APEGO Y COMUNICACIÓN FAMILIAR, UNA MIRADA DESDE LA PERSPECTIVA DE LAS MADRES Descargar este archivo (07 Comunicacion familiar . DDiaz MMorales.pdf)

Dámaris Díaz Barajas
Marisol Morales Rodríguez

Facultad de Psicología, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, México.

Resumen

El apego es el lazo afectivo que se crea en los primeros años de vida y que perdura a lo largo de ella, determinando la capacidad de la persona de estar en intimidad y ser autónomo en relación con el otro (Bowlby, 1986; y Leal, 2011). La familia es fuente principal de apego, que podría verse afectado durante la adolescencia, por ser una etapa de independización del individuo. Sin embargo este vínculo podría mantenerse dependiendo de la familia y la comunicación establecida en ella, de lo que se desprende la presente investigación. El objetivo fue determinar si existe relación entre comunicación familiar y apego, desde la perspectiva de madres de familia de adolescentes. Se utilizó una metodología cuantitativa, diseño no experimental, alcance descriptivo-correlacional. Participaron 107 madres de familia con hijos adolescentes, a quienes se les aplicó la escala de Habilidades comunicativas (Morales; 2014) que evalúa los factores apoyo, asertividad, acuerdos, reglas y compromiso afectivo; así también el Inventario de Apego con padres (Armsden y Greenberg, 1987; traducido por Pardo, Pineda Carrillo y Castro, 2006) que evalúa la confianza, comunicación y alienación percibida por la madre hacia el hijo. Los datos fueron analizados mediante el programa SPSS, realizandose análisis de frecuencias y Coeficiente de correlación de Pearson. Los resultados muestran que las madres con hijos adolescentes perciben niveles medios-altos en el apego de sus hijos adolescentes en los factores: confianza, y comunicación y bajos en alienación; así tambien presentan resultados medio altos y altos en Habilidades comunicativas: apoyo, asertividad, acuerdos reglas y compromiso afectivo. Finalmente se observan correlaciones significativas entre la comunicación familiar y el apego con los padres, en sus factores evaluados. Se concluye que los niveles de apego percibidos en las madres de hijos adolescentes están fuertemente asociados con los niveles de comunicación presentes en sus familias.

Palabras clave: Comunicación familiar, Apego, Adolescencia.

Abstract

Attachment is the emotional bond that is created in the first years of life and that lasts throughout it, determining the ability of the person to be in privacy and be autonomous in relation to the other (Bowlby, 1986; and Loyal, 2011). The family is the main source of attachment, which could be affected during adolescence, as it is a stage of independence of the individual. However, this link could be maintained depending on the family and the communication established in it, from which the present investigation emerges. The objective was to determine if there is a relationship between family communication and attachment, from the perspective of mothers of teenagers. A quantitative methodology, non-experimental design, descriptive-correlational scope was used. 107 mothers with adolescent children participated, to whom the communicative skills scale (Morales; 2014) was applied, which assesses the support, assertiveness, agreements, rules and affective commitment factors; as well as the Inventory of Attachment with parents (Armsden and Greenberg, 1987; translated by Pardo, Pineda Carrillo and Castro 2006) that assesses the trust, communication and alienation perceived by the mother towards the child. The data were analyzed using the SPSS program, with frequency analysis and Pearson's correlation coefficient. The results show that mothers with teenage children perceive medium-high levels in the attachment of their teenage children in the factors: trust, and communication, and low levels of alienation; they have medium high and high levels in communication skills: support, assertiveness, rules agreements and emotional commitment. Finally, significant correlations are observed between family communication and attachment with parents. It is concluded that the levels of attachment perceived in the mothers of teenage children are strongly associated with the levels of communication present in their families.

Keywords: Family communication, Attachment, Adolescence.

Introducción

La teoría del apego constituye una base sólida para comprender el desarrollo psicoafectivo de los individuos, a partir de las relaciones que se establecen desde el momento en que se nace y la evolución que se lleva a cabo a lo largo del ciclo vital. Dichas relaciones forjan vínculos estrechos, los cuales se expanden con personas fuera del núcleo familiar.

