María Esther Flores Sosa
Verónica Reyes Meza
Alejandra Aguilar
Cherry García
Ana Karina Cruzaley
Facultad de Psicología, Universidad de Puebla, México.
Resumen
El desarrollo de las funciones psicológicas superiores está íntimamente ligado al entorno social en que se desenvuelve el niño. Si este es rico en estímulos los niños presentarán un desarrollo apropiado, sin embargo si es violento y la inversión parental es limitada, podría haber consecuencias sobre la esfera cognitiva de los menores. Partiendo de este hecho el presente trabajo evaluó el desarrollo de factores neuropsicológicos asociados directamente al desempeño escolar, mediante la aplicación de la batería Luria DNI, para identificar la diferencia en el análisis fonológico, escritura y lectura de individuos extraídos de su hogar e internados en un refugio a causa de violencia intrafamiliar y niños que viven en familias sin reportes de violencia. Los resultados muestran diferencias significativas en las tres áreas evaluadas; el grupo de niños sin maltrato obtuvo puntuaciones más altas que los niños internados.
Palabras clave: neuropsicología, maltrato infantil, lectura, escritura.
Abstract
The development of higher psychological functions is closely linked to the social environment in which the child develops. If this is healthy and stimulant children development will be appropriate, however, if the environment is violent and parental investment is limited children could present disturbances on their behavior and cognition. On this basis the present study evaluated the development of neuropsychological factors directly associated with school performance, we used the Luria battery DNI, to identify the difference in phonological analysis, writing and reading of individuals sheltered in an Institution due to physical mistreatment and children living in families with no reports of violence. The results showed significant differences in the three areas tested, the group of children without violence got higher scores in all the tests.
Key Words: neuropsychology, child abuse, reading, writing.
Introducción
Desde la perspectiva de la psicología histórico-cultural el desarrollo de las funciones psicológicas tiene un origen social, este proceso se da con el paso de las formas naturales a las formas culturales del comportamiento mediante la interacción con los adultos. Ello implica que el carácter voluntario y superior de la atención, memoria, lenguaje y actividad intelectual es posible solo si el niño se encuentra inmerso en un entorno social rico en estímulos (Ardila, Ostrosky, Canseco, Quintanar, Navarro y Meneses, 1985; Vygotsky, 1996). Luria (1978) analizando este planteamiento señala que para explicar la complejidad de las funciones psicológicas superiores es necesario investigar las condiciones de vida social del hombre que determinan su curso (Solovieva y Quintanar, 2007). Así se puede observar que las condiciones sociales, económicas y políticas de un entorno específico influyen de forma directa sobre la cognición de sus integrantes.
En este sentido diversos estudios han evaluado el desarrollo de los factores neuropsicológicos en niños de la misma edad pero que se encuentran en diferentes entornos sociales. Quintanar, Lázaro y Solovieva (2002) reportaron diferencias entre niños de escuelas rurales públicas y urbanas privadas, las diferencias más claras fueron un retraso en la regulación y control del comportamiento, la posibilidad de realizar movimientos secuenciales armónicos (melodía cinética) y en el análisis espacial simultáneo de los niños que asistían a la escuela rural pública. Es necesario resaltar que dichos factores corresponden al trabajo de las zonas cerebrales más complejas (Luria 1978; Akhjutina, 1997; Solovieva y Quintanar, 2000) y que no solo es preocupante la diferencia en el desempeño cognitivo, sino las posibles consecuencias que este desfase pudiera tener más adelante.
Estudios similares (De Bellis, Spratt y Hooper, 2011) establecen que niños que crecen en condiciones adversas como maltrato, marginación, desintegración familiar, falta de acceso a los servicios de salud, entre otras, presentan alteraciones en alguna de sus funciones psicológicas superiores durante la edad escolar debido a que el sistema de respuesta ante el estrés contribuye a alteraciones biológicas en el desarrollo cerebral.
