición de lo letrado no solo en programas e instituciones escolares sino en cualquier contexto sociocultural. La literacidad amplía el alcance del término lectura en español, pues engloba habilidades que tienen que ver no solo con la decodificación o interpretación de lo escrito en soportes impresos, sino con habilidades retóricas, sociales y culturales, y concierne a una serie de competencias y pericias sobre la lectura y la escritura adquiridas en un entorno determinado y con la influencia de una cultura letrada (Valenzuela y Márquez, 2018).
La teoría social de la literacidad enuncia dos conceptos básicos para el análisis: prácticas y eventos letrados. Las experiencias letradas son formas culturales generalizadas del uso de la lengua escrita. Sin embargo, dichas prácticas no son unidades de comportamiento observables, pues implican valores, actitudes, sentimientos y relaciones sociales. Los hábitos letrados, como procesos internos del individuo, son al mismo tiempo procesos sociales que conectan a las personas entre sí, incluyendo conocimientos compartidos, representados en ideologías e identidades sociales. Así, las prácticas toman forma a partir de normas sociales que regulan el uso y la distribución de textos, a la vez que prescriben la posibilidad de producirlos y tener acceso a ellos.
Desde este enfoque se estudian las prácticas letradas en ámbitos culturales específicos. Se trata de observar o promover costumbres de lectura y escritura particulares como íntegramente conectadas al mundo social, a partir de determinadas formas de actuar, de creer, y de diversas maneras de interactuar con el lenguaje oral, utilizando herramientas y tecnologías (López-Bonilla y Pérez, 2013; Zavala, et al., 2004). Esto tiene que ver con que no hay una manera esencial o natural de leer y escribir, ya que los significados y las prácticas letradas son el producto de la cultura, la historia y los discursos.
Los eventos letrados son actividades en las cuales la literacidad cumple un papel. Son episodios observables que surgen de los procederes y son formados por estos. La noción de evento acentúa la naturaleza situacional de la literacidad con respecto a que esta siempre existe en un contexto social. El punto de partida para el análisis de la lengua hablada debería ser el evento social de la interacción verbal, antes que las propiedades lingüísticas formales de los textos aislados (Carrasco, et al., 2015; Kalman, 2008).
Teniendo en cuenta el concepto de práctica letrada, más que enfatizar en cuánto tiempo leen las personas o con qué velocidad y precisión lo hacen, las investigaciones deberían centrarse en las características que van tomando estas rutinas, indagar en los espacios, en las historias y experiencias de lectura, el acceso a los libros, etcétera. Algunas personas exploran espacios de lectura acercándose a los libros desde la utilidad que para ellos tienen; pero en la mayoría de los casos, han roto con los estándares clásicos de dichas prácticas, lo que puede significar que no leen los libros de principio a fin, ni declaran algunas lecturas funcionales por no considerarlas legítimas, aun cuando les hayan aportado conocimientos y vivencias.
La primacía de esta noción de “práctica letrada” en el imaginario social vuelve invisibles gran cantidad de experiencias de lectura. Las personas tienen en cuenta cuatro criterios para evaluar una lectura como legítima (Ferreiro, 2013; Lahire, 2004). El primero se refiere a que son lecturas que se realizan para sí mismo, sin incluir libros o fragmentos leídos a otras personas, por ejemplo, los cuentos para niñas y niños. El segundo, son lecturas que no son utilitarias, es decir, se llevan a cabo por el placer de leer y no como medio para desarrollar otra actividad como elaborar un trabajo escolar o una receta de cocina. El tercero, son lecturas que se realizan íntegramente, no considerándose las lecturas fragmentadas. El último, son textos considerados legítimos por sí mismos, relativamente extensos y con autor reconocido y recordable; por lo que en raras ocasiones se declara la lectura de comics, fotonovelas, novelas policíacas, o fragmentos de libros.
Una idea similar es descrita por Donnat (2004), quien distingue entre prácticas reales y prácticas declaradas. Este autor considera que lo que los lectores expresan haber leído puede estar sobreestimado, pero también subestimado, porque las prácticas de lectura han perdido en la actualidad su poder de distinción. En muchas ocasiones se tienden a olvidar las lecturas utilitarias o no se registran como tales. Una persona puede sobreestimar sus propias costumbres para dar una imagen positiva de sí misma, y también subestimarlas al no declarar sino lo que considera legítimo para una situación de encuesta.
