William Naranjo Fundora

Universidad de las Ciencias Médicas de La Habana.

Alejandro David González López

Instituto Superior politécnico de La Habana

Ricardo Amir Herrera García

Centro de Inmunología molecular de La Habana
Cuba

Resumen

Dentro del quehacer del profesor de psicología se encuentra gestionar los diferentes procesos sustantivos de la universidad (docencia, investigación y extensión) para garantizar el proceso de enseñanza aprendizaje transcurra de forma adecuada y promueva el desarrollo de la personalidad de los estudiantes universitarios. Esta tarea no resulta nada sencilla pues requiere que el profesor sea un autentico líder y que dentro de sus competencias se encuentre dirigir tales procesos de forma integrada. El propósito de este artículo es describir algunas alternativas para la gestión universitaria del profesor de psicología en tres de los campos de acción en los que se desempeña: social, organizacional y clínica, y de la salud.

Palabras clave: gestión integrada, procesos universitarios, campos de acción del psicólogo.

Abstract

One of the tasks involved in the work of psychology professors is to manage the different key processes developed at the university (teaching, research and extension) in order to ensure the teaching and learning process is carried out properly and contribute to promote the development of the personality of college students. This task is not at all simple since it requires the teacher to be a true leader and be able to direct these processes in a comprehensive way. The purpose of this article is to describe some alternatives for college psychology professors to manage the three fields of action that comprise his professional work: Social, Organizational and Health Psychology.

Key words: comprehensive management, academic processes, fields of action of the psychologist.   

            Introducción

La Educación Superior pretende formar profesionales que den solución a las exigencias y necesidades de la sociedad como su objetivo fundamental. Estos profesionales deben poseer un conocimiento científico que avale el grado de veracidad de dichas respuestas; pero el desarrollo de la humanidad ha demostrado cada vez más, que el conocimiento por sí solo, alejado de las interacciones sociales, sin valores éticos y morales, no dan salida a dichas problemáticas.

El profesor universitario lejos de ser un simple trasmisor de conocimientos, debe desempeñarse como parte de un entramado transformador de la sociedad, un promotor cultural, un formador de valores y un líder dentro del grupo en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Para lograrlo, es necesario gestionar los procesos docencia, investigación y extensión.

En este sentido, es necesario superar los viejos esquemas tradicionales de enseñanza. Fomentando el trabajo grupal, la toma de decisiones colegiadas, motivar, orientar, estimular al grupo, creando e innovando es que se alcanzará el objetivo propuesto.

El reto que se plantea está en consonancia con una de las cualidades básicas que promueve la Educación Superior que es la formación integral. Este concepto va más allá de la formación de valores en los educandos, dentro de los que destaca el humanismo, sino que demanda de ellos la capacidad de poner sus conocimientos al servicio de la humanidad, el ser creativos e independientes en su desempeño con una marcada tendencia a la autosuperación constante a fin de adaptarse a las situaciones siempre cambiantes de la sociedad.

La propuesta de este trabajo, está influenciada por experiencias anteriores desarrolladas en la carrera de psicología y motivada, en parte, por las necesidades referidas por el estudiantado que se forma en esta ciencia. Para comprender sus particularidades debemos referirnos entonces a algunas  experiencias, consideraciones teóricas, e históricas, propias de la gestión universitaria. Su objetivo es describir alternativas de gestión universitaria en tres esferas de actuación del psicólogo: comunitaria, clínica y organizacional.

Gestión universitaria

La misión de la educación superior es “preservar, desarrollar y promover, a través de sus procesos sustantivos y en estrecho vínculo con la sociedad, la cultura de la humanidad”(Horruitiner, 2006, p. 9).

La gestión del proceso docente-educativo en la educación superior cubana ha asumido un concepto amplio del proceso de formación integral del educando. Para ello, se ha hecho énfasis en el trabajo docente metodológico y en el trabajo científico metodológico a fin de potenciar la labor de los educadores.

La mejor forma de evaluar la gestión del proceso de formación es por su calidad y “la calidad de la educación se hace realidad en los aprendizajes cualitativamente relevantes. La calidad no está en lo que se enseña sino en lo que se aprende, por lo que en la práctica dicha calidad está dada cada vez más centrada en el propio sujeto educativo” (Díaz y Alfonso, 2008, p. 137).

