ULAPSI – ENTRETEJIENDO RECUERDOS, DATOS, VIVENCIAS Y OPINIONES SOBRE LO REALIZADO Y LO QUE ESTÁ POR REALIZAR
Manuel Calviño
Facultad de Psicología, Universidad de La Habana
Resumen
La Unión latinoamericana de entidades de psicología (ULAPSI por sus siglas en español) forma parte de los procesos de acercamiento, colaboración y unidad de los profesionales de la psicología en el continente latinoamericano. Creada fuera de los marcos institucionales tradicionales y hegemónicos, ha defendido la necesidad de hacer una Psicología con y para América latina. En el presente trabajo se presentan algunos de los logros y de las tareas pendientes de la Unión.
Palabras clave: Psicología latinoamericana, ULAPSI.
Abstract
The Latin American Union of Psychology Entities (ULAPSI) is part of the processes of rapprochement, collaboration and unity of psychology professionals in the Latin American continent. Created outside the traditional and hegemonic institutional frameworks, it has defended the need for psychology with and for Latin America. The present work presents some of the achievements and the outstanding tasks of the Union.
Keywords: Latin American Psychology, ULAPSI.
“Realizaron la labor de desunir nuestras manos
y a pesar de ser hermanos nos miramos con temor.
Cuando pasaron los años se acumularon rencores
se olvidaron los amores, parecíamos extraños”.
Pablo Milanés
“El pueblo unido jamás será vencido”.
Sergio Ortega – Quilapayún
En el Prólogo a la edición rusa de Más allá del principio del placer, escrito por Vygotsky y Luria, y del que solo conservo, lamentablemente esta cita tomada sin referencia, y en ruso en su original, afirma que “La ciencia no consiste solo en problemas resueltos, en respuestas encontradas, en afirmaciones de leyes seguras. La ciencia significa en máxima medida procesos de descubrimiento, propuesta de problemas, la tentativa y el riesgo”.
Desde las epistemologías positivistas, aún dominantes en nuestro continente, se hace imposible un pensar dialógico asimilable en los espacios de la construcción científica. Gracias a las superaciones epistémicas y metodológicas, incluso enarboladas por muchos especialistas en nuestro continente, gracias a la resignificación de la noción de cientificidad desde las miradas más iconoclastas de psicólogas y psicólogos latinoamericanos, la contribución al saber científico de la Psicología y de su historia en América Latina anda por caminos y veredas diversos, que la enriquecen, la hacen por momentos más humanas y apegadas a la experiencia.
El escrito que he preparado, respondiendo afirmativamente a la amable invitación de la actual administración de la Unión Latinoamericana de entidades de Psicología (a partir de este momento ULAPSI) es un ejercicio combinado, ecléctico, flexible y sin más pretensión que el narrar lo que he vivido en un período de compromiso e implicación que mantengo con la Unión, como le llamo de manera afectuosa y esperanzada.
Antecedentes y razones
Sin mayor pretensión que la de hacer marcas en la historia que da lugar a la Unión Latinoamericana de entidades de Psicología (ULAPSI), es necesario considerar que, como tantas veces ha sucedido en la historia, los encofrados institucionales están hechos por personas que anticipan en sus visiones y acciones, necesidades y demandas imperiosas del desarrollo social, incluyendo las de la psicología. La lista de nombres que forman parte de manera indirecta en la aparición de ULASPI es lo suficientemente voluminosa como para saber que cualquier intento será incompleto. Pero no puedo dejar de mencionar al menos algunos: Rogelio Díaz-Guerrero, José Bleger, Silvia Laine, José Miguel Salazar, Orlando Fals Borda, Ignacio Martín-Baró, Emilio Ribes.
Ya en los setenta Díaz-Guerrero comentaba:
Creo que ha llegado el momento de que Iberoamérica se despoje de las cadenas del colonialismo de psicologías provenientes de Europa y Angloamérica … de que, por un lado, sometamos a comprobación las afirmaciones que al respecto de la psicología humana en general se han hecho por autores alejados de la idiosincracia iberoamericana, y … de que desarrollemos nuestras propias concepciones al respecto de la estructura, del funcionamiento y de las características específicas de las personalidades de nuestros pueblos (Díaz-Guerrero, 1971, p. 6).
Pero para el primer decenio del nuevo siglo, el cambio aún se percibía como incipiente, siendo que las esencias del problema seguían (siguen) activas. Como escribió Martín-Baró:
La miseria de la psicología latinoamericana hunde sus raíces en una historia de dependencia colonial que no coincide con la historia de la colonia iberoamericana, sino con el neocolonialismo del “garrote y la zanahoria” que se nos ha impuesto desde hace un siglo. El “garrotazo cultural” que diariamente reciben nuestros pueblos con frecuencia encuentra en la psicología un instrumento más entre otros para moldear las mentes y un valioso aliado para tranquilizar conciencias al explicar las indudables ventajas de la zanahoria modernista y tecnológica.
Podemos sintetizar en tres las principales causas de la miseria histórica de la psicología latinoamericana, las tres relacionadas entre sí: sus mimetismos cientista, su carencia de una epistemología adecuada y su dogmatismo provinciano (Martín-Baró, 2006, p.8).