En nuestro país, González y Castro, (2017), realizaron un estudio para analizar las prácticas de lectura de 60 jóvenes, universitarios y no universitarios, de La Habana. No se encontraron diferencias significativas entre las lecturas de los miembros de ambos grupos, lo cual sugiere que, en este caso, la inserción en el contexto académico no es un factor de significativa importancia para elegir los libros, acceder a ellos, ni realizar acciones con la lectura. Existe contradicción entre prácticas reales y prácticas declaradas. Los jóvenes estudiados solo declaran los libros que leen de principio a fin, refiriendo títulos que para ellos tienen un valor agregado, lo que se convierte en la mayoría de los casos en libros de moda, o de autores muy conocidos.
Vista así, la lectura está muy vinculada al contexto en el que surge y cobra sentido; por ello no es posible adquirirla o perderla de manera definitiva. Tampoco es posible decir que una experiencia lectora es menor que otra. Más oportuno es hablar de lectura como práctica social, situada histórica y culturalmente, más allá de los espacios formales para la alfabetización.
Teniendo en cuenta la influencia de la cultura en el acto de leer, la necesidad de promover prácticas de lectura y eventos letrados particulares, así como la importancia de describir e indagar en dichos espacios, se crea el proyecto ¡Mantenga a las niñas y los niños cerca de los libros! Este proyecto invita a usar el tiempo en casa compartiendo la lectura de fragmentos de libros y realizando actividades divertidas con ellos.
2.2 ¿Por qué un proyecto de mediación de lectura para niños y niñas?
La lectura tiene varios beneficios para el desarrollo infantil (Strasser, 2012). En edades tempranas la lectura mejora la adquisición del lenguaje y aumenta el vocabulario (Carrasco, 2018). Posteriormente en la escuela la lectura impacta el proceso de aprendizaje, porque muchos de los contenidos que recibimos nos llegan a través de la lectura, por ejemplo, problemas matemáticos, hechos históricos, reglas de ortografía, etcétera. La lectura permite conocer y comprender el mundo, cuando leemos hay información implícita y el lector debe hacer inferencias, usar información del contexto, relacionar la información que recibe con conocimientos anteriores y experiencias previas, y a partir de esas acciones comprehender lo que está leyendo más allá de las palabras escritas o dichas en el texto.
La lectura desarrolla la creatividad de las niñas y los niños, porque al realizar inferencias pueden adentrarse en nuevos “mundos”, descubrir personajes, y crear aventuras usando la imaginación. La lectura permite reconocer estrategias de afrontamiento y toma de decisiones; hay libros que tratan temas difíciles para la infancia donde el o la protagonista resuelve conflictos de una forma novedosa, desprejuiciada, aportando ideas y herramientas al lector para su propia vida. La lectura permite reconocer las emociones, se puede leer algo que evoque alegría, tristeza, y que ayude a las y los pequeños a pensar en el porqué de esas emociones.
En una investigación realizada con escolares de 6to grado de dos escuelas primarias de La Habana, una en el municipio Plaza de la Revolución y otra en Centro Habana, se encuentran resultados que confirman la importancia de la lectura para el desarrollo de la infancia. En el municipio Centro Habana, se encontró que la lectura no era una actividad habitual en la vida de los niños y las niñas; sus respuestas eran limitadas, con poca elaboración personal y se restringían directamente a la información del texto. En la escuela de Plaza de la Revolución, la lectura era una actividad habitual, lo que tuvo un impacto positivo en el aprendizaje y desempeño académico de los escolares. Este estudio evidenció cómo los niños y niñas que leen más están en mejores condiciones de establecer puntos de contacto entre su realidad y la literatura, así como de elaborar estrategias y soluciones más creativas; también aplicables a dilemas de los textos y que pueden ser, al mismo tiempo, los de su vida cotidiana (González y Ocampo, 2017).
¿Qué hacer para potenciar prácticas lectoras desde edades tempranas?