En México uno de los problemas sociales más comunes es la violencia familiar, este problema afecta principalmente a los niños. De acuerdo con estadísticas gubernamentales, el 60% de los niños de entre uno a catorce años son víctimas de diversas acciones de violencia que lesionan su integridad y en la mayoría de los casos son los propios padres quienes vulneran su integridad física y emocional. El número de denuncias recibidas por maltrato infantil entre 1995 y 2007, pasó de 15,391 a 43,986 (INEGI 2010). Por otro lado la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE, 2009) y el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), señalan que en México el DIF atendió por maltrato a 68,444 menores.
En cuanto a la distribución porcentual de las denuncias comprobadas por el tipo de maltrato a los infantes, los datos obtenidos muestran al maltrato físico como el más frecuente (37.6%), seguido por la omisión en su cuidado (26.8%) y el maltrato emocional (26.6%) (INEGI, 2010). La omisión en el cuidado se divide en ocho subcategorías: descuido en la salud, en la supervisión, en la custodia, expulsión del hogar, alimentación, higiene personal, higiene del hogar y educación. Este descuido se distingue de la situación de pobreza en la que estas omisiones ocurren porque la familia no tiene acceso a servicios básicos de salud, higiene, agua, etc. Asimismo, es un maltrato que no implica un contacto físico inapropiado entre el niño o niña y quienes lo cuidan, pero que probablemente es una mayor amenaza social que el maltrato activo (Garbarino y Eckenrode, 1999).
Las consecuencias de la violencia intrafamiliar no solo se reflejan en el desempeño escolar del niño sino en su calidad de vida en general, así se han reportado deficiencias nutricionales (Silva, Assis, Hasselmann, Dos Santos, Pinto, y Rodrigues, 2012), de conducta (Remache y Remache, 2011; Ziv, 2012) y cognitivas (Romero, García y Martínez, 2013; Shakoor y Chalmers, 1991) entre otras.
Respecto a su personalidad se ha descrito que los niños víctimas de abuso o abandono frecuentemente no forman nexos afectivos, lo que se manifiesta como una dificultad constante para establecer relaciones con las personas en general (Morrison, Frank, Holland, y Kates, 1999), además presentan cuadros depresivos, de ansiedad y baja autoestima (Carter, Kay, George y King, 2003).
Un factor que destaca entre los niños víctimas de violencia es el grupo de edad, se sabe que los niños más agredidos son aquellos entre 6-12 años de edad (40.1%), en cambio solo el 12.1% de niños de 3-5 años son violentados y un 18.7% de los menores atendidos son de 0-3 años (Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública, 2005).
Reconociendo que son los niños que cursan el nivel primario quienes presentan el mayor porcentaje de maltrato infantil y sabiendo, como señalan Coello (2010) que el maltrato constante puede provocar dificultades psicológicas como alteraciones en la concentración, actividad intelectual y fallas en la entrega de tareas asignadas, se hace necesario analizar cómo la experiencia de violencia influye en aspectos específicos de su desempeño escolar.
En este trabajo en particular se investigó el desempeño de niños víctimas de violencia en tareas de lectura y escritura cuyos resultados permitieron generar estrategias específicas de intervención en niños refugiados por causa de violencia física intrafamiliar que cursan el nivel primario.
Metodología
Para determinar si existen diferencias significativas entre el desempeño en la prueba de lectoescritura en niños refugiados por causa de violencia y niños sin reporte de maltrato se realizó un estudio exploratorio y transversal.
Sujetos
El muestreo fue de tipo no probabilístico por cuota en el que participaron cincuenta niños, veinticinco de ellos se encontraban internados en una institución para menores referidos por la Procuraduría de la Defensa del Menor la Mujer y la Familia, que en su mayoría fueron retirados de su hogar parental para protegerlos del maltrato intrafamiliar y la negligencia. Los otros veinticinco niños conformaron el grupo control, es decir, niños de la misma edad y sexo pero que vivían en familias sin reportes de maltrato físico.
Instrumento
La evaluación de los factores neuropsicológicos de la lectoescritura se realizó con la prueba 7, subtests 13 a 15 de la Batería de Diagnóstico Neuropsicológico Infantil (DNI) de Luria. Este instrumento se aplica a niños entre siete y diez años que cuenta con una fiabilidad de 0.801 (Manga y Ramos, 1991).
Subtest 13. Análisis y síntesis fonéticos de palabras
Pretende conocer como el niño va aislando los componentes acústicos de las palabras habladas, conservando su orden en la secuencia e integrando elementos en unidades mayores con y sin significado.