Los movimientos de la llamada Psicología Social Crítica, la Psicología de la Liberación, la Psicología Social Comunitaria, y también otros producidos desde las rupturas latinoamericanas con el psicoanálisis institucionalizado en Europa –dígase Plataforma, vienen a dar cuenta de los primeros intentos de agrupamientos entre profesionales psi (no es posible desconocer que no fueron solo psicólogos, sino también en algunos casos psiquiátras) siguiendo el camino del fortalecimiento en la colaboración, la unión, la creación de frentes supra-personales. La superación del momento individual para ingresar en el ejercicio colectivo de las ideas, y su realización en prácticas científicas, profesionales, políticas.
Sin embargo, como señala Gonzalez:
… no basta la originalidad, la viabilidad de las propuestas, las publicaciones ni el número de citas que las avalen, todos ellos elementos importantes para juzgar la relevancia de una dirección de trabajo, pero es necesario analizar los mecanismos institucionales y las características de una subjetividad social que, más que reconocer lo propio y estimularlo, llevan a la sobrevaloración de lo externo, lo que representa un rasgo dominante de una psicología dependiente y colonizada.
Se hace necesario revisar los mecanismos institucionalizados de promoción y desarrollo de la ciencia en el continente. Es preciso estimular los intercambios universitarios y entre centros de investigación en América Latina, y luchar por presupuestos para proyectos en la región (González, 2009).
Al decir del Che, se trata de que si no existe la organización, las ideas, después del primer momento de impulso, van perdiendo eficacia, y la tarea es demasiado importante como para dejarla en manos de lo que pueda suceder. Hay que tomarla de la mano de lo que se quiere que suceda.
Es así que podemos definir la necesidad que hace emerger la construcción de una Unión –acción y resultado de unirse; asociación de personas con unos intereses comunes; relación sentimental entre personas; correspondencia de voluntades, opiniones o de otras cosas entre varias personas- latinoamericanas– no tanto en su dimensión geográfica, que también lo es, sino sobre todo en su dimensión intencional: “uma Psicologia que compreenda a realidade dos processos culturais próprios desses países e responda aos demandas específicas de suas realidades… uma Psicologia plural, no diálogo interno e externo que contribua significativamente para a integração latinoamericana”(Declaración de Principios ULAPSI, 2017) de Entidades –colectividad, organismo, público o privado creados para desarrollar una actividad financiera, cultural o política, incluso: edificio donde tiene su sede una institución– de Psicología.
Como se conoce, luego de unas primeras aproximaciones junto al MercoSur, y de encuentros sucesivos en Uruguay, Chile y Argentina, en la Ciudad de Puebla, México, en el 2002, surge ULAPSI.
El mero hecho de haber logrado la creación de una Unión Latinoamericana, sin espacio para el hegemonismo norteamericano ni el europeo, que incluye a más de cincuenta entidades de psicología, de varios países de la región –Argentina, Bolívia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Paraguay, Perú, Puerto Rico, Uruguay–, e incluso una organización de carácter continental (ALFPESI), ha sido y es razón contundente para considerar el proyecto, como un logro histórico de los psicólogos y las psicólogas de nuestra región.
Pensemos que para los profesionales de nuestros países, la asociación integradora nacida en 1951, y aún activa, es la Sociedad Interamericana de Psicología, que, además de estar constituida solo por membrecías individuales, desde sus orígenes ha contenido una poderosa influencia del estilo norteamericano de pensar y hacer la psicología –predominantemente positivista, experimentalista, políticamente aséptica, y con modelos narrativos distantes de los modelos culturales de nuestra América Latina. Cierto es que la SIP viene produciendo modificaciones más o menos cíclicas, muy relacionadas con el grupo que comanda la sociedad en un cierto período, con visos más o menos evidentes de aproximación a las problemáticas sociales, comunitarias.
Sin pretender un listar conclusivo, es posible llamar la atención sobre algunos aspectos que en estos apenas 15 quince años de existencia ULAPSI ha construido para bien del cumplimiento de su misión histórica, y en beneficio de los psicólogos y psicólogas de América Latina. Hacerlo con una mirada crítica y autocrítica, que se proyecte también de lo logrado a lo que en el futuro previsible es posible alcanzar.
Socialización expansiva de la psicología latinoamericana
La mirada –el compromiso, las propuestas, los proyectos, los saberes y haceres– de la psicología latinoamericana, de la que ULAPSI se quiere hacer cargo, “una psicología que entiende la realidad de los procesos culturales, de nuestros países y responder a las demandas específicas de sus realidades” (Declaración de Principios de la ULAPSI, 2017), ha estado bastante fuera de los poderes hegemónicos de la psicología en el continente. Entre el conocido mimetismo, la colonización subjetiva y objetiva, y el dominio institucional de los grupos tradicionales de poder, ese intento de “desarrollo de teorías psicológicas y de la práctica, científica, de esta profesión, en América Latina y para América Latina, debe ser impulsado mediante el intercambio constante y la colaboración entre profesionales y académicos, de los diferentes países, de esta región” (ídemanterior), se ha producido a pequeña escala, y sobre todo en la para-institucionalidad, en la alternatividad.
