CONOCIMIENTOS E IMPACTO PSICOLÓGICO DE LOS DESASTRES EN ESTUDIANTES DE PSICOLOGÍA: RESULTADOS DE UNA INVESTIGACIÓN Descargar este archivo (04 Conocimientos Desastres - KDiaz ALorenzo.pdf)

Kenny Díaz Arcaño

Centro de Investigaciones de la Economía Mundial (CIEM). La Habana, Cuba

Alexis Lorenzo Ruiz

Facultad de Psicología de la Universidad de la Habana. La Habana, Cuba

Resumen

La investigación se llevó a cabo en un grupo de estudiantes de Psicología de la Universidad de La Habana y sus objetivos fueron identificar las fuentes de información sobre el tema, las principales situaciones de este tipo vivenciadas y sus consecuencias psicológicas. Para ellos, se realizó un estudio no experimental de corte transversal, descriptivo. Se aplicaron dos cuestionarios y una entrevista individual estructurada. La muestra estuvo conformada por un total de 43 estudiantes. Los resultados obtenidos develaron que las principales situaciones vivenciadas por los sujetos estudiados fueron los ciclones, las inundaciones costeras y los accidentes del tránsito. Las fuentes de información sobre estos temas, fueron la televisión, la comunicación interpersonal y la radio. Las principales consecuencias psicológicas desencadenadas por una situación de desastre, refieren, fueron el nerviosismo, la ansiedad y la tristeza. En general, se apreció que en más de la mitad de los sujetos estudiados, se observa un nivel de conocimiento bajo sobre situaciones de desastres. 

Palabras claves: niveles de conocimientos, impacto psicológico, fuentes de información, emergencias, desastres.

 

Abstract

This research was conducted on a group of students from the Faculty of Psychology at the University of Havana and its objectives were designed to identify the levels of knowledge about disasters, sources of information on the subject, the main situations of this type you experienced or psychological consequences. For them, a non-experimental study descriptive cross-sectional cut was made. Two questionnaires and structured individual interviews were applied. The sample consisted of a total of 43 students. The results unveiled that the main situations experienced by the subjects were cyclones, coastal flooding and traffic accidents. The sources of information on these issues, were television, radio and interpersonal communication. The main psychological consequences triggered by a disaster, refer were nervousness, anxiety and sadness. In general, it was found that more than half of the subjects, a low level of knowledge about disaster situations is observed.  

Keywords: levels of knowledge, psychological impact, sources of information, emergencies, disasters.

Introducción

“La mayoría de los desastres que han podido ocurrir
todavía no han tenido lugar”.

(Global Assessment Report on Disasters
Risk Reduction [GAR],2015).

Sin lugar a dudas la naturaleza, desde tiempos inmemorables, ha causado grandes estragos y pérdidas a escala global.  Los desastres de origen natural, pueden ocurrir en cualquier lugar del planeta. Por múltiples razones, los países pobres sufren mucho más el impacto de estos, ya que tienen menos recursos para su prevención y reconstrucción, construyen viviendas en zonas de alto riesgo y estructuralmente más frágiles y, por lo general, existen altos índices de desnutrición y malas condiciones sanitarias y ambientales que aumentan la vulnerabilidad ante este tipo de situaciones (Organización Panamericana de la Salud [OPS], 2006). Ahora bien, no solo la naturaleza ha sido la causante de grandes desastres en el mundo, pues las acciones de los seres humanos, también han provocado grandes estragos y pérdidas.

Las últimas décadas, se han caracterizado por la ocurrencia de grandes desastres a escala mundial, tanto de origen natural como de origen tecnológico y sanitario. Según los expertos de hoy, la tendencia de ocurrencia e intensidad de este tipo de eventos ha ido en aumento con el paso del tiempo y las previsiones futuras no son para nada alentadoras ni positivas, sino todo lo contrario.

 Diversas son las manifestaciones o reacciones psicológicas que desencadenan las situaciones de desastres. No es hasta el año 1948 que fueron recogidas estas reacciones en la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-6, WHO, 1948) y en 1980 en el Manual Diagnóstico y Estadístico de la American Psychiatric Association (DSM-III) (López, 2004).  Aspectos en la actualidad muy bien sistematizados y delimitados en la conocida Guía de trabajo psicosocial creada por la Agencia Internacional (según sus siglas en inglés: The Guidelines AISC –Inter Agency Standing Committee) (Nair Puthanveettil, 2007).