Para lograr el desarrollo integral del educando es preciso alcanzar una integración de las actividades docente, investigativa y extensionista; pero ¿En qué consiste cada uno de ellos?

La gestión del proceso docente se garantiza por el trabajo metodológico que gravita en gestionar el proceso de formación de profesionales, integrando los diferentes modelos pedagógicos, apoyándose para ello en las leyes de la pedagogía y la didáctica. De este se deriva la autopreparación del profesor; con fines de perfeccionar el proceso de enseñanza-aprendizaje (PEA) y la formación de los educandos.

La gestión investigativa, por su parte, es la única forma que tiene el profesor universitario de mantener activa su forma de enseñanza, enriqueciendo al mismo tiempo sus conocimientos tanto de la ciencia que enseña como del saber pedagógico que lo distingue como docente.

Por su parte, la extensión universitaria según González (2008) “es el sistema de interacciones de la Universidad y la Sociedad, mediante la actividad y la comunicación, que se realizan dentro y fuera del centro de educación superior, con el propósito de promover la cultura en la comunidad universitaria y extrauniversitaria, para contribuir a su desarrollo cultural”. Pero como expresa la misma autora “no es únicamente la extensión el factor de cambio, ni se puede considerar como la única expresión del vínculo Universidad-Sociedad, el que requiere de la participación e integración de las funciones universitarias sustantivas (docencia, investigación y extensión)” (González, 2008, p. 190).

En consecuencia con lo expresado hasta aquí y; teniendo en cuenta que la dirección consciente y eficiente de la extensión solo es posible cuando se expresa en la relación función-proceso, es que se hace necesario organizar en tal sentido su gestión.

La investigación-acción-participativa. Una alternativa para la psicología comunitaria en la gestión de los procesos universitarios

Como se señalara con anterioridad, dentro del quehacer del profesor se encuentra gestionar los diferentes procesos sustantivos de la universidad (docencia, investigación y extensión), lo cual va a permitir garantizar que el proceso de enseñanza aprendizaje (PEA) transcurra de forma adecuada y promueva el desarrollo de la personalidad de los estudiantes universitarios. Esta tarea no resulta nada sencilla pues requiere que el profesor sea un auténtico líder y que dentro de sus competencias se encuentre dirigir tales procesos de forma integrada.

En este sentido, el profesor de psicología tiene la posibilidad de gestionar su labor de manera integrada mediante la investigación-acción-participativa (IAP), la cual constituye el método paradigmático de la psicología comunitaria pues es considerada la alternativa más apropiada y consecuente con sus principios teórico-metodológicos.

La IAP es concebida como un proceso de conocer y actuar, en el cual la población implicada profundiza el conocimiento sobre la realidad y se involucra en un cambio en aras de su propio beneficio. Se define como un proceso colectivo de aprendizaje en el que la comunidad tiene el control de este (Tovar, 2005).

Este método de investigación se ubica en la más reciente comprensión epistemológica de las ciencias sociales respecto a las relaciones sujeto-objeto, investigador-investigado, al hacer a los propios actores, sujetos de su propia investigación y transformación (D´Angelo, 2005).

En la IAP el equipo investigador se convierte en un equipo codirector del proceso, pues aunque conserva la iniciativa en la conducción del proceso y propuestas metodológicas, el rol de los participantes es de coparticipantes activos que interpretan la propia práctica transformativa con un sentido proactivo, de adecuación y pertinencia de los procesos y métodos consiguiendo establecer cambios importantes en el curso de las acciones a partir de las reflexiones y vivencias del proceso de cambio (D´Angelo, 2005).

Según Hall y Kassan (citado por Rodríguez, Gil y García, 2004, p. 55) las características fundamentales de la IAP son las siguientes:

-    El problema que se va estudiar se origina en la propia comunidad o en el lugar de trabajo.

-    El objetivo último de la investigación es la transformación estructural y la mejora de las vidas de los sujetos implicados. Los beneficiarios son los trabajadores o personas implicadas.

-    La IAP implica a las personas en el lugar de trabajo o la comunidad que controla todo el proceso global de la investigación.

-    El foco de atención de la IAP se sitúa en el trabajo con un amplio rango de grupos.

-    En la IAP es central el papel que se asigna a fortalecer la toma de conciencia en la gente sobre sus propias habilidades y recursos, así como su apoyo para movilizarse y organizarse.

-    El término “investigador” designa tanto a las personas del lugar de trabajo o la comunidad, así como a aquellos que cuentan con un entrenamiento especializado.