Las vías fundamentales para enfrentar tal situación tienen que ver, en primer lugar, con “la toma del poder”, lo que quiere decir que un cambio sustancial en esta dirección se producirá solo si los profesionales que abrazan las ideas de la psicología latinoamericana acceden a los espacios reales de decisión. En la experiencia de ULAPSI hay evidencias claras. Lo que ULAPSI Brasil, y ULAPSI en general, ha podido hacer cuando los directivos del consejo federal, y de los consejos regionales, han sido adeptos a la causa de la psicología latinoamericana, es inconmensurablemente mayor que lo hecho bajo la existencia de administraciones no tan comprometidas. Y esto es solo un ejemplo. Hay otros.
Mientras tanto, y sin ser excluyentes, en lo que se avanza en la penetración institucional, es imprescindible la comunicación, la socialización no solo de qué es ULAPSI, sino y sobre todo de qué hace ULAPSI. No solo de qué es la psicología latinoamericana, sino de qué hace. Esto es, de alguna manera, posicionar lo que hacemos, lo que somos, lo que queremos. Generar un movimiento en pro del establecimiento de la autoridad científica, profesional y política de la Unión. La autoridad es la mejor forma de un posible poder legítimo, que instaure la horizontalidad no solo de la justicia social, sino también de la institucional y la epistemológica.
En este sentido, quiero llamar la atención al menos sobre dos aspectos íntimamente enlazados en los logros y los avatares de la Unión: la creación de la Biblioteca Virtual de Psicología (BVS Psi ULAPSI), por una parte, y por la otra la revista Psicología para América Latina.
La BVS Psi ULAPSI, es uno de los proyectos de importancia capital en la misión de la Unión. El desconocimiento de lo que se hace en la psicología latinoamericana es grande, y con un sentido profundamente colonizador.
En una encuesta que realicé a más de treinta decanos de Facultades y Escuelas de Psicología en América Latina, el 86% de los encuestados refirió que el uso de bibliografía de autores latinoamericanos en las mallas curriculares de sus centros de formación de psicólogos, en América Latina, estaba por debajo del 50%. Más específicamente, el 50% refirió que dicho uso estaba por debajo del 40%. Siendo contradictorio, que el 90% de los encuestados refirió que más del 80% de las prácticas docentes, y trabajos de investigación que hacen los estudiantes durante su período de formación en la carrera, están vinculados a problemáticas locales, regionales, del país en el que viven estudiantes.
Dicho, no sin ironía, los estudiantes latinoamericanos de psicología, hacen sus trabajo preprofesionales vinculados a temas como la violencia, los efectos de la pobreza, la (des)educación, la disfuncionalidad familiar, y otros, en comunidades latinoamericanas, leyendo y estudiando a Skinner, Freud, Lacan, Rogers, y otros más contemporáneos, pero de orígenes similares.
Lleva razón Barrero cuando afirma:
Solo cuando la psicología latinoamericana estudie y conozca a sus pensadoras y pensadores, podrá salir al encuentro dialógico de las filosofías extranjeras. Esta es una forma concreta de participación democrática desde la psicología. No se trata de negar los importantes aportes de la filosofía en general para nuestra psicología, pero ello resulta mucho más efectivo cuando se hace desde el profundo conocimiento y defensa de nuestras raíces (Barrero 2017, p. 219).
La BVS Psic ULAPSI, es un intento de lograr que el problema antes explicitado, no tenga en su construcción una insuficiencia de lecturas accesibles de manera absolutamente libre. El problema es mayor: pasa, entre otros, por políticas gubernamentales, por hegemonías editoriales, también por los modelos de formación de los cuerpos profesorales, su concepto de cientificidad, sus “adicciones” teóricas, y también por prejuicios, rutinas, costumbres, y obviamente facilidades.
La biblioteca virtual ya existe (o debería decir, solo existe por el momento) en Argentina (http://bvs.psi.uba.ar/php/index.php), en Brasil (http://www.bvs-psi.org.br/), Colombia (http://www.bvs-psi.org.co/), Paraguay (http://ulapsi.bvs.org.py/) y en Uruguay (http://www.bvspsi.org.uy/php/index.php). Y a ellas puede acceder libremente todo el que lo desea. Es mucho. Es poco.
Una tarea al futuro inmediato: la creación de las bibliotecas, en todos los países en los que haya al menos una entidad miembro de la Unión. Esto es algo que se ha planteado desde los primeros años, y ha sido tarea de todos los que hemos tenido alguna responsabilidad al frente de ULAPSI. Sin embargo, nos hemos tropezado con dificultades varias. La fundamental, desde mi punto de vista, la carencia sentida de la institucionalidad formal de ULAPSI, con los beneficios y las dificultades potenciales que esto pueda tener.