Cuando se realizó este trabajo, en la Facultad de Psicología de la Universidad de La Habana, Cuba, no se contaba con una asignatura formal sobre la psicología en desastres para los alumnos de pregrado, por lo que la investigación serviría, además, para contribuir a visibilizar la necesidad de estos conocimientos en los estudiantes y, por tanto, a pensar estrategias educativas que dieran lugar a un espacio para ello. En la actualidad, este espacio ya existe y los estudiantes tienen la posibilidad de ampliar su formación como profesionales, con conocimientos sólidos y científicos de esta rama de la psicología.

Referencias teóricas

Conceptualización de los desastres

En la actualidad, no es posible decir que exista una única definición internacionalmente aceptada del término desastre, pues no pocos han sido los investigadores, expertos, organizaciones humanitarias y organismos mundiales que han elaborado definiciones, a lo largo del tiempo. En este sentido, sí vale resaltar que si se hace un  análisis de las diferentes definiciones recogidas en la literatura, es posible apreciar una evolución del término, en cuanto a integralidad se refiere, ya que las más recientes resultan ser más holísticas y abarcadoras, pues hacen alusión al daño humano, material y al medio ambiente (Sauchay, 2009).

Tomando un solo ejemplo como referencia por cuestiones de espacio y porque tampoco es objetivo de este apartado, la Estrategia Internacional para la Reducción de Desastres –EIRD– (2009), ha desarrollado una lista de terminología sobre la reducción de desastres y plantea que:

… Un desastre es una seria interrupción en el funcionamiento de una comunidad o sociedad que ocasiona una gran cantidad de muertes al igual que pérdidas e impactos materiales, económicos y ambientales que exceden la capacidad de la comunidad o la sociedad afectada para hacer frente a la situación mediante el uso de sus propios recursos. (p.13)

Existen a nivel internacional diferentes modos y sistemas de clasificación de los desastres. Para esta investigación fue tomada en cuenta la clasificación que establece el marco legal vigente en Cuba para los desastres, según se estipula en la Directiva no. 1 del presidente del Consejo de Defensa Nacional (CDN) Raúl Castro Ruz (Directiva no.1 CDN, 2010). Este documento establece que los desastres van a ser clasificados, según las amenazas que los originan y estos pueden ser clasificados como Naturales, Tecnológicos y/o Sanitarios.

  • Naturales: Ciclones tropicales y otros eventos hidrometeorológicos extremos, sequías intensas, incendios en áreas rurales, sismos y maremotos.
  • Tecnológicos: Accidentes catastróficos del transporte, accidentes con sustancias peligrosas, derrames de hidrocarburos, incendios de grandes proporciones en instalaciones industriales y edificaciones sociales.
  • Sanitarios: Epidemias, epizootias, epifitias.

Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastre 2015-2030: aspectos generales de importancia con vistas a un futuro próximo.

El Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres 2015-2030 (MSRRD), fue adoptado el 18 de marzo de 2015, en la tercera Conferencia Mundial de las Naciones Unidas, celebrada en Sendai (Japón). Este resulta ser el instrumento sucesor del Marco de Acción de Hyogo para 2005-2015 (MAH), el cual fue creado con el objetivo de impulsar la labor a escala global, en relación con el Marco Internacional de Acción del Decenio Internacional para la Reducción de los Desastres Naturales de 1989 y la Estrategia de Yokohama para un Mundo Más Seguro: Directrices para la prevención de los desastres naturales, la preparación para casos de desastre y la mitigación de sus efectos, adoptada en 1994, así como su Plan de Acción, y la Estrategia Internacional para la Reducción de los Desastres de 1999. El MSRRD, intenta garantizar y velar por la continuidad del trabajo llevado a cabo durante estos últimos años por los Estados y otras partes interesadas en relación con el MAH y, a su vez, presenta una serie de innovaciones que se solicitaron durante disimiles consultas y negociaciones, lo cual lo hace más enriquecedor y de mayor valía.

Según los datos con los que hoy se cuenta (GAR, 2015), las pérdidas económicas ocasionadas solo por terremotos, tsunamis, ciclones e inundaciones, se elevan hoy a un promedio de entre 250,000 millones y 300,000 millones de dólares americanos al año. Por otro lado, las pérdidas anuales esperadas para un futuro, se estiman actualmente en 314,000 millones de dólares americanos, solo en el entorno construido.