Al respecto, Bowlby destacó que los efectos inmediatos y a largo plazo que tienen una influencia determinante en la salud mental del niño y el futuro adulto, son las resultantes de una experiencia afincada en una relación cálida, íntima y contínua entre la madre y su hijo, a través de la cual, ambos encuentran satisfacción (Moneta, 2014).

La misma autora enfatiza que la teoría del apego en la actualidad, permite afirmar que un apego seguro con un cuidador estable y continuo, favorcece un adecuado desarrollo cognitivo y psicológico del niño, lo cual podrá mantenerse hasta la adultez. De hecho, los vínculos primarios llegan a ser sumamente relevantes en la vejez y en condiciones de incapacidad física o mental de cualquier edad; lo cual podría deberse al supuesto de que en momentos de crisis, la misma biología del ser humano genera la necesiad de fortalecer los vínculos.

El apego en palabras de Oliva (2004) hace referencia a una serie de conductas cuya activación o desactivación, la intensidad y morfología de sus manifestaciones, dependerá de diversos factores contextuales e individuales.

No cabe duda que dicho vínculo se replica en las disitintas relaciones que establecen, y a lo largo de la evolución como ser humano; de tal forma que, cuando se llega a la adolescencia, a pesar de las fuertes transformaciones, el tipo de vínculos podrá mantenerse en esencia, a pesar de las transformaciones en las formas de relación.

Los modelos de apego que se construyen en la primera infancia van a predecir en gran medida cómo se desarrollarán durante la adolescencia, ya que las evidencias indican que si de niños contaron con un apego seguro, como adolescentes van a resolver mejor el proceso de autonomía emocional con respecto a sus padres, y tendrán un mejor desempeño en las relaciones con los pares. Por el contrario, aquellos adolescentes ambivalentes o evitativos no solo muestran más dificultades relacionales, sino también en lograr un ajuste psicosocial. De tal forma que muchos de los problemas que presentan los individuos están relacionados con limitaciones en la capacidad de regulación emocional, producto de la seguridad en el vínculo de apego establecido en la infancia (Oliva, 2011).

Ahora bien, no solo la etapa de vida es un elemento que incide en los patrones vinculares, tambien el contexto en el que se desarrolle el individuo incide en la manera en que se expresa, como sería el funcionamiento familiar, expresado a través de la comunicación.

Según Sobrino (2008), la comunicación es el proceso que facilita, a partir de la calidad en la relación, el desplazamiento a lo largo de las dimensiones de cohesión y de adaptabilidad. El nivel de la comunicación familiar tiene una importancia fundamental para sus miembros ya que permite mantener las condiciones del sistema familiar, de esta manera la comunicación “se convierte en una puerta de expresión emocional de sentimientos y de realización de necesidades sociales” (p.117).

Quienes se encargan de forjar el apego y favorecer un clima familiar basado en determinadas formas de comunicación, son los padres, la mayor jerarquía dentro del sistema familiar, de tal forma que, es relevante comprender dichos procesos desde su visión, y en particular de la madre, por ser considerada el cuidador primario por excelencia, dado su rol social, lo cual se sustenta en la postura de Bowlby (1998) al señalar que el vínculo que une al niño con su madre es producto de una serie de sistemas de conducta, cuya consecuencia es la aproximación con la madre, de tal forma que antes de concluir el primer año de vida, se ha desarrollado un lazo indestructible entre ellos.

Desde estas premisas, surge el objetivo del presente estudio, el cual se enfoca a determinar si existe relación entre comunicación familiar y apego, desde la perspectiva de madres de familia de adolescentes.

Apego

El apego se ha definido como un vínculo afectivo relativamente perdurable en el que el otro es importante como un individuo único e intercambiable con el que se quiere mantener cierta cercanía. Dicho vínculo se manifiesta a través de un sistema de conducta cuyo fin es el mantenimiento de la proximidad entre el individuo y una o varias personas afectivamente cercanas a él, concebidas en la práctica como más fuertes (Ainswortb, 1989, como se citó en Carrillo, Maldonado, Saldarriaga, Vega & Díaz 2004).