La institucionalidad significa, desde una personalidad jurídica propia, hasta la existencia de un equipo profesional de dedicación (casi) absoluta, que pueda dedicar más tiempo a las tareas estructurales, funcionales y administrativas de la Unión. La ULAPSI se ha apoyado, en cada país, en entidades miembro. Pero esto es insuficiente. Es necesario un centro de coordinación general. Una estructura que se ocupe de administrar (cuenta bancaria, página web, facebook, etc.), supervisar y controlar (estado de cuentas, pagos de membrecía, etc,), organizar (actividades científicas, profesionales, así como el funcionamiento de la asamblea, el consejo deliberativo, y la junta ejecutiva).
La institucionalidad, sometida a debate en varias ocasiones, representa ciertos peligros potenciales: radicación (¿se alzará un país, por efecto de la radicación geográfica, con un cierto hegemonismo institucional?), sostenibilidad (¿puede la Unión, con los exiguos ingresos que tiene, sostener un aparato administrativo con erogaciones estables?), burocratización (¿será que la dedicación absoluta a tareas administrativas genere un modelo burocrático de funcionamiento?). Pero más allá de los peligros, un fantasma recorre ULAPSI desde su fundación: El fantasma del poder.
La revista Psicología para América Latina es, a mi juicio, otro “brazo armado” de la conversión en realidad de los sueños y las utopías realizables de ULAPSI. Su publicación comenzó, con un primer número 0, en el año 20102., y se mantiene en la actualidad. Sin embargo, no ha tenido, sobre todo en los años recientes (2015 y 2016) la estabilidad requerida para este tipo de publicación (Ver tabla 1.)
La inestabilidad ha estado asociada, a mi juicio, a dos factores fundamentales. En primer lugar, la inestabilidad en el trabajo de algunos de los editores de la revista, las condiciones en las que realizan esta labor que incluye prácticamente todas las tareas en tanto el funcionamiento de los comité editoriales no ha sido el más satisfactorio. En segundo lugar, –lo que necesita de una discusión mucho más profunda–, la baja disposición activa del gremio profesional de publicar sus trabajos, reflexiones, experiencias. Esto es algo que, como todo, tiene también un carácter multicausal.
Creo que el ejercicio de esa psicología latinoamericana, que se ubica en lo fundamental en el campo operativo, se percibe más haciendo que registrando lo que se hace. La conciencia de valor de lo que se hace, se ubica precisamente en el acto de su realización. Pero no siempre se toma conciencia de la importancia que puede tener el compartir la experiencia con otros profesionales. En más de una ocasión nos encontramos en los congresos que organizan diversas asociaciones, incluyendo los que organiza ULAPSI, que en varios países del continente se están realizando experiencias similares o cercanas, y sin embargo “no se conocen” entre sí. La comprensión del valor de la comunicación, de la socialización de lo que se hace es algo que debemos trabajar todos, y empeñarnos en pasar “del acto al pensamiento” (recordando a Wallon), y del pensamiento a la escritura.
Año de publicación de la revista |
Números publicados |
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2002 |
0 |
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2003 |
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2004 |
1 |
2 |
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2005 |
3 |
4 |
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2006 |
5 |
6 |
7 |
8 |
2007 |
9 |
10 |
11 |
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2008 |
12 |
13 |
14 |
15 |
2009 |
16 |
17 |
18 |
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2010 |
19 |
20 |
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2011 |
21 |
22 |
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2012 |
23 |
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2013 |
24 |
25 |
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2014 |
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27 |
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2015 |
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2016 |
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2017 |
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Tabla 1. Publicación de la revista Psicología para América Latina (ULAPSI)
Fuente: página de la revista Psicología para América Latina: http://www.revistapsicolatina.org/
Un aspecto, directamente vinculado al anterior, es la representación dominante, entre los profesionales psi de nuestro continente, de que una publicación, un trabajo publicable, es solo aquel que cumple con los patrones de estructura y contenido que resultan ser rehenes de las publicaciones hegemónicas. Una suerte de “filtro inhibitorio” que ha sido inoculado desde la academia más retrógrada y conservadora de la psicología en América Latina. Está ha dictaminado (y dicatamina) qué se publica, cómo se publica, y dónde se publica.
Esto se ha exacerbado hasta el paroxismo con la entrada en el juego de la noción de “publicaciones impacto”. Como ya escribí antes:
… entramos en la “hegemonía de las revistas”. La cita de la revista como evidencia del impacto, de importancia. La revista como el lugar de condensación del saber significativo, de la excelencia, de la calidad.
Pero, ¿quién construye la hegemonía de la revista? Es decir, ¿dónde está el poder fáctico? Para que determinada revista tenga un factor de impacto, la misma debe ser rastreada por Thomson Scientific (ISI) durante tres años. Es una perversión auténtica: La delirante ISIs es la dueña, casi absoluta, de la definición de qué tiene o no impacto. Así, si alguien quiere saber si lo que hace tiene o no impacto, tiene que ir al Journal Citation Reports (http://www.accesowok.fecyt.es/jcr ), abrir sus contenidos elaborados por el Institute for Scientific Information (ISI), y como postulante en período de selección, esperar que la voz omnipotente del “delirio paranoide” sancione favorablemente (Calvino 2015, p. 56 ).