Siguiendo el criterio del Global Assessment Report on Disasters Risk Reduction (2015), el 2% más rico de la población adulta del mundo posee más del 50% de la riqueza mundial, y como contraste que a muchos nos deja sin palabras, el 50 % más pobre posee menos del 1% de la riqueza del mundo. Se espera que el aumento en la concentración de la riqueza, acompañado por salarios reales bajos y recortes en el gasto en bienestar social y en las redes de seguridad, agudice una  desigualdad en aumento, ante el riesgo entre regiones y grupos sociales. Los sectores y territorios sin ventajas comparativas para el desarrollo económico, se enfrentan de manera ascendente, a un mayor número de riesgos debido a los bajos niveles de inversión en infraestructura para la reducción de riesgos, a la inexistencia de protección social y ambiental y a la pobreza.

Si bien en los últimos años en la mayor parte del mundo, se han conseguido avances significativos en el fortalecimiento de las capacidades de alerta temprana, preparativos y respuesta frente a  desastres y la reducción de riesgos específicos. No obstante, la mayor parte de los países han mostrado un progreso limitado a la hora de gestionar los riesgos subyacentes (GAR, 2015).

Cuba y los desastres

Cuba, debido a su ubicación geográfica y otras características, resulta ser una zona altamente vulnerable a fenómenos hidrometeorológicos extremos, los cuales, de acuerdo a su intensidad y duración, pueden llegar a generar grandes desastres. La cercanía a la zona sismogeneradora, originada por el contacto entre la placa del Caribe y Norteamérica, el desarrollo industrial, su ubicación en la cuarta región mundial de formación de ciclones tropicales, así como su condición de zona de paso obligado de grandes embarcaciones comerciales y de tránsito de aves migratorias, son condiciones que pueden favorecer la ocurrencia de grandes desastres en Cuba (Directiva no.1 CDN, 2010).

Al observar las estadísticas y tendencias de las situaciones de desastres en Cuba más frecuentes (Lorenzo, 2006a), es posible establecer un orden jerárquico de estos, de acuerdo a la frecuencia de afectación.

- Huracanes en sus diferentes formas y clasificaciones, sequía, accidentes del tránsito, inundaciones costeras, movimientos sísmicos, derrumbes, incendios forestales, plagas, epidemias, lluvias torrenciales, desprendimientos de tierra, accidentes tóxicos industriales, radiológicos u otros.

Consecuencias de los desastres

La ocurrencia de un desastre, puede traer consigo un gran número de problemas para la salud humana y para el planeta. No pocas, son las consecuencias nefastas que puede desencadenar una situación de desastre. En este sentido, puede hablarse de migración, desorden social, hambruna y pérdida de la salud o la vida. La ocurrencia de un desastre puede provocar, además, pérdidas en la producción industrial, el comercio, la producción agrícola y daños en la infraestructura y los servicios. A su vez, puede contaminarse el aire y el agua, afectando de forma notable los cultivos, bosques y la salud humana, propagándose determinados agentes patógenos y afectando la vida del hombre, animales y la naturaleza en general. Por otro lado, los desastres pueden calentar, de forma significativa el planeta, trayendo consigo el aumento del nivel del mar y de la temperatura (Navarro, 2007).

En la literatura dedicada a este tema, se pueden encontrar descritas alrededor de 140 reacciones psicológicas ante los desastres. Las más significativas podrían ser agrupadas en categorías generales como: nerviosismo, inseguridad, ansiedad, angustia, tristeza, shock, colapso narcisístico, duelo, desorganización psíquica, insomnio, entre otras. (Lorenzo, 2003)

La psicología y las situaciones de desastres

La psicología en situaciones de desastres, es sustentada por un gran número de investigaciones y constructos teóricos que datan de principios del siglo xx y que han ido evolucionando, contando hoy con investigaciones con perspectivas sociológicas y estadísticamente significativas y propuesta de técnicas específicas de intervención en estos escenarios. Diversas disciplinas han adaptado sus conocimientos y técnicas a este tipo de eventos y la psicología se ha sumado a ello. La presencia del psicólogo en el campo de los desastres, se ha ido haciendo cada vez más necesaria. Ejemplo de esto ha sido el caso de las salas de emergencia hospitalaria a nivel mundial en los grandes desastres, como en el terremoto de México en 1985, la erupción volcánica de Armero en Colombia en 1985, el terremoto de Loma Prieta en California en 1989, la Riada en Huesca Biesca, España en 1996, las Inundaciones de Venezuela en 1999, etc. (Valero, s.f.).