A partir de las particularidades de este método es que se considera que la IAP puede utilizarse para gestionar los procesos sustantivos de la universidad de forma integrada, pues combina perfectamente la investigación social, la intervención comunitaria y el trabajo educativo.

Gestionar de forma integrada los procesos de docencia, investigación y extensión, es una necesidad de todo profesor universitario, pues solo así se alcanzarán los resultados que la sociedad espera de los centros de Educación Superior. Pero la gestión integrada no es tarea sencilla pues cada uno de sus procesos posee distintas funciones: la docencia es la responsable de preservar la cultura, la investigación de crearla y la extensión de promoverla.

Para gestionar de manera integral los procesos universitarios, la IAP constituye una atractiva alternativa. En este método están presentes: la docencia dado que a las personas de la comunidad, objeto de estudio, se les enseñará cómo implementarla; la investigación porque se indagará en determinadas problemáticas sociales; y la extensión porque la comunidad participará activamente en este proceso.

La IAP permite al profesor encargado de efectuarla, gestionar los procesos universitarios, pues de esta forma, la docencia, la investigación y la extensión, se unen, implementan y desarrollan en la comunidad y la universidad, retroalimentándose constantemente. No cabe duda que recreando la cultura en la comunidad (extensión), descubriendo sus problemáticas (investigación) y promoviendo el desarrollo de recursos personales y sociales, mediante la toma de conciencia de sus problemas y el aprendizaje de alternativas de solución (docencia), se están ejecutando de forma simultánea los procesos universitarios y la IAP.

El punto de partida de los procesos universitarios es la extensión de los problemas sociales. Estos se canalizan a la universidad insertándose y reflejándose en sus procesos de docencia, investigación y extensión (González, 2002). La IAP, al mismo tiempo que permite la gestión universitaria integrada, facilita la comunicación bidireccional entre universidad y sociedad.

En la figura 1- se pone de manifiesto cómo se integran los procesos sustantivos universitarios, conjuntamente con la relación sociedad-comunidad-universidad, mediante la IAP.

Figura 1. Integración de los procesos.

Para concluir esta propuesta de gestión universitaria para la psicología comunitaria, solo quedaría señalar que la IAP además de permitir la comunicación bidireccional entre la comunidad y la universidad y la gestión integrada de los procesos universitarios, brinda la posibilidad de trasladar estos procesos de las aulas universitarias al contexto comunitario.

La práctica clínica psicológica. Punto de encuentro de la gestión universitaria

Los referentes más cercanos de esta propuesta se hallan en el Centro de Orientación y Atención Psicológica (COAP), institución creada como parte de una estrategia para mantener a los profesores de la Facultad de Psicología de la Universidad de la Habana con un espacio en el que pudieran realizar las prácticas clínicas, tan necesarias para la integración de las tres gestiones de las que se hace alusión en este trabajo, aliviando además las demandas asistenciales, crecientes de la población. Otro referente lo constituye el Centro para el Desarrollo Académico sobre Drogodependencia (CEDRO) que se constituye como Centro docente, investigativo y de extensión para la facultad de ciencias médicas.

Si se tiene en cuenta que los docentes que imparten las asignaturas de corte clínico, forman parte de los especialistas que desempeñan esta actividad; se puede entender las potencialidades que estos tienen para integrar las tres gestiones universitarias con mayor facilidad. Haciendo alusión a la gestión docente, ha de señalarse la constante autopreparación que los profesores de estas asignaturas mantienen en los temas específicos a la especialidad, y en pedagogía. El intercambio permanente con los colectivos pedagógicos y los centros clínico-docentes donde se desempeñan, es parte de su actuación cotidiana.

La gestión investigativa se consolida en la vinculación de estudiantes al trabajo científico-técnico, que se realiza de forma curricular y extracurricular. El trabajo científico curricular va a estar relacionado con todas aquellas actividades investigativas que deben ser desarrolladas por los estudiantes vinculados a las asignaturas o disciplinas que cursan y que constituyen un requisito para aprobarlas (González, M. 2008). En el caso de la práctica clínica-psicológica los proyectos investigativos que demandan las asignaturas se ponen en consonancia con las líneas investigativas del COAP y de CEDRO, que responden a su vez a las líneas investigativas de las facultades de psicología y de ciencias médicas.