ULAPSI tiene por delante una tarea, una batalla, fundamental: No ceder a las fascinaciones de las publicaciones de impacto. No entregarse a modelos formales de indexación que, además de ser un atentado a la identidad, a la cultura psicológica y su narrativa en América Latina. Imponer el sentido latinoamericanista de sus publicaciones, hacerlo prevalecer. Demostrar al mundo académico, hegemónico, la calidad social, política, científica y social de sus publicaciones (incluyendo la producción de textos, la puesta en marcha de su sello editorial).
Es imprescindible pensar en publicaciones de acceso libre, en las que encuentren espacio los modos diversos de producir y narrar los conocimientos, que expresen la búsqueda de la verdad no solo como procesos legitimados por los cánones tradicionales de la ciencia, sino también con las dosis de pensamiento heurístico, de procesos estocásticos, de creatividad e innovación simbólica, propia de la espiritualidad latinoamericana. Que estas publicaciones sean espacios propios y naturales de comunicación de los profesionales del continente. Que sean reconocidas como espacios de publicación científica y profesional. Que en nuestras universidades no se valore más la publicación en una revista anglosajona o europea, que en una propia (ídem anterior, p. 65).
La realización de cinco Congresos (I Congreso, San Pablo-Brasil; II Congreso, La Habana-Cuba; III Congreso, Ciudad México-México; IV Congreso, Montevideo-Uruguay; V Congreso, La Antigua-Guatemala; VI Congreso, Buenos Aires-Argentina) ha sido, sin duda alguna, un modo de expansión de la Psicología Latinoamericana desde la acción de ULAPSI. Miles de profesionales y estudiantes de psicología han participado en intercambios de primera mano, cara a cara, se han reconocido en sus prácticas, formas de pensar, y han reconocido la riqueza de la psicología de vocación latinoamericanista, que se hace “desde la realidad diversa de nuestro continente, el compromiso con las prácticas profesionales empeñadas en el respeto a los derechos humanos, la justicia social, la independencia, la defensa de las identidades, el desmontaje de las hegemonías, la construcción de una América Latina con todos y para todos los latinoamericanos” (Declaración de Principios de la ULAPSI, 2017).
En la perspectiva de desarrollo, ULAPSI ha de plantearse la organización de congresos más diferenciadores, lo que ha sido logrado ocasionalmente (me remito sobre todo al Congreso en La Habana, y el que se realizó en La Antigua), pero que aún puede ser mejor logrado. Salirse de las formas tradicionales de las decenas de congresos que se organizan en el continente. Congresos convocantes, en sus formas de organización y participación, a la discusión de los temas clave, al diálogo entre los diversos actores, al establecimiento de relaciones de trabajo que avancen sus actividades entre congreso y congreso, para que estos no sean la meta, el proceso y el producto final. En esta dirección los llamados “Grupos de Trabajo-ULAPSI” (Ver Tabla 2) tendrán que estabilizar su trabajo. Convertirse en dispositivos de trabajo conjunto real, no formal.
Tabla 2. Grupos de trabajo de ULAPSI.
Información tomada de la web de la Unión: http://ulapsi.org/web/
Los congresos son también fuente de sostenibilidad del proyecto, lo cual no deja de ser importante. La sostenibilidad de ULAPSI no es solo del orden de lo conceptual, lo científico, lo profesional, lo político y lo ético, sino también del orden de lo económico. Y esto no debe ser olvidado. Un proyecto sin sostenibilidad económica, está en trance de desaparición. No podrá avanzar al ritmo de sus necesidades y demandas. Y el de ULAPSI no es una excepción.
Un modelo institucional democrático y participativo
Quizás una de las bases tácitas de la Unión, que es necesario explicitar, está en el sentido mismo de la participación. La clásica pregunta que envuelve a tantas prácticas profesionales de la psicología, ¿Qué esperas? (recibir, modificar, encontrar, cambiar, mejorar, superar, aprender, etc.) forma parte también de una definición de participación en las asociaciones profesionales de nuestro continente (y no solo del nuestro).
En muchas situaciones en las que me encontré facilitando el ingreso de una entidad a la Unión, me encontré que una pregunta clave aparecía una y otra vez: ¿Qué da ULAPSI a sus miembros? Son como las “ventajas” esperadas de la pertenencia. Algunas entidades de las que se acercaron ya tenían su propia respuesta prevista: pertenencia a una organización internacional (continental), facilidades para publicar, participar en congresos, y otras que, por vergüenza ajena, prefiero ni repetir (aunque estas entidades, obviamente, no ingresaron). Tiene que ver, con el modelo básico de transacción capitalista precio/beneficio. Por lo que pago, recibo (incluso de los impuestos).
ULAPSI intenta cambiar la regla del juego: No se viene a recibir. Se viene a dar, se viene a compartir lo que se tiene. Y esto es algo de gran valor paradigmático, ético y político. Desde la “material” cuota anual, en la que se establece un valor de referencia, pero cada entidad da lo que puede dar, hasta la participación ad honore en todas y cada una de las funciones que realizan sus miembros, incluidos los miembros de los órganos de administración: “El ejercicio de las funciones correspondientes a los órganos de la administración de la ULAPSI, no será remunerado, bajo ningún concepto” (Estatuto de la ULAPSI)
Más aún, la Psicología Latinoamericana está en construcción, por lo que cualquier acercamiento a ella no es sino un intento de formar parte de un proceso de creación colectiva, en el que siempre se aporta, en el que lo que se necesita es que todas y todos aporten. “Tenemos que reconocernos efectivamente como hermanos que construimos otra Psicología para América Latina. Tenemos que liberarnos de ese lastre de la colonización de la Psicología si queremos ayudar en la construcción de nuestra autonomía y soberanía afectiva, intelectual, relacional y espiritual” (Barrero, 2017, pp. 15-16).
