Editorial
Vuelve el tema de la violencia a las páginas de Integración Académica en Psicología. Un acto que, de alguna manera, pretende visibilizar y llamar la atención sobre un asunto que literalmente desangra a nuestros pueblos.
La Oficina de la ONU contra la Droga y el Delito (Unodc por sus siglas en inglés) en un informe de cierre del 2019, ha señalado que mientras a nivel global la tasa de homicidios es de 6,1 por 100.000 habitantes, en Centroamérica llega a 25,9 y en Sudamérica a 24,2. El continente americano reúne 37% de los homicidios de todo el planeta. La población carcelaria en las Américas (sin incluir a Estados Unidos) creció 121% desde el 2000 según el informe mundial sobre prisiones (World Prison Brief, del ICPR), sin embargo, la diferencia entre las altas tasas de homicidios y las bajas tasas de condenas en 2016 señala que solo se habían aplicado 24 condenas por cada 100 víctimas.
La pobreza, el desempleo, la inequidad, la falta de oportunidades, los gobiernos corruptos, son factores definitivos en la situación del continente.
Y el tema de la violencia se ha instalado en la vida cotidiana de muchos y muchas latinoamericanas. En las relaciones institucionales, escolares, en la vida en familia y en pareja.
Una verdadera epidemia
Las psicólogas y psicólogos miembros de la Asociación latinoamericana para la Formación y la Enseñanza de la Psicología, ALFEPSI, no podemos dejar de actuar sobre esta situación. El futuro del continente está comprometido.