La psicología en situaciones de desastres puede ser entendida, por tanto, como aquella rama de la psicología que se encarga del estudio de las reacciones individuales y colectivas antes, durante y después de una situación de desastre, así como de la implementación de estrategias de intervención psicosocial, dirigidas a la mitigación y preparación de la población, para reducir y evitar respuestas inadaptativas y facilitar la recuperación (Valero, s.f.).

La ciencia psicológica cubana ha tomado los aportes de toda su historia como ciencia de más de cien años de desarrollo, predominando la teoría y la metodología del enfoque histórico-cultural. Esta rama por mucho tiempo, estuvo poco cohesionada en cada una de las áreas de actuación e investigación. En 1990, el gobierno de la ex Unión Soviética se dirigió a la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU), solicitando ayuda humanitaria para las personas afectadas por el accidente nuclear de Chernobil, ocurrido en 1986. Siendo este hecho el nacimiento como tal de esta nueva área de actuación e investigación de la psicología como ciencia y profesión en Cuba (Lorenzo, 2006a; Lorenzo, et al., 1997).

Fue así que Cuba se sumó a ofrecer la ayuda que se demandaba hacia estas personas, organizando un programa de atención médica especializada. Esta experiencia hizo posible visibilizar, de manera sólida, el rol del psicólogo en estas situaciones, por lo que es posible reconocer que la psicología en situaciones de desastres en Cuba, nace como disciplina independiente en el año 1990. Luego de esta experiencia, las instalaciones de Tarará, han servido para dar solución a los problemas de salud de otros damnificados por desastres, como por ejemplo en 1991 se atendió a un grupo de damnificados minusválidos de la ex República Soviética de Armenia por causa de un terremoto, en 1992 fueron atendidas un grupo de familias, debido a un accidente radiológico con Cesio 137, procedentes de Brasil y luego en 1997 fue recibido un grupo de refugiados y evacuados de la isla caribeña de Montserrat, por causas de erupciones volcánicas (Lorenzo, 2000, 2006, 2006a,2009).

Metodología

Objetivo general:

  • Identificar los niveles de conocimiento sobre situaciones de desastres que posee un grupo de estudiantes de la Facultad de Psicología de la Universidad de La Habana en el curso 2012-2013.

Objetivos específicos:

  • Identificar las principales situaciones de desastres vivenciadas por los estudiantes.
  • Identificar las fuentes de información a través de las cuales los estudiantes han adquirido los conocimientos sobre situaciones de desastres.
  • Identificar las consecuencias psicológicas desencadenadas por situaciones de desastres que refieren conocer los estudiantes.

Tipo de investigación:

La investigación es no experimental de corte transversal y descriptiva, debido a que no se manipula, de manera intencional, ninguna variable y los datos se recolectarán en un solo momento único, describiendo las variables medidas.

Universo y muestra de estudio:

El universo de estudio lo integran los estudiantes de la Facultad de Psicología de la Universidad de La Habana, pertenecientes al curso 2012-2013.

La muestra es no probabilística y de tipo intencional, conformada por un total de 43 estudiantes que cursan el 2º, 3º y 5º año de la Facultad de Psicología de la Universidad de La Habana, perteneciente al curso 2012-2013. El rango de edad en el que se encuentran estos sujetos es de 19 a 25 años. La totalidad de ellos viven en la región occidental del país. La mayoría de los sujetos (97,7 %) pertenecen al sexo femenino y solamente 1 sujeto es del sexo masculino.

Instrumentos

1.Revisión bibliográfica, realizada en el Centro de Información del Centro Latinoamericano de Medicina de Desastres (CLAMED), con el objetivo de detectar, obtener y consultar la bibliografía y otros materiales que pueden ser útiles para los objetivos de la investigación..

2. Cuestionario para conocer las valoraciones de la memoria histórica entre los damnificados por desastres, elaborado por el Dr. Alexis Lorenzo Ruiz. Ph.D., en 2003.