Se trata de generar otro modelo institucional, alternativo a los modelos desde los que se ha hecho psicología en este continente.
Las instituciones que se instituyen desde formas alienadas, colonizadas, necesitan ser sustituidas por las nuevas instituciones desalienadas. Lo que supone actores para esas instituciones, que en el proceso de desalienar encuentren su propia desalienación. Y esto es una cuestión de doble inscripción: política y científica. Se trata de la construcción de subjetividades nuevas, capaces de construir las nuevas instituciones. Una cuestión primaria emergente: ¿Cómo el sujeto alienado se “deshace” de la alienación? Los modos enraizados de ver la vida que son construidos y construyen el proceso, son eso: estructuras profundas que hacen emerger formas de actuar. El proceso de desarticulación de la “miseria-alienación”, necesita, exige, de nuevas construcciones alternativas (Calviño, M. 2014, p.181).
Que ULAPSI ha avanzado en la búsqueda de ese modelo institucional distinto, libre de los modelos colonizados de organizarse y estructurarse, es cosa no dudable. Pero, como señalé antes, que un fantasma recorre ULAPSI desde su fundación: El fantasma del poder, considero que tampoco es objetivamente cuestionable. Las fantasías introyectadas de las relaciones de poder, el autoritarismo, las hegemonías exclusivistas, etc. a las que ha estado sometida la psicología en nuestro continente durante tantos años, han calado hondo en nuestros prejuicios y temores, y se manifiestan en la generación de tensiones de trabajo.
Personalmente lo he visto (y vivido) en los diferentes grupos de administración que los he estado durante algo más de ocho años (primero como representante de Cuba, y después como secretario general). No han faltado los excesos de sospecha y suspicacia, por momentos infantilismos radicales, incomprensión del sentido de colaboración, participación, compromiso. La realidad de los ejercicios de poder, se transfieren como fantasías a prácticas distantes y distintas. Algunas como dimensiones personales. Otras como representaciones compartidas por grupos o entidades. Esto puede terminar por desarticular el trabajo de la Unión.
El desarrollo de la capacidad para poner los objetivos de la Unión por encima de las formas obsolescentes de pensamiento, será la fuerza capaz de dejar atrás los intentos frustrados, no solo por las injerencias externas, sino sobre todo por las resistencias internas. La ULAPSI será muy difícil de destruir por la acción de sus detractores externos. Pero nosotros mismos podemos ser los actores de su disolución. Y este pensamiento es necesario tenerlo constantemente en alerta como instrumento de la necesaria introspección autocrítica y orientadora de las actitudes colectivas e individuales.
Creo conveniente también señalar algunas cuestiones que considero relevantes en el necesario proceso de perfeccionamiento de la democracia interna de ULAPSI.
- El sentido latinoamericanista de la Unión se manifiesta en la propuesta de un modelo organizativo “transnacional”, más exactamente continental, de la región. Esto hace una diferencia sustancial con el resto de las asociaciones tradicionales regionales. El concepto de país, queda subordinado al concepto de América Latina. Y con esto el actor activo es la entidad. Un dato interesante es que en los documentos oficiales de ULAPSI, no se usa (no se usaba) la denominación del país dónde se generaba el documento (la comunicación, declaración, etc). Se escribe: “América Latina…” y la fecha, o la firma.
La relación horizontal entre las entidades conforma el perfil institucional deseado de la Unión. Todas participan en igualdad de condiciones. La Junta Ejecutiva es un brazo instrumental de la asamblea, máximo órgano de dirección colectiva.
Sin embargo, la conformación del consejo deliberativo, abre las puertas, y de hecho se ha estado transitando por ella, a la “jerarquización” de la noción país. A pesar de que el estatuto esclarece que “El consejo deliberativo está integrado por los miembros de la junta directiva y por un delegado, oriundo de cada país, que cuente con entidades asociadas a la ULAPSI” (la negrillas son mías –M.C.), y con esto aclara que la integración es de la entidad asociada, y no del país, poco a poco se ha ido instaurando el referente de país. Al punto que muchos hablan de ULAPSI México, ULAPSI Guatemala, ULAPSI Perú, lo que representa una desviación conceptual fundamental. La Unión es Latinoamericana, no de uno u otro país.
Considero que, aún so pena de hacer más engorroso el proceso de trabajo, ULAPSI debe retomar, incrementar, y dar lugar de prioridad a los intercambios (los diálogos, las toma de decisiones, etc.) en la dimensión horizontal, entre las entidades, y no entre supuestos representantes de países, que en más de una ocasión no han sido más que representantes de sí mismo, o de la entidad que dirigen o de la que son miembro.