En tanto, Bowlby (1986) define el comportamiento de apego como todo aquel que permite al individuo mantener proximidad con otra persona generalmente considerada más fuerte y/ más sabia, que motiva la búsqueda de proximidad entre el niño y sus padres o cuidadores primarios. Tal experiencia del niño ejerce un rol fundamental en la capacidad posterior de establecer vínculos afectivos con otras personas, de ahí la función primordial de los padres de proporcionar al hijo/a una base segura.

El mismo Bowlby (1986b/2014) asegura que los individuos de cualquier edad son más felices y desarrollan mayores capacidades, cuando cuentan con personas dignas de confianza; la persona en la que se confía se designa como figura de apego, la cual proporciona al otro, una bse segura sobre la cual operar.

La importancia de forjar un vínculo, favorece en el individuo la capacidad de dar y recibir y con ello, el establecimiento de relaciones saludables, lo que en un futuro beneficia el ajuste psicosocial; si el apego es seguro favorecerá la presencia de patrones adaptativos.

Diversos teóricos han identificado patrones de apego característicos de las relaciones cercanas, distinguiendo tres tipos: el apego seguro, apego inseguro y apego ambivalente. El apego seguro se caracteriza por niveles altos de confianza y cercanía así como patrones adecuados de comunicación. En tanto, en el apego inseguro existe poca confianza, patrones inadecuados de comunicación y bajos deseos de cercanía y proximidad. Y, el apego ambivalente está caracterizado por bajos niveles de confianza en el establecimiento de relaciones afectivas, a la vez del deseo de mantener proximidad, acompañado de temor e inseguridad para establecer y mantener relaciones (Penagos, Rodríguez, Carrillo & Castro, 2006).

Dichos patrones de apego fueron propuestos en 1978 por Mary Ainsworth, discípula de Bowlby basándose en sus estudios hechos inicialmente en Uganda, y continuados en otros contextos donde lo relevante fue que se sustentan en la relación con la figura materna (Chamorro, 2012).

La relación con las figuras de apego desarrolladas en la infancia sigue siendo fundamental para los adolescentes y específicamente en esta etapa, los patrones de apego adquieren gran importancia ya que proporcionan al individuo estrategias para mantener la seguridad personal. De esta manera, al tener la certeza de contar con el apoyo y la disponibilidad de los padres (figuras de apego primarias), se cuenta con las bases necesarias para la formación de una personalidad sólida y estable. Durante esta etapa, se intenta establecer una mayor independencia con respecto a los cuidadores primarios (padres) a fin de adquirir mayores niveles de autonomía y diferenciación que permitan a futuro la emancipación (Penagos, Rodríguez, Carrillo & Castro, 2006).

El vínculo afectivo que se instala entre el cuidador primario y el niño es fundamental para un desarrollo saludable, y este se mantiene a través del compartir en el día a día. Ese compartir es viable en función de la comunicación que fortalece los lazos en la familia.

Comunicación familiar

La comunicación familiar son las interacciones que establecen los miembros de una familia, y a través de la cual se instala el proceso de socialización o lo que permite a los miembros, el desarrollo de habilidades sociales que son fundamentales para el proceso de reinserción en la sociedad a la cual se pertenece. La comunicación está basada en características propias del sistema familiar, como su estructura y dinámica interna; a la vez, también dependerá del tipo de apertura y flexibilidad que muestren los padres en la relación con sus hijos; es por ello que uno de los roles primordiales que deben asumir los padres está referido a la comunicación que establecen entre ellos y sus hijos (Sobrino, 2008).

Dicha comunicación se basa en un intercambio de puntos de vista entre padres e hijos, y cuando esta es abierta y fluida, actúa como un factor de protección frente a la implicación en comportamientos poco adaptativos (Jiménez, Murgui, Estévez y Musitu, 2007).