Para promover prácticas de lectura desde edades tempranas es importante contar con un acervo de libros interesantes y de calidad, así como mediadores en el proceso. Es vital que los niños y niñas tengan libros a su alcance, libros acorde a su edad, que no tiene necesariamente que coincidir con su edad cronológica, sino con su desarrollo psicológico.
Un libro de calidad tiene valores literarios, está escrito de forma creativa, con un lenguaje sencillo, claro y con referencias de humor. Además, estos libros tienen una capacidad persuasiva, según la calidad de su escritura y la pericia en el manejo de las estrategias discursivas, fácilmente conducen al lector a determinadas y variadas interpretaciones alejadas de los estereotipos, a partir de las cuales pueden comprender con mayor flexibilidad sus propias vivencias (González, et al., 2020).
La mediación de lectura es un proceso estructurante que configura la interacción del lector con el discurso, así como la creación por parte del lector del sentido de esa interacción. Para ello se precisa de agentes mediadores en la familia como pueden ser los padres, hermanos mayores, abuelos; también maestros, bibliotecarios, libreros, promotores culturales, etcétera. (Ocampo, 2017).
Para tener una idea de la relación entre la edad cronológica y el desarrollo psicológico, se han desarrollado clasificaciones. Por ejemplo, Hernández (2015) propone 4 etapas lectoras durante la infancia y la adolescencia:
- Etapa auditiva: abarca desde el nacimiento hasta que inicia la autonomía motriz, requiere especial participación por parte de los adultos. A los lectores durante esta etapa suele gustarles la repetición que puede derivar, de forma natural, en memorización. Suelen disfrutar más las canciones, trabalenguas, juegos de palabras, rimas, y versos sencillos; pues su valor está en la musicalidad y las posibilidades del lenguaje. Los audiolibros y podcast también son muy útiles
- Etapa visual-táctil: ocurre durante la exploración del mundo en la primera infancia, tocar, observar y escuchar son las acciones privilegiadas. A medida que comprenden las imágenes son capaces de leer a partir de ellas, seguir y comprender la historia, leerla para otros. Se recomiendan los libros álbum donde predominen las ilustraciones, libros de texturas, sinfonías ilustradas, animaciones y cualquier formato en el que predomine la imagen, el color y la textura, acompañado de actividades interactivas.
- Etapa visual lectora: se corresponde con el momento de la alfabetización. Ya los niños y las niñas conocen el procedimiento para decodificar mensajes escritos, aunque sigue predominando el placer por lo visual. Las habilidades para la lectura de sonidos, texturas e imágenes están desarrolladas y mejoran las de relación con el lenguaje escrito. Se recomiendan los libros ilustrados en una proporción estimada de 60% o más imagen, álbumes, manuales, revistas, así como películas subtituladas.
- Etapa lectora visual: corresponde a la adolescencia. Las habilidades para la comprensión del lenguaje escrito han mejorado, así que predominan las lecturas de textos. Las ilustraciones son entendidas como parte del texto, o complementan y pueden presentarse en forma de esquemas, diagramas, fotografías, etcétera. Los materiales involucran la mayoría de los elementos que se aprendieron a leer en las etapas precedentes.
Esta clasificación facilita el proceso de selección de los libros. Para ello, es importante no basarse únicamente en la edad cronológica. Existe el concepto de libros sin edad, que dan la posibilidad de encontrar un material distinto, una historia donde los mediadores pueden interpretar y conocer a los personajes desde sus referentes y representaciones mentales, y donde los y las pequeñas lo pueden hacer desde sus vivencias, conocimientos y experiencias, para encontrar en las historias significados propios, que les sirven para enfrentarse a su propia vida (González, et al., 2020).
Por ejemplo, un niño de 7 años que lea “El viaje de Sapito y Sapón”, de Nicolás Guillen no va a comprender lo mismo, que un niño de 11 años. Sin embargo, los dos van a entender ideas, conceptos y se van a quedar con vivencias de la lectura de este libro, acordes a su desarrollo psicológico. Sin embargo, si lo leen acompañado de un mediador que comente, por ejemplo, sobre la musicalidad con que escribía el autor, a qué hacen referencia las características del pueblo, les ayudará a comprender mejor el poema.
