A manera de editorial
Pequeña crónica de una visita al Encuentro de nuestro Congreso
Dicen que “de primeras impresiones no se han de sacar conclusiones”, al menos definitivas. Sin embargo, a las pocas horas de llegar a la Universidad Autónoma de Centro América, junto a la presidenta de nuestro comité organizador, la Dra. Dora Patricia Celis, nuestro secretario de ALFEPSI, el MsC. Nelson Zicavo, y el director del Centro de Psicología y Desarrollo Humano de Costa Rica, MsC. Sender Herrera, tuve la certeza de que la asamblea de nuestra asociación había actuado con mucho tino al decidir que nuestro V Congreso se realice en esta institución.
Podría empezar hablando de un campus hermoso, acogedor, de espacios abiertos coloreados con el verde de un césped cuidado, y plantas ornamentales que se realzan en la claridad y transparencia del aire; una vegetación de fondo de la que suelen salir intrépidos mapaches que conviven con los que llegan a “su universidad” y le ofrecen una semilla, o un chocolate, o simplemente compañía.
Sobre este espacio emergen respetuosas y orgullosas de su ambiente, unas edificaciones sólidas, intersectadas con la naturaleza no fundida, que dan techo a los auditorios, las aulas, los laboratorios. Están allí las salas, equipadas con las respuestas a las necesidades de los ponentes, en las que transitará el intercambio de saberes, experiencias, construcciones teóricas, metodológicas, prácticas, que darán cuenta del hacer de los psicólogos y las psicólogas latinoamericanas que asistan a nuestra cita de septiembre próximo.
Me llamó mucho la atención un servicio médico de alto nivel, atendido por galenos muy capaces, que, por no dejar de tener, tiene hasta un salón de cirugía. Un servicio médico que se extiende más allá de la población universitaria para realizar el ineludible y consciente compromiso de la Universidad con su gente, con su entorno, con los que lo necesiten.
Están allí también los espacios para el intercambio más informal –un pequeño restaurante con vista privilegiada y precios muy bondadosos, un club en el que las frutas naturales y sus jugos no faltan, o simplemente el césped, los bancos. Un complejo de piscinas (tres) en las que se puede contrarrestar el peso del brillante sol, o simplemente refrescar al terminar (o antes, o entre) las sesiones de trabajo.
Fui sorprendido por un sonido que anunciaba la llegada al campus universitario de un tren, en el que los visitantes podremos ir directamente al centro de la ciudad de San José, y conocer su historia, sus andares culturales, sociales y políticos. Caminar por sus plazas, reconocer la hermosa artesanía local, y encontrarnos con una buena cesta de patacones (y mucho más) para dar sosiego a la curiosidad culinaria.
Todas las condiciones demandas y pensables para llevar adelante un excelente Congreso están dadas en la UACA. Y si alguna aun faltará, nadie dude que estará, porque la máxima dirección de la institución no solo ha expresado, sino que ha dado muestra de su decisión de apoyar nuestro Congreso. La amabilidad y disponibilidad, el profesionalismo y la seriedad, la transparencia y el respeto, el acompañamiento y la deferencia de todas y todos, fueron nuestros acompañantes en los días que anduvimos por sus territorios.
Y esto, no tengo dudas, es lo fundamental. Lo que nos llevamos los visitantes como construcción indiscutible de la certeza del éxito de nuestro Congreso, es el conocimiento, el contacto con un equipo humano de alta competencia, de alta sensibilidad, comprometido con hacer de nuestro encuentro un dispositivo potenciador del desarrollo de la psicología latinoamericana.
Todo está siendo hecho con mucho amor y responsabilidad. Todo está siendo pensado para el bien de nuestra disciplina. Todo está siendo preparado con sentimientos nobles de solidaridad, de colaboración, de amistad. Todo está vibrando con y para América Latina.
Muchas gracias a todas y a todos los compañeros de la UACA, por todas las atenciones, por todas las insinuaciones y certezas de confianza en lo que haremos.
Nuestro mejor reconocimiento al esfuerzo de ellas y ellos, es nuestra presencia. Así que juntémonos todos y todas, entre el 7 y el 10 de septiembre del presente año, en apenas unos meses, y desde los espacios inspiradores de la Universidad Autónoma de Centro América pensemos y hagamos Psicología desde América Latina, para América Latina, con América Latina.
Todas y todos están convocados.