Más que un proceso que permite compartir información, la comunicación dentro del sistema familiar implica compartir los afectos, expectativas, creencias, además un valioso tiempo para la convivencia. De esta manera, cuando se trata de la comunicación entre padres e hijos adolescentes, se le reconoce como un mecanismo esencial en el proceso de individuación y promoción de la autonomía de estos.

Cuando los hijos llegan a la adolescencia, las formas de comunicación se ven forzadas a evolucionar, lo que permitirá fortalecer los vínculos por un lado, y favorecer la autonomía de los hijos por otro.

En esta etapa del ciclo vital, las relaciones paterno-filiales se caracterizan por un distanciamiento emocional y mayores diferencias entre ellos que solo en algunos casos llegan a fuertes conflictos, así mismo, los tiempos de convivencia se acortan.

Al respecto Oliva (2006) plantea que la mayoría de las investigaciones que han abordado dicho constructo, indican que aunque en la adolescencia temprana surgen algunas turbulencias en las relaciones entre padres e hijos, en la mayoría de las familias se expresa el afecto y las relaciones siguen siendo estrechas. Solo en un reducido porcentaje de casos, existen conflictos que alcanzan gran intensidad. El deterioro en la comunicación tiende a ser pasajero, la cual hacia el final de la adolescencia se recupera. Cuando el afecto, el apoyo y la comunicación positiva caracterizan las relaciones entre padres y adolescentes, estos últimos muestran mayores conductas adaptativas.

Ahora bien, muchos de los estudios sobre apego, vínculos y comunicación familiar en población adolescente se ha realizado precisamente con ellos, resultando insuficiente la información al respecto, de ahí la necesidad de conocer la otra cara de la moneda, es decir, la percepción que tienen los padres respecto a ello, y en particular la madre, por ser quien establece en primera instancia la formación del apego.

La relación que tiene el niño con su madre es el nexo más importante en la primera infancia; la naturaleza del cuidado proporcionado por las madres a sus hijos durante su crecimiento tiene un fuerte impacto en el futuro de la salud mental de este último. Las dificultades que surjan tempranamente en el vínculo materno-filial pueden contribuir a la aparición de alteraciones en el desarrollo (Betancourt, Rodriguez & Gempeler, 2007).

Es por ello importante conocer más sobre las expectativas de la madre en torno al apego y las formas de comunicación que surgen a raíz de ello, principalmente en la etapa de la familia con hijos adolescentes, ya que el patrón de apego tiende a expresarse de manera diferente dadas las necesidades del hijo y las demandas de la madre.

Método

El estudio se basa en una metodología cuantitativa, bajo un diseño no experimental, de alcance descriptivo-correlacional.

Participantes. La muestra fue conformada por 107 madres de familia de hijos adolescentes que asisten a una secundaria pública; la edad de las participantes oscila entre los 32 y 45 años. El tipo de muestreo utilizado fue aleatorio. En cuanto a la ocupación que desempeñan, el 78% se dedica al hogar, el 8% a un oficio, otro 8% son empleadas, quienes se dedican al comercio equivalen a un 4% y solo el 2% se dedican a una profesión.

Instrumentos. Se utilizaron dos escalas, la Escala de Habilidades comunicativas en familia (Morales; 2014) se compone de 20 ítems dimensionados en 5 factores:

  1. Apoyo y unión: que mide la percepción del adolescente sobre la capacidad de soporte que ofrece la familia y la cohesión.
  2. Habilidades asertivas: se refieren a la capacidad de los miembros de la familia de exponer sus pensamientos y expresar sentimientos de manera respetuosa a la vez de aceptar lo mismo en los demás.
  3. Acuerdos: tiene que ver con la capacidad de tomar decisiones en conjunto, dando cabida a las opiniones de cada uno.
  4. Manejo de reglas evalúa la capacidad del sistema de establecer normas y límites; designando funciones a cada miembro.
  5. Compromiso afectivo: evalúa el grado de respuesta afectiva en función del interés mostrado hacia los integrantes del sistema.