- La asamblea como máximo órgano de decisión ha funcionado históricamente por el principio de mayoría simple (circunstancia que se da en una votación cuando una proposición obtiene más votos que cualquier otro, aunque no consiga mayoría absoluta –más de la mitad). Esta forma de funcionar favorece la decisión concentrada en cualquier tipo de respuesta coordinada por las instituciones oriundas de un mismo país. De modo que los países con mayor número de instituciones miembro, tienen más posibilidad de hacer prevalecer los enfoques con un simple proceso de coordinación entre las entidades.
Esto ha sucedido, y también ha sido motivo de discusión. Las entidades brasileñas, sobre todo, y también en menor medida las mexicanas, vieron favorecidas sus propuestas por efecto de este sistema de votación. Por solo recordar un caso, puedo referir el del ingreso de las Facultades de Psicología a ULAPSI (de eso hablaré más adelante) que tenía el favor de muchas entidades, pero no alcanzaba el número que las entidades oriundas de Brasil por sí solas tenían, y que no apoyaban la moción de ingreso a favor de los centros docentes. Al final, prevaleció la no entrada.
Reunido en la ciudad de Montevideo, el consejo deliberativo analizó una propuesta del representante de las entidades oriundas de Uruguay acerca de la posibilidad de modificar el sistema de votación de la asamblea. Pero no prosperó.
Sería muy bueno para la salud institucional de ULAPSI reabrir el tópico del sistema de votación al interno de la asamblea, toda vez que es esta quien rige los destinos de la Unión, y estos deben gozar del respaldo mayoritario, compensado, de los miembros en base a la diversidad, y no al volumen relativo de la membrecía.
- Los estatutos consideran posible la reelección de los miembros de la junta ejecutiva y del consejo deliberativo: “El período de nombramiento, de los delegados, oriundos de los países, y de sus sustitutos, es de 2 (dos) años, siendo permitida una reelección”, y más adelante “El mandato de los miembros de la junta directiva es de 2 (dos) años, permitida una reelección”.
En el caso del secretario general, en dos ocasiones se ha hecho uso del derecho de reelección. En el de los miembros del consejo deliberativo este aspecto no ha sido observado del todo rigurosamente, construyendo alternancias en los cargos de representante (o consejero) y representante alterno.
En este sentido, hay que valorar dos cosas. Por una parte, si efectivamente la duración de dos años se evalúa como corta (o poca) para proyectar un trabajo y darle cierre, entonces es menester hacer una transformación de los Estatutos, y aprobar para todos los casos, una temporalidad mayor.
Si el tiempo establecido es correcto, si se mira no focalizado en el tiempo, solo atendiendo al trabajo de un equipo de administración, sino a la continuidad de las ideas, las tácticas y las estrategias, entonces no hay razón alguna para que se produzca la reelección, con todas las posibles desventajas que esto puede traer consigo.
Contando con un potencial humano de alto valor y probada experiencia, ULAPSI no necesita de la reelección para sus cargos administrativos. Potenciar la diversidad, la capacidad de liderazgo de muchos y muchas, el tránsito de las generaciones, es no solo más potenciador de la sanidad institucional, sino también de su funcionalidad. Más potenciador de compromisos y sentimientos de identidad y pertenencia.
Nada de esto es más que el proceso complejo y dinámico de la búsqueda de nuevas formas institucionales para garantizar, de manera más plena, la realización de la misión compartida de ULAPSI. Solo participando, dialogando, debatiendo, siendo proactivos en la elaboración y la aceptación de la crítica, haremos un camino menos zigzagueante. No hay otro secreto. O quizás sí, como ha dicho Ana Bock:
O segredo talvez esteja em uma gestão afetiva das entidades. Sei que a maioria da categoria não pensa como nós pensamos, nem estamos querendo isso, mas tenho um respeito absoluto pela existência de diversos pensamentos, porque reconheço esses diversos projetos como frutos da História… Nada do que existe no campo da Psicologia me é estranho, porque tudo tem sua justificativa no processo da evolução da profissão, inclusive o pensamento que defendo, que também tem as limitações históricas. A perspectiva histórica nos dá humildade, nos dá a capacidade de nos apaixonarmos pela questão da Psicologia, pela importância da inserção social da Psicologia na nossa sociedade; essa perspectiva nos permite a crença absoluta de que a Psicologia pode e deve se inserir na construção de uma sociedade melhor, de que ela tem condição de fazer isso. Tudo isso permite uma gestão muito carinhosa das questões da profissão (Bock , 2010)
En busca de la universidad excluida
Me acerco al cierre de este pensar en voz alta con escritura, con uno de los aspectos que considero más polémicos de la institucionalidad de ULAPSI: la exclusión estatuaria de las Facultades de Psicología como entidades potencialmente miembro de la Unión. Debo reconocer que nunca he estado de acuerdo con tal disposición, y durante varios años mantuve en jaque el asunto, por considerarlo hasta el día de hoy, de importancia suprema y estratégica: El futuro de la Psicología Latinoamericana está en las universidades, en las facultades y carreras de psicología, bajo la influencia de los cuerpos de profesores que en esos centros trabajan.