A esto se añade, que la propuesta que aquí se brinda como alternativa viable y punto de integración de las tres gestiones consiste en desarrollar además extracurricularmente, actividades de forma individual y colectiva. Estas se deben configurar de forma adicional al plan de estudios del educando y siendo voluntaria, organizada en dependencia de las posibilidades de tiempo disponible de estos y en coordinación con los horarios de consulta del profesor.

Un ejemplo claro de esto es que los estudiantes tienen la posibilidad de participar de las consultas psicoterapéuticas y de orientación psicológica que realiza el profesor como especialista de la profesión.

Lo anterior contribuye en buena medida a desarrollar una mentalidad científica en los estudiantes que se caracteriza según (Jiménez, 1992, p. 126-127) por: “Una actitud de constante vínculo con la realidad y sus problemas; identificación personal y relación continua con el objeto; capacidad y condiciones para la concentración, atención y organización del trabajo; relación personal entre investigación y práctica social; claridad y sencillez en el uso de los métodos y las técnicas; dominio y seguridad en las técnicas y procesos de argumentación, demostración y refutación; capacidad crítica y autocrítica que fortalece su propio trabajo y el de los demás; y capacidad para trabajar en equipos”.

A las características antes citadas habría que agregar, la formación en valores humanos tan necesarios para el ejercicio de nuestra profesión, tales como: el respeto al derecho del otro; la aceptación mutua; el reconocimiento de la autoridad sin detrimento de la autonomía y la independencia personal; la independencia para la interdependencia; la observancia del interés común y el compromiso de la solidaridad humana (Calviño, 2005).

La gestión de extensión en la propuesta que se brinda para estas asignaturas, reside en las acciones comunitarias de prevención, que se ponen en práctica a raíz de los resultados obtenidos de la investigación, a través de programas televisivos de prevención o publicaciones en revistas especializadas. La extensión además permite corregir en la gestión docente e investigativa, el proceso cíclico de planificación, organización, ejecución y control.

Se puede concluir, que el ejercicio del profesor, en el espacio clínico-práctico donde se desempeña, le permite gestionar los procesos sustantivos de la universidad de forma integrada, siempre que propicie y estimule la participación de los estudiantes en ellas.

Psicología Organizacional. La gestión universitaria desde la praxis

En la actualidad, con la concepción redimensionada del trabajo metodológico, los profesores, han logrado desempeñar un trabajo educativo personalizado con cada estudiante e integrar de forma armónica los principios y regularidades pedagógicas y didácticas que permitan el desarrollo esperado del estudiante. Por otra parte, el trabajo metodológico permite diseñar estrategias para mejorar o perfeccionar el proceso de enseñanza-aprendizaje. Dichas estrategias, como bien señalan Díaz y Alfonso (2008), se orientan en dos direcciones fundamentales: en el de la materia a impartir y en el de la orientación psicopedagógica de sus estudiantes.

Toca al docente, jugar el rol de principal dirigente del proceso formativo del educando, donde en la medida que sea capaz de ganarse la autoridad moral ante los miembros del grupo es porque habrá logrado instruir con lo que sabe y educar con lo que es (Díaz y Alfonso, 2008).

Ahora bien, para lograr el desarrollo integral del estudiante se reafirma una vez más que es preciso alcanzar la integración de las actividades docente, investigativa y de extensión. Ahora bien: ¿Cómo se produce este proceso para la asignatura de Psicología Organizacional II?

En primer lugar, la gestión del proceso docente, en dicha asignatura, se garantiza por dos vías fundamentales. Mediante el trabajo docente metodológico (que pasa por la autopreparación permanente del profesor para la asimilación de los nuevos conocimientos y la interacción de trabajo que establezca con los colectivos pedagógicos) y por la aplicación de los principios de la Didáctica y la Pedagogía a fin de perfeccionar el proceso de enseñanza-aprendizaje. Todo ello, va a contribuir al proceso de formación del educando.

Pero dicha formación aún dista de garantizar la integralidad deseada. Es entonces que entra en juego la gestión de la investigación o, en otras palabras, la gestión educativa desde la praxis.

En el campo investigativo, la asignatura de Psicología Organizacional II se apoya en la realización de un trabajo de curso donde los estudiantes deben profundizar, consolidar y generalizar los conocimientos adquiridos durante el proceso docente. Este ejercicio curricular le permite al estudiante, mediante el autoestudio, apropiarse de los nuevos conocimientos así como desarrollar habilidades que le serán de mucha utilidad en su futuro ejercicio profesional. La experiencia ha demostrado que la aplicación de la teoría en la práctica propicia una mejor apropiación de los conceptos abstractos.