El índice de confiabilidad total de la escala es .903.

En tanto, el Inventario de Apego con padres (Armsden y Greenberg, 1987; traducido por Pardo, Pineda Carrillo y Castro 2006) que evalua la confianza, comunicación y alienación percibida por la madre hacia el hijo. La consistencia interna, medida por el alfa de Cronbach es de 0.90. Está conformado por 25 ítems que se categorizan en 3 dimensiones:

  1. Calidad en la comunicación: hace referencia al grado de comunicación.
  2. Alienación: son las respuestas a la interrupción del apego inseguro, sentimientos de alienación y aislamiento hacia los padres.
  3. Confianza mutua: consiste en la habilidad de las figuras de apego para comprender y respetar a los adolescentes (sentimiento de seguridad) y la percepción de que las figuras de apego están respondiendo a las necesidades del adolescente.

Procedimiento. Los instrumentos fueron aplicados de manera colectiva en una escuela secundaria pública ubicada en la periferia de Morelia, Michoacán, previo consentimiento informado de las madres; para ello se distribuyeron en disintas aulas, de acuerdo al grado y grupo de sus hijos. Posteriormente, los datos fueron analizados mediante análisis de frecuencias, t de Student, Coeficiente de correlación de Pearson y Anova de una vía.

Resultados

Nota: **p<.01 Fuente: elaboración propia

Tabla 1.

Correlación entre apego de la madre y comunicación familiar

 

Apoyo y unión

H. Asertivas

Acuerdos

Reglas

Compromiso afectivo

Confianza

.416**

.386**

.533**

.440**

.402**

Comunicación

.515**

.448**

.483**

.382**

.405**

Alienación

-.388**

-.334**

-.389**

-.357**

-.411**

Los hallazgos destacan que con base en el objetivo que guió la investigación, como se muestra en la Tabla 1, existe correlación entre apego y comunicación familiar desde la perspectiva de la madre. Esto es, cuanto más sólido es el apego y más seguro entre madre e hijo adolescente, caracterizado por confianza, comunicación y con pocos sentimientos de alienación, mejor es la comunicación al interior de la familia.

En relación a la caracterización de las variables de estudio, se encontró que en relación a la comunicación familiar, los niveles predominantes en todos los factores se ubicaron en los medios-altos y altos, lo que significa que aun cuando se encuentren en la fase del ciclo vital con hijos adolescentes, la comunicación familiar no se ha visto comprometida (Ver Tabla 2).

Tabla 2.

Distribución en porcentajes de los niveles de Comunicación familiar

 

Apoyo y unión

Habilidades Asertivas

Acuerdos

Manejo de Reglas

Compromiso afectivo

Bajo

19.3

13.4

26.8

21.6

14.0

Medio bajo

23.7

13.4

13.4

18.0

23.7

Medio alto

34.2

30.4

40.2

33.3

44.7

Alto

22.8

42.9

19.6

27.0

17.5

Nota: Apoyo y unión (M=2.4, DS=1.05 ); Habilidades asertivas (M=3.03, DS=1.05); Acuerdos
(M=2.04; DS=1.02); Manejo de reglas (M=2.5, DS=1.1); Compromiso afectivo (M=2.6, DS=.93)
Fuente: Elaboración propia

En cuanto a los niveles de apego, predominan los niveles medios en confianza y comunicación, y un nivel bajo en alienación, tal y como se muestra en la Tabla 3.

Nota: Confianza (M=1.8, DS=.62); Comunicación (M=1.9, DS=.67);

Tabla 3.

Distribución en porcentajes en apego de la madre

 

Confianza

Comunicación

Alienación

Bajo

11.9

19.6

49.0

Medio

58.4

54.2

28.2

Alto

29.7

26.2

21.8

Alienación (M=1.9, DS=.71).
Fuente: Elaboración propia

De acuerdo a la clasificacion de los tipos de Apego (Armsden & Greenberg,1987, como se citaron en Vega y Sánchez, 2011), como se observa en la Tabla 4, el estilo de apego prevaleciente en la relación con sus hijos adolescentes es seguro.