Por estas razones, la familia debe ser protagonista en la mediación de la lectura porque los libros favorecen formas sofisticadas de interacciones con el lenguaje (Maas, et al., 2013). El hogar constituye espacio propicio para facilitar el primer acercamiento a los libros. Antes del nacimiento y durante la infancia temprana y prescolar, la familia puede estimular el lenguaje oral, la comprensión y desarrollar el vocabulario a partir de la relación que establezcan con los libros, leyendo en voz alta y comunicándose, con la entonación y articulación adecuada (Baeza, 2016).
Antes del inicio en la escuela, durante el período de pre-lectura, la familia puede favorecer el gusto por leer, facilitando las condiciones para ello. Durante la etapa escolar es primordial que continúen apoyando esta actividad al mismo tiempo que acompañan y respetan su ritmo de aprendizaje, adaptándolo a las nuevas habilidades. Según Baeza (2016) se educa a las y los buenos lectores: ayudándoles a generar una rutina alrededor de la lectura; facilitándoles materiales de prelectura; libros para diferentes edades y niveles lectores; acompañándoles en la creación de una especie de biblioteca familiar adaptada a su gusto.
En el rol que desempeña el mediador o la mediadora es imprescindible la forma y la actitud con que se presenten los libros. De ello dependerá si se acoge la lectura como práctica habitual. Todas las personas son mediadoras potenciales, solo es necesario querer hacerlo y compartir el gusto por la lectura (Baeza, 2016). Por ello es muy importante que se comparta este tiempo en familia y se sumen tantos miembros como lo deseen. El intercambio generacional es un elemento interesante a combinar con las rutinas de lectura en el hogar, pues implica diferencias importantes de conocimientos y tradiciones que enriquecen la experiencia.
Es importante escoger un lugar agradable, libre de distracciones para compartir la experiencia de lectura, que supone un aprendizaje de diversos aspectos, tanto literarios como lingüísticos. También es importante que la familia dé autonomía para decidir qué y sobre qué quieren leer. Es legítimo leer un cuento, un poema, pero también una receta de cocina, un descubrimiento científico, una noticia. Deben darle valor a lo que ellos y ellas elijan y acompañarles en la lectura; y en ese acompañar sugerir otros títulos, autores, géneros, formatos de libros, etcétera.
Otro de los elementos claves y que distingue la mediación familiar es la afectividad y el tiempo de calidad compartido que hacen de esta una experiencia provechosa. Como bien apuntan Durán y Fittipaldi la significación de los libros no viene dada solo por el objeto (libro), sino también, y más que nada por la experiencia vital que implica su lectura en un contexto y muchas veces en compañía de personas que nos reconfortan en las maravillas de lo literario (2010, p.26).
En resumen, para que la familia se convierta en mediadora de lectura, se recomienda:
- Ubicar los libros al alcance de las niñas y los niños. Que puedan sentarse cómodamente en el piso, con un cojín, o en el lugar de la casa que prefieran y alcanzar con sus propias manos un libro para leer.
- Escoger libros de calidad, que traten temas interesantes para niños y niñas de forma desprejuiciada y novedosa. Es importante que tengan oportunidad de leer sobre temas variados (temas sociales, ciencia, arte, etcétera), géneros diversos (poemas, cuentos, etcétera) y libros en diferente formato (e-books, libros interactivos, cómics, etcétera).
- Empezar de a poco. Es importante escoger un lugar agradable, alejado de distracciones; un momento del día cómodo según el tiempo disponible y sumar a tantos miembros de la familia como quieran y puedan hacerlo.
- Presentar la lectura a modo de juego. El juego ocupa un lugar privilegiado dentro de las rutinas infantiles, por lo que presentar los libros con un fin divertido aumentará el interés por esta práctica. Se puede jugar, a partir de la lectura y durante ella, mediante actividades creativas y divertidas con los recursos disponibles en casa (por ejemplo, leer en voz alta, inventar voces a los personajes, disfrazarse de uno de ellos, hacer una nueva carátula o ilustrar el libro, inventar un cómic o una historieta, representar con emociones acciones del texto, hacer invitaciones de lectura, montar un teatro de sombras o una obra con títeres, crear invitaciones de lectura, adaptar el libro para una película, inventarle una canción; etcétera).