3. Cuestionario para adultos en situaciones de desastres, elaborado por el Dr. Alexis Lorenzo Ruiz Ph.D.,  y la MSc. Yraida Rodríguez Luis en el año 2003.

4. Entrevista individual estructurada, elaborada por el autor de la investigación Kenny Díaz Arcaño.           

Resultados de la investigación:

El análisis de los datos obtenido, permitió conocer, en primer lugar que la totalidad de los sujetos de estudio (100%) se han visto involucrados en situaciones de desastres a lo largo de la vida y solo 1 (2,3%) ha sido afectado, de forma directa, por una situación de este tipo.

Referente a las situaciones de desastres en las que se han visto involucrados, la totalidad de la muestra (100%) mencionó los ciclones, 8 sujetos (18,6 %) inundaciones costeras y 6 sujetos (13,9%) accidentes del tránsito. En contraste, ningún estudiante refirió haberse visto involucrado en situaciones de sequía ni accidentes industriales, a pesar de que estos eventos se han incrementado en Cuba en los últimos años.

Las fuentes de información sobre esta temática son para la totalidad de los sujetos (100 %)  la televisión, 28 sujetos (65,1 %) refieren la comunicación interpersonal y 24 (55,8 %) la radio. Internet y las revistas son las fuentes menos utilizadas por ellos, por lo que estas no constituyen fuentes de adquisición de conocimientos sobre desastres en este grupo de estudiantes.

Referente a  las consecuencias psicológicas desencadenadas por la vivencia de situaciones de desastres, se aprecia que 20 sujetos (46,5%) refieren el nerviosismo, 18 sujetos (41,9%) ha manifestado ansiedad y 17 sujetos (39,5%) tristeza. Ningún sujeto considera que estas situaciones provocan negación hacia el puesto de trabajo, inseguridad en sí mismos, intento suicida, ni agresividad.

Vale resaltar que las principales reacciones psicológicas encontradas en esta investigación, son coherentes con lo descrito por la literatura especializada sobre este tópico, aunque existen algunas de ellas que no son reconocidas por los estudiantes seleccionados (OPS, 2006; Benyakar, 2002; Lorenzo, 2000, 2006, 2009; Losada, 2004; Navarro, 2007; Nair Puthanveettil, 2007; Ventura, 2012).

En lo concerniente a las situaciones de desastre más frecuentes en Cuba, todos los sujetos (100%) consideran los ciclones como eventos de este tipo frecuentes en Cuba, 12 sujetos (27,9%) refieren las inundaciones costeras y 10 sujetos (23,2%) hacen referencia a las inundaciones como situaciones frecuentes también. Ningún sujeto cree que las sequías, los accidentes del tránsito, las plagas, las epidemias, los desprendimientos de tierra, los accidentes tóxicos industriales y/o radiológicos son situaciones frecuentes en Cuba.

Resulta interesante el hecho de que 6 sujetos (13,9 %) vivenciaron un accidente de tránsito en algún momento de su vida y, a pesar de esto, ninguno considera que este tipo de situaciones sean frecuentes un nuestro país. Por otro lado, las inundaciones fueron identificadas también como situaciones frecuentes, a pesar de que solo 1 sujeto (2,3 %) se vio involucrado en una situación de este tipo.

Referente a las clasificaciones de los desastres, se constató que 31 sujetos (72,1%) no conocen ninguna forma de clasificación de los desastres. En contraste, solo 2 sujetos (4,6%) conocen cómo se clasifican los desastres según su origen, coincidiendo con lo expuesto en la Directiva no.1 del presidente del Consejo de Defensa Nacional (CDN) para la reducción de desastres (Directiva no. 1 CDN, 2010). Por otro lado, 10 sujetos (23,2%) conocen de forma imprecisa o incompleta cómo se clasifican los desastres según su origen. En este sentido, estos sujetos solo identifican los eventos de tipo natural, obviando el resto de la clasificación. Si bien esta identificación es correcta, no es suficiente para considerar que este grupo conoce alguna forma de clasificación de desastres.