Tabla 4. Tipos de Apego según las reglas de Armsden & Greenberg (1987)

Fuente: Vega y Sánchez (2011).

Haciendo un análisis comparativo por ocupación de la madre y por configuración familiar, se encontró que no existen diferencias significativas por la ocupación desempeñada, pero sí por el tipo de configuración familiar, la cual fue estipulada en 4 categorías: nuclear, extensa, monoparental y reconstruida, y como se observa en la Tabla 5, es en la familia nuclear en donde se favorecen mejores pautas de comunicación.

Tabla 5.

Diferencias en comunicación familiar por configuración familiar

 

Tipos de familia

 
 

Nuclear

Monoparental

Extensa

Reconstruida

ANOVA

 

M

M

M

M

F

p

Apoyo y unión

2.54

2.37

2.38

1.51

1.11

.346

Habilidades asertivas

3.45

3.00

3.07

2.00

2.68

.050

Acuerdos

2.52

2.38

2.31

1.57

1.89

.135

Manejo de reglas

2.76

2.25

2.46

1.43

2.75

.047

Compromiso afectivo

3.00

2.31

2.73

2.04

2.58

.055

Nota: p≤ .01 Fuente: Elaboración propia

Discusión

El apego en palabras de López (2014) es el vínculo afectivo que una persona, llámese niño, adolescente o adulto, establece con algunas personas del sistema familiar, actúa como un lazo emocional que impulsa a buscar la proximidad y el contacto con personas significativas que se denominan figuras de apego. En dicho vínculo se distinguen tres componentes: conducta de apego, representación mental de la relación y sentimientos; estos tres componentes se mantienen a lo largo del ciclo vital, pero van cambiando su contenido concreto.

Durante la adolescencia, los jóvenes necesitan de la incondicionalidad y disponibilidad de las figuras de apego para sentirse seguros y abrirse a otras relaciones sociales con sus pares, como amigos, compañeros y pareja. No obstante no se puede dejar de lado, considerar que en esta etapa, los cambios conllevan crisis inevitables que suponen la conquista de la autonomía frente a las figuras de apego. Dichas crisis llevan a un cambio profundo en el sistema de relaciones entre padres e hijos (López, 2014) y en general en las relaciones intrafamiliares que obligan a reestructurar las formas de comunicación al interior del sistema.

Las premisas anteriores permiten contextualizar los hallazgos encontrados, al encontrarse la existencia de una estrecha relación entre apego y comunicación familiar; esto es, cuanto más seguro la madre conceptualiza el apego que mantiene con su hijo adolescente, la comunicación familiar es más positiva.

Es importante resaltar, que la madre como promotora del apego en su familia nuclear, tiene una experiencia previa de relación vincular con las correspondientes figuras parentales. En palabras de López (2014), son figuras de apego de su propia figura de apego adulta y figuras de apego de sus hijos; mantienen vínculos materno-filiales que las coloca en una posición tal que proporcionan cuidados incondicionales o se espera que lo hagan para con sus hijos, a la vez se espera que cuiden de su pareja. Aunado a lo anterior, cuando se vive la adolescencia de los hijos, tanto padres como hijos están obligados a reestructurar sus relaciones continuamente para dar lugar a que los hijos conquisten la tan anhelada autonomía. Este proceso puede generar fuertes tensiones que en algunos casos se agudizan cuando los padres, y en este caso, la madre, se enfrenta al hecho de que está empezando a envejecer y tiene que afrontar los cuidados de los propios padres y de una u otra forma, la muerte de ellos.

Dichos procesos y cambios pueden tener un fuerte impacto en la forma en que la madre se acerca a los hijos, ya que ella de antemano ya desarrolló un patrón de apego básico, lo cual incide a la vez en la dinámica familiar. Si existe un vínculo cálido y muy cercano entre madre e hijo/a, puede favorecerse un clima armonioso dentro del hogar.

En relación a las características del apego de las madres para con los hijos, destaca que lo conciben como un estilo seguro.