Las ideas presentadas hasta aquí, relacionadas con la lectura como práctica social y las características de los mediadores, constituyen las ideas teóricas fundamentales sobre las que se crea el proyecto de mediación de lectura ¡Mantenga a las niñas y los niños cerca de los libros!, el cual se describe a continuación.
2.3 El proyecto ¡Mantenga a las niñas y los niños cerca de los libros!
¡Mantenga a las niñas y los niños cerca de los libros! tiene como propósito impulsar la mediación de lectura en tiempos de Covid 19, sugiriendo formas distintas de interactuar y participar con los libros. Surge como una alternativa que proporcione a las familias actividades educativas y divertidas para realizar en casa. A partir de leer un libro, se sugieren actividades para disfrutar, aprender y compartir lo leído. Este proyecto, coordinado por las autoras de este artículo, propone convertir la lectura de un libro en una costumbre familiar, donde la mediación de las y los adultos esté presente en forma de preguntas y juegos.
Este proyecto realza el valor que tiene la promoción y el fomento de lectura en la infancia (Brunner, 2013; Carrasco, 2018), en un contexto donde los esfuerzos llevados a cabo en nuestro país son insuficientes (Laguardia, et al., 2008). Tiene como antecedente la realización del taller “Leer, divertirnos y aprender sobre profesiones”, desarrollado con niños y niñas de primer grado de una escuela primaria del municipio Boyeros, en La Habana. Además, articula el quehacer de dos instituciones que han trabajado en el tema: la Biblioteca Nacional de Cuba “José Martí”, específicamente con el proyecto “Biblioteca, libros y lectura: acciones desde la psicología”; y la Facultad de Psicología de La Universidad de La Habana, con el proyecto “Promoción e intervención de la lectura. Perspectivas y retos”.
Un desafío asumido por las coordinadoras del proyecto lo constituye la selección de los textos destinados a niños y niñas. Se intenciona el protagonismo de autores y autoras cubanas, con el objetivo de reforzar el amor por lo autóctono. La lírica y la prosa de todos los tiempos encuentran aquí un lugar para ampliar el diapasón cultural de la infancia y la familia. Se trata de contar con una diversidad de temas, donde se trabajen la equidad de género, la familia, la amistad y el amor, la naturaleza, el cuidado del medio ambiente, la conservación de las especies, los miedos, etcétera. Todo mediado por la fantasía como facultad humana a fomentar desde edades tempranas.
Los textos seleccionados tienen un alto valor estético. Son libros que tocan la sensibilidad, e inducen de manera general a una participación más activa del lector en su mundo. Teniendo en cuenta el derecho de autor, se selecciona un fragmento de cada texto. Según González et al., (2020) la relativa brevedad de esos fragmentos propicia lecturas rápidas que, en convergencia con la actualidad y el sugestivo tratamiento de los temas, atrapan al lector.
Se incluyen en la propuesta semanal del proyecto, diferentes tipos de lecturas que acompañen al libro en cuestión (invitaciones a consultar en el diccionario el significado de palabras de difícil comprensión, lectura de datos curiosos sobre algunos elementos que aparecen en el texto, invitación a investigar datos de la vida y obra de los autores, enlaces para acceder a adaptaciones de la misma lectura propuesta), teniendo en cuenta las ideas de Cassany, (2012), cuando rescata la multiliteracidad como una de las nuevas formas de literacidad. La multiliteracidad hace referencia al hecho de que en la actualidad leemos muchos textos y muy variados en breves espacios de tiempo. Es importante educar a los niños y las niñas para que reconozcan cualquiera de estos tipos como prácticas legítimas de lectura y aprovechen sus particularidades.
El tiempo en casa resulta propicio para descubrir libros en familias y disfrutar su lectura. Utilizarlos no solo para actividades escolares sino también para jugar y divertirse constituye una buena estrategia para motivar a las niñas y los niños a este hábito. De esta forma se aprovechan los beneficios de la lectura como proceso que permite aprender y potenciar capacidades para concentrarse, comprender, ejercitar la memoria, desarrollar la imaginación y creatividad.