La importancia fundamental que tiene la gestión de la investigación desde la Psicología Organizacional, es que permite dar respuesta a los problemas socioeconómicos que puedan existir en el sector productivo y, a la vez, enriquece con los resultados obtenidos, el sistema de conocimientos a impartir, aparte de que brinda una retroalimentación certera de la efectividad del proceso de enseñanza-aprendizaje.

Finalmente, la integralidad del proceso de formación del educando depende del proceso de gestión extensionista, el cual está muy vinculado a la labor investigativa.

Como bien señalan González y González (2008) existen tres concepciones o formas de aplicación de las prácticas de extensión:

Modelo tradicional de extensión: La universidad se erige en el poseedor del saber y lo transmite a sectores específicos que lo demandan.

Modelo economicista: La universidad se convierte en una empresa de servicios y donde el conocimiento se convierte en el producto a comercializar.

Modelo de desarrollo integral: La universidad comparte el saber y deviene en agente del cambio social. No solo promueve la cultura, sino que contribuye a la transformación social y económica y, por ende, a su propia transformación.

El tercer modelo, se ajusta más a la realidad de la labor de extensión en la asignatura de Psicología Organizacional II. Ello se explica por el hecho de que dicha labor está vinculada a la búsqueda de solución a los problemas, tanto netamente sociales como socio-económicos.

Para la asignatura de Psicología Organizacional II, de los resultados obtenidos durante el proceso investigativo se derivan una serie de acciones de intervención propias del proceso de extensión. Desde la capacitación al personal directivo o a trabajadores claves (Ejemplo: supervisores) en temas psicológicos como motivación laboral, ejercicio del liderazgo, trabajo en equipos, manejo de conflictos, entre otros, que son impartidos por los propios estudiantes bajo la tutoría del profesor, hasta la realización de dinámicas grupales que promuevan la reflexión en torno a temas puntuales o al servicio de orientación psicológica a fin de contribuir a que los individuos hagan un manejo más efectivo de factores estresantes que les impiden ser más productivos en el trabajo.

Pero estas acciones propias de la extensión no solo se derivan del proceso investigativo sino, a su vez, son potencialmente vías para determinar, a partir de los resultados que de ellas se obtengan, nuevos problemas de investigación. Asimismo, la labor de extensión contribuye a la formación de los educandos, en tanto, consolidan y desarrollan nuevos conocimientos, potencian nuevas habilidades e incorporan nuevos valores. Tanto los educandos como el profesor se convierten, por tanto, en promotores y actores de la labor de extensión.

Resumiendo, la integración de la docencia, investigación y extensión en la Psicología Organizacional se logran, pues constituyen en sí mismos una unidad dialéctica que contribuye al proceso de formación integral de los educandos. La efectividad y calidad de la labor docente se va a ver potenciada por las labores investigativas y de extensión, toda vez que contribuyen a afianzar los conocimientos adquiridos por parte del estudiante, siendo este el principal indicador que avala la calidad del proceso. Igualmente, la investigación se convierte en la aplicación práctica del proceso docente y es la encargada de detectar los problemas que a posteriori resuelve la extensión universitaria. Y, por último, con la actividad de extensión se lleva a la comunidad una cultura que se transmite durante el proceso docente y que se crea y desarrolla en la actividad investigativa.

Conclusiones.

Con el presente trabajo se puso de manifiesto que en la labor del psicólogo, en las tres áreas de actuación identificadas (comunitaria, clínica y organizacional), es factible la realización de la gestión universitaria siempre atendiendo a las particularidades de cada campo de aplicación.

Bibliografía.

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Jiménez, K. (1992). “Hacia la formación de un profesional que piensa, descubre su mundo y transforma su realidad”. Taller sobre Educación Superior.

Rodríguez, G., Gil, J. y García, E. (2004). Metodología de la investigación cualitativa. La Habana: Félix Varela.

Tovar, M. (2005). “Concepción metodológica del estudio psicosocial de la comunidad”. En Fuentes, M. Vasallo, N. Álvarez, L. y Pañellas, D. (Comp.), Psicología Social II. Selección de lecturas. La Habana: Félix Varela.

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