Los estilos de apego permanecen relativamente estables a lo largo de la infancia, esta estabiliad se debe en gran medida a la constancia del entorno y la propia estabilidad del sistema de apego (mental, emocional y conductual) que lleva a interpretar lo que sucede de una forma determinada, es por ello que existen evidencias que el sistema de apego se resiste al cambio; no obstante puede suceder cuando las circunstancias ambientales se modifican de forma importante (López, 2014).

Las personas con estilo de apego seguro son capaces de valorar a sus cuidadores como una base segura cuando están angustiados. Saben que los cuidadores estarán disponibles y que serán responsivos a sus necesidades; este tipo de apego es el resultado de la sensibilidad materna, la percepción adecuada e interpretación correcta y apropiada a las señales del niño que fortalecen interacciones sincrónicas. Las características del cuidado materno en este caso son de disponibilidad, receptividad, calidez y conexión (Ainsworth, como se citó en Dávila, 2015).

De esta manera, un apego seguro es aquel que ocurre cuando la figura parental responde al hijo, está para él o ella, se mantiene una conexión cercana y favorece la expresión de las emociones positivas y negativas del hijo, de tal forma que es posible que desarrolle mayor capacidad de regulación emocional. De acuerdo a los resultados, dicho patrón sería benéfico en el ajuste psicosocial del adolescente.

La adolescencia, más que ser una etapa en la que los vínculos de apego se debilitan y desaparecen, es una época en la que estos se transforman y son transferidos gradualmente al grupo de pares y a la pareja (Penagos, Rodríguez, Carrillo & Castro, 2006).

Por otro lado, se reporta que las madres perciben una comunicación familiar relativamente positiva, al encontrarse una predominancia de niveles medio-altos.

La comunicación familiar positiva se basa por un lado, en aspectos estructurales como límites claros, manejo de reglas flexibles, roles definidos como padres e hijos, alianzas, entre otros; por otro lado, en aspectos funcionales caracterizados por cohesión, apoyo, el fomento de espacios para la convivencia y de expresión de sentimientos y pensamientos de todos los miembros de la familia.

Para Tesson y Youniss (como se citaron en Musitu & Cava, 2003), la comunicación familiar constituye el instrumento que padres e hijos utilizan para renegociar sus roles, convirtiéndose en el medio por el cual su relación puede desarrollarse y cambiar hacia una mayor mutualidad y reciprocidad.

La comunicación familiar funcional permite el desarrollo de un autoconcepto positivo en los hijos y con menores manifestaciones de comportamientos inadecuados (Estévez, Murgui, Moreno & Musitu, 2007).

Con base en los resultados, sería esperado que tales patrones de comunicación favorezcan en los hijos conductas saludables, que a su vez fortalezcan los vínculos materno-filiales y paterno-filiales.

En otra línea, se encontraron diferencias en comunicación familiar por configuración familiar, siendo la familia nuclear la que mayormente favorece patrones más saludables.

La comunicación alienta la motivación porque aclara a sus miembros qué deben hacer, cómo lo están haciendo y qué pueden hacer para mejorar (Sobrino, 2008) y según lo obtenido, la configuración nuclear puede ser la que es capaz de marcar límites más claros y proporcionar mayor estructura a sus miembros; además dado que se compone solo de padres e hijos, puede fomentar espacios para expresión de sentimientos y pensamientos, a la vez, lo padres pueden disponer de más tiempo para involucrarse e interesarse por lo que hacen los miembros de la familia y por lo tanto ser más flexibles a la hora de renegociar reglas puesto que no existen otros familiares que intervengan.

A partir de lo anterior, se concluye primeramente que el estilo de apego seguro es el predominante desde la percepción de la madre, a la vez que perciben una comunicación familiar positiva al interior del sistema familiar. Así, cuanto más sólido y seguro se mantenga el apego entre la madre y el hijo adolescente, mejor será la comunicación familiar y se posibilitará el desarrollo de conductas adaptativas en los hijos

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