Siguiendo los principios anteriores se diseñan las actividades de cada semana. Estas responden a las características del desarrollo psicológico de las edades y se señala en el texto la edad aproximada correspondiente para cada juego. Tres momentos los agrupan: antes, durante y después de la lectura; este último incluye a su vez otras acciones que se pueden realizar a lo largo de la semana. Van desde información curiosa sobre los autores e ilustradores, para despertar el interés por la propuesta, preguntas de comprensión lectora, hasta juegos de expresión corporal, artes plásticas, manualidades, juegos tradicionales y disfraces.
Se utilizan especialmente las preguntas por ser una herramienta de mediación fundamental para invitar a realizar inferencias, construir hipótesis y prestar atención a los detalles (Durán y Fittipaldi, 2010). Por tanto, la solicitud de fundamentaciones como complemento de la lectura (¿por qué se titulará así el libro?, ¿por qué pasa esto?, ¿por qué el personaje hace aquello?, ¿por qué es así el protagonista?, ¿qué crees que pasará ahora?, ¿qué habrías hecho tú en su lugar?) contribuye a fomentar la lectura comprensiva y a la formación de lectores y lectoras críticos, capaces de interpretar los sentidos de los que leen y tomar posición al respecto.
Brindar a las niñas y los niños datos sobre los autores, las ediciones del libro, el origen de las ilustraciones etcétera, puede aumentar la motivación y ayudarles a comprender su obra. Cassany (2006, 2011) sugiere tres formas para acercarse a los libros: leer las líneas, leer entre líneas y leer tras las líneas. Comprender las líneas de un texto se refiere a comprender el significado literal, la suma del significado semántico de todas sus palabras. Leer entre líneas, incluye lo que se deduce de las palabras, aunque no se haya dicho explícitamente; las inferencias, presuposiciones, ironía, dobles sentidos, etcétera. Y lo que hay detrás de las líneas es la ideología, el punto de vista, la intención y la argumentación que apunta el autor. Un recurso interesante de fomentar la lectura entre y tras las líneas es acercar a los y las pequeñas no solo a la obra sino a la vida del autor o autora.
El proyecto ¡Mantenga a las niñas y los niños cerca de los libros! demanda reinventar las acciones presenciales habituales con los libros en la infancia, así como, reenfocar la comunicación. Se pensó en el espacio digital por la posibilidad de tener acceso a un texto que puede no estar en casa, y por el alcance que tiene en llegar a una cantidad ilimitada de personas, aunque se reconoce el alcance limitado de este en nuestro país, por cuestiones técnicas y económicas. Dicho cambio implica también dirigirse a familiares por ser quienes tienen más fácil acceso a las tecnologías.
Resulta un paso importante encontrar una plataforma comunicativa afín con las características de la propuesta. Debe ser un escenario digital que acepte textos e imágenes para las sugerencias a las familias. Si bien las redes sociales pueden reconocer estos códigos, la extensión de la redacción no es coherente con su dinámica comunicativa. Se apuesta por las páginas web de las respectivas instituciones las cuales cuentan con un gran potencial para este tipo de acciones, aunque no suficientemente aprovechado y sin antecedentes de experiencias similares. Asimismo se valora la posibilidad de blogs nacionales de referencia para la promoción de la lectura infantil y bibliotecas digitales con textos disponibles para niñas y niños, tanto cubanos como extranjeros; los que lamentablemente no abundan.
La página web de la Biblioteca Nacional de Cuba “José Martí” (www.bnjm.cu) se convierte en la primera anfitriona, en su sección de noticias debido a que el espacio ideal para acogerla –Biblioteca Digital Infantil-Juvenil– se encuentra en fase de rediseño. Se suma a la iniciativa el blog dirigido a la infancia “La parte azul del arcoíris” (https://laternura.wordpress.com) de Alina I. R. periodista y guionista, Premio Nacional “La Edad de Oro” 2005, otorgado por la Editorial Gente Nueva del Instituto Cubano del libro.