Tampoco he entendido muy bien los argumentos a mi juicio contradictorios e insuficientes de los que han defendido tal postura. Se habla de la supeditación institucional de dichos centros a las universidades que los acogen, y por ende la falta de autonomía en la toma de decisiones. ¿Quién puede considerarse con total autonomía de tomar todas las decisiones que considere? ¿Los colegios y asociaciones de psicólogos sujetas a legalidades gubernamentales impuestas? ¿Las entidades privadas imposibilitadas de legitimar en el universo académico, y por ende curricular oficial, muchas de sus funciones formativas? Espero algún día poder entender, más allá de cuánto un momento particular del crecimiento de ULAPSI, sobre todo en algunas de sus instituciones oriundas de un mismo país, pareció a algunos aconsejar que se tomara dicha decisión que compromete el futuro.
Por si esto fuera poco, ULAPSI ha desarrollado la mayoría de sus congresos con el auspicio de diversos centros univesitarios. Sus instalaciones han sido puestas al servicio del congreso, sus estudiantes han sido factor clave en la organización de los cónclaves. Y más aún, estatuariamente sí ser posibilita el ingreso de entidades estudiantiles de las mismas universidades y centros académicos que no pueden ingresar en ULAPSI.
En el Art. 6º. Se señala que
La ULAPSI está compuesta por entidades las asociadas, del área de Psicología, legalmente constituidas, con sede en países de la América Latina y que no tengan fines de lucro; cuyos respectivos actos de asociación hayan sido aprobados por el consejo deliberativo y refrendados por la asamblea general, conforme este estatuto”, y más adelante: Párrafo único: Para fines de asociación a la ULAPSI, son consideradas aptas, para solicitar la afiliación y a permanecer asociadas, las entidades sin fines lucrativos, constituidas legalmente, y con sede en países de la América Latina, que observen al menos una de las siguientes especificaciones: …D. Asociaciones estudiantiles, de centros de enseñanza de la Psicología (ver Estatuto de la ULAPSI)
De este modo, ULASPI construyó un vacío institucional en el sistema de sus entidades miembro. Excluye las entidades académicas universitarias. Vacío que un grupo de psicólogos y psicólogos miembros de entidades de ULAPSI, ha intentado cubrir con la creación y la puesta en funcionamiento de la Asociación Latinoamericana para la Formación y la Enseñanza de la Psicología (ALFEPSI).
Es evidente que falta al menos un espacio de encuentro y articulación para el diálogo constructivo entre los formadores de los psicólogos y psicólogas, que promuevan mentalidades generadoras de nuevas posibilidades que atiendan cabalmente las necesidades sociales y el mundo del trabajo; que impulsen el desarrollo de investigaciones socialmente relevantes y promuevan el posicionamiento de la psicología como una disciplina con plena capacidad para diseñar proyectos y programas trascendentes y eficaces, dirigidos a diferentes sectores y aspectos de la vida en los países latinoamericanos (Acta Constitutiva de ALFEPSI, 2011).
ULAPSI ha estado produciendo acercamientos a los temas de formación en sus congresos y reuniones, ha seguido contando con el auspicio de las universidades para realizar sus congresos, contiene ahora al menos dos entidades de entidades de formación, la ya mencionada ALFEPSI, y la ABEP (Associação Brasileira de Ensino de Psicologia), sin embargo no ha producido la necesaria transformación de su Estatuto para hacer efectiva la entrada de aquellas entidades en las que nace y crece la posibilidad de desarrollo de la psicología Latinoamericana.
Conclusión de continuidad
Mucho ha sido hecho. Mucho está por hacer. Los avatares de ULAPSI son aún incipientes. Hablamos de quince años de existencia. Plena crisis adolescente. Solo que con rasgos de maduración temprana y contundente.
ULAPSI necesita no solo de nuestra participación, sino sobre todo de nuestro compromiso. Compromiso que sea fuerte ante los embates de la contradicciones, de las diferencias –porque siendo muy similares, también somos distintos.
ULAPSI necesita de flexibilidad interna hacia y con los que nos sumamos unidos en los principios, y fuerza transformadora ante los que siguen pretendiéndose dueños de las razones y las formas en las que habría que hacer la psicología en este continente.
ULAPSI necesita vínculos afectivos saludables, creativos, enriquecedores; necesita dejar atrás las bajas pasiones enemigas de cualquier proyecto de crecimiento de la Psicología Latinoamericana. Necesita un profesional de la psicología “guiado por grandes sentimientos de amor” (Che); necesita una psicóloga, un psicólogo sensible, solidario, con una ética social, política y humana que vibre ante las injusticias, ante los flagelos que envuelven a grandes poblaciones de nuestros países.
ULAPSI necesita manos extendidas, juntas, y en acción. Necesita pensamiento y acción. Palabra y conducta. Voz enunciada, escrita, comunicada. Necesita profesionalismos, cientificidades, encauzadas desde nuestras realidades. Acceder al privilegio de la latinoamericanidad.
Si hemos llegado hasta aquí, podemos llegar mucho más allá.
Depende de nosotros. Vamos lá!
Referencias bibliográficas
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