Siguiendo el análisis sobre el nivel de conocimiento, se aprecia que 38 sujetos (88,4%) no son capaces de identificar ninguna de las fases y etapas del ciclo vital de los desastres y los restantes 5 sujetos (11,6%) solo pueden identificarlas de forma imprecisa. Este pequeño grupo que identificaron algunas de las fases y etapas, coincidieron en sus respuestas con lo expuesto por la Directiva no.1 CDN (2010), no obstante, no fueron capaces de identificarlas de forma completa.

El nivel de elaboración del concepto de desastre se comportó de forma semejante, pues se constató que 41 estudiantes (95,3 %) no tienen un concepto elaborado del término y solamente 2 sujetos (4,6 %) son capaces de identificar algunos elementos de dicho concepto pero sin llegar a aportar una definición acabada o completa, por lo que ningún sujeto logró exponer un concepto de desastre elaborado.

Por último, en cuanto a los niveles de conocimiento que poseen los sujetos, una gran parte, 34 sujetos (79,1 %) tienen un nivel de conocimiento bajo y los restantes 9 (20,9 %), poseen un nivel de conocimiento medio, lo que indica que no hay ningún sujeto que tenga un nivel de conocimiento alto sobre las situaciones de desastre.

Estos resultados resultan coincidentes con investigaciones en otros grupos de profesionales de Latinoamérica (Figueroa, Marín, 2016; Lorenzo, 2007); y en Cuba, en grupos de estudiantes de medicina (Rolo, Lorenzo, et al., 2014) y enfermería (Lorenzo, 2011); en integrantes del equipo de salud mental para los desastres de origen símico (Sánchez, Lorenzo, et al., 2014).

 Reflejándose de este modo, el trabajo que se lleva a cabo siguiendo lo establecido en los Lineamientos para la salud mental en emergencias y desastres en Cuba, como bases metodológicas para la elaboración e implementación de la Indicación no. 20 del Ministro de Salud Pública de Cuba. 30 de septiembre del año 2008 (Lorenzo, et al., 2012). Finalmente, en reportes de evaluaciones recientes de cómo se cumplimenten estos Lineamientos (Sánchez, Martínez, et al., 2012), se corroboran y  reafirman las tendencias aquí descritas.

Conclusiones

Las principales situaciones de desastres vivenciadas por los sujetos han sido ciclones, inundaciones costeras y  accidentes del tránsito.

Las fuentes de información a través de las cuales los estudiantes han adquirido los conocimientos sobre situaciones de desastres son la televisión, la comunicación interpersonal y la radio.

Las principales consecuencias psicológicas desencadenadas por situaciones de desastres que refieren conocer los estudiantes son el nerviosismo, la ansiedad y la tristeza.

En más de la mitad de los sujetos estudiados se observa que poseen un nivel de conocimiento bajo sobre situaciones de desastres.

Recomendaciones

Habilitar cursos o talleres sobre la temática de los desastres con todos los estudiantes de la Facultad de Psicología, con el objetivo de aumentar el nivel de información y conocimiento que poseen dichos estudiantes sobre el tema.

Realizar un estudio posterior en la misma facultad sobre esta temática con una mayor grado de profundidad, en el cual se puedan aplicar otras técnicas como los grupos focales, con el fin de obtener resultados más precisos sobre lo que conocen los estudiantes sobre los desastres.

Realizar estudios comparativos entre estudiantes de psicología de los diferentes modelos de estudio vigentes en Cuba.

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Revista Integración Académica en Psicología, publicación cuatrimestral editada por la Asociación Latinoamericana para la Formación y Enseñanza de la Psicología, A.C., calle Instituto de Higiene No. 56. Col. Popotla, Delegación Miguel Hidalgo. C.P. 11400. Tel. 5341‐8012, www.integracion-academica.org , info@integracion-academica.org . Editor responsable: Manuel Calviño. Reserva de derechos al uso exclusivo No. 04‐2013‐012510121800‐203 otorgado por el Instituto Nacional del Derecho de Autor. ISSN: 2007-5588. Responsable de la actualización de este número, creamos.mx, Javier Armas. Sucre 168‐2, Col. Moderna. Delegación Benito Juárez. C.P. 03510. Fecha de última modificación: 26 de febrero de 2014. Las opiniones expresadas por los autores no necesariamente reflejan la postura del editor de la publicación. Queda prohibida la reproducción total o parcial de los contenidos e imágenes de la publicación sin previa autorización de la Asociación Latinoamericana para la Formación y Enseñanza de la Psicología, A.C.