No se desaprovecha, a su vez, el impacto de las redes sociales para llegar a más familias. Facebook se convierte en un excelente promotor de ¡Mantenga a las niñas y los niños cerca de los libros!, a partir del diseño de infografías del libro de la semana y sus actividades correspondientes, con el acceso al link de los sitios mencionados anteriormente por si se desea ampliar la información. Para la elaboración de este formato se cuenta con la colaboración voluntaria de los estudiantes Hermes Rodríguez Aguilar, del Instituto Superior de Diseño Industrial y Patricio Ferrer González de la Facultad de Psicología, de la Universidad de La Habana.
Este ejercicio pone en evidencia la importancia de potenciar y trabajar en post de la cultura de la informatización en los y las profesionales, como recurso para socializar saberes en función del bienestar y desarrollo de la sociedad, así como, la pertinencia de multiplicar la accesibilidad a las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (NTics). En este sentido, privilegiar los portales nacionales resulta una buena opción debido a su menor costo de datos de navegación y su resonancia con los valores de la identidad nacional.
La convocatoria a compartir opiniones y nuevas actividades siempre acompaña la experiencia. De este modo, se incorporan nuevas ideas al espacio desde las voces de personas compulsadas por sus vivencias personales y profesionales. Se refleja así, desde una lectura sistémica, la esencia colaborativa que está de fondo en ¡Mantenga a las niñas y los niños cerca de los libros!
III. A modo de conclusiones
El proyecto de mediación de lectura ¡Mantenga a las niñas y los niños cerca de los libros! surge como alternativa para impulsar la mediación de lectura en tiempos de Covid 19, sugiriendo a las familias formas distintas de interactuar y participar con los libros. En un momento donde se hizo necesario permanecer largo tiempo en casa, y la convivencia supuso compartir más espacios entre miembros de la familia, la lectura se muestra como una actividad para ocupar productivamente el tiempo de los niños y las niñas, a la par que se divierten, aprenden y experimentan nuevas formas de interactuar con los adultos.
Un reto fundamental al que se enfrenta el proyecto es obtener mayor retroalimentación por parte de los lectores y las familias, con vistas a la sistematización de los resultados alcanzados durante esta primera etapa y a seleccionar otros textos desde los intereses e inquietudes de los usuarios. De esta forma, las nuevas propuestas de actividades y los libros seleccionados, podrán adaptarse a las críticas que surgen desde la puesta en práctica de las propuestas en los hogares.
Otro desafío es ampliar su alcance y trabajar en el diseño de propuestas para adolescentes con textos y actividades acorde a las características de este grupo etario. Se incluirían textos de la Colección Veintiuno, de la editorial Gente Nueva. La Colección Veintiuno surge en el año 2007 como una colección de literatura contemporánea, cubana y extranjera, dirigida a niños, adolescentes y jóvenes con temas representativos de los intereses y urgencias de sus destinatarios, incluidos temas considerados difíciles o tabú, y con maneras de hacer desprejuiciadas y novedosas (González et al., 2020).
En medida en que la situación epidemiológica generada por la Covid-19 lo permita el proyecto se plantea, sin abandonar las plataformas digitales, la realización de acciones presenciales con niñas, niños y adolescentes en espacios escolares y comunitarios. Además del diseño e implementación de talleres educativos sobre la importancia de la mediación docente y familiar para el desarrollo de hábitos de lecturas en la infancia, así como estrategias para su desarrollo.
¡Mantenga a las niñas y los niños cerca de los libros! visibiliza la oportunidad que brindan las NTics para el desarrollo de iniciativas de promoción de lectura en el contexto cubano; así como las limitaciones de las opciones disponibles. La puesta en acción del proyecto apuesta por la creación de blogs nacionales y bibliotecas digitales cubanas que rescaten y pongan al alcance de las familias libros de calidad de origen nacional y extranjero para todas las edades, incluidos los y las bebés. Al mismo tiempo, aboga por el diseño de aplicaciones y/o libros digitales en formatos novedosos que acompañen las prácticas lectoras en los hogares e instituciones docentes; con los recursos disponibles y el potencial humano existente en nuestro contexto. Ante estas iniciativas se suman nuevas oportunidades de colaboración que enriquezcan las propuestas del proyecto.
Referencias bibliográficas
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Notas
1 Nuevos Estudios de Literacidad (NEL) campo emergente que desde hace veinte años ha reunido a estudiosos de múltiples disciplinas para reflexionar sobre la literacidad como práctica social.