Subtest 14. Escritura
Evalúa las propiedades funcionales de lenguaje escrito, el análisis de la composición fonética del habla, es decir, la audición fonética y la articulación, la recodificación de fonemas en grafemas y, la organización motora para realizar cada elemento gráfico.
Subtest 15. Lectura
El sistema funcional de la lectura hace intervenir componentes como el análisis y síntesis fonéticos de letras y a su unión en silabas recodificando los valores de los grafemas individuales para dar paso posteriormente al reconocimiento visual de palabras.
Análisis de los datos
Los resultados obtenidos fueron analizados utilizando con el paquete estadístico Prism 5 para Macintosh (GraphPad Software Inc., San Diego, USA). Se aplicó una prueba de Shapiro-Wilk para determinar la normalidad de la distribución de los datos obtenidos, posteriormente se utilizó una U de Mann Whitney para establecer las diferencias entre las ejecuciones de cada grupo.
Resultados
Se comparó el nivel de desarrollo de lectura, escritura y análisis fonético en niños institucionalizados y en un grupo control para explorar si existía una diferencia significativa entre ellos.
En el análisis fonético se observó que el grupo control tuvieron puntuaciones más altas, esto quiere decir, que los niños aíslan los componentes acústicos de las palabras habladas, conservando su orden en la secuencia e integrando elementos en unidades mayores con y sin significado. La figura 1 muestra las diferencias en el puntaje obtenido entre el grupo de niños violentados (44.96+11.07) y el grupo control (55.24+6.23) en el análisis fonético Se observa un puntaje significativamente mayor en los niños del grupo control (U=153.0, P<0.05).
Figura 1. Puntaje obtenido en el análisis fonético por niños que sufrieron violencia y niños del grupo control. Las líneas ilustran la media y el error estándar de cada grupo.
Pueden observarse diferencias en las ejecuciones de niños de ambos grupos (figura 2)
En el área de la escritura (figura 3), los niños víctimas de violencias tuvieron menor puntaje que el grupo control (38.04+9.6) quienes mostraron un mejor análisis de la composición fonética del habla, audición fonética y articulación (52.4+3.9), menos errores en la recodificación de fonemas en grafemas y en la organización motora para realizar cada elemento gráfico (U=45.50, P<0.05)
Figura 2. Puntaje obtenido en la escritura de los niños que sufrieron violencia y niños del grupo control. Las líneas ilustran la media y el error estándar de cada grupo.
En las tareas de lectura los niños violentados presentaron más fallas en el análisis y síntesis fonéticos de letras y no reconocieron los grafemas individuales para dar paso al reconocimiento visual de palabras su puntaje fue más bajo (40.60+14.98) que el de niños control (57+5.94). Al hacer el análisis estadístico se mostró que esta diferencia era significativa (U=120.0, P<0.05).
Figura 3. Puntaje obtenido en el análisis fonético por niños que sufrieron violencia y niños del grupo control. Las líneas ilustran la media y el error estándar de cada grupo.
Conclusiones
Los niños que fueron extraídos de su hogar e ingresados a una Institución para salvaguardarlos de violencia intrafamiliar tienen menor desempeño analizando los componentes acústicos de las palabras que los niños del grupo control.
Sus fallas residen tanto en la audición fonética como en la articulación de fonemas y en su conversión a grafemas lo que se manifestó como errores graves al escribir palabras aun cuando no tuvieron dificultades para la organización motora al realizar cada elemento gráfico (letra).
El sistema funcional de la lectura hace intervenir componentes como el análisis y síntesis fonéticos de letras y a su unión en silabas recodificando los valores de los grafemas individuales para dar paso posteriormente al reconocimiento visual de palabras. Es necesario que los programas de educación que se impartan a estos niños en particular atiendan no solo los aspectos afectivo-emocionales sin que dediquen un espacio para la realización de tareas destinadas a mejorar el funcionamiento del factores claves en la lectoescritura: análisis y síntesis de los sonidos del lenguaje (oído fonemático) y realización armónica de movimientos del aparato fonoarticulador (melodía cinética).
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