Deyanira Aguilar Pizano

deyaaupizano@hotmail.com

Licenciada en Psicología. Estudios de maestría en Psicoterapia Humanista Diplomados en Docencia Superior y Calidad en la Educación Superior. Profesor Investigador de la Facultad de Psicología de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. México.

David Alonso Ramírez Acuña

darama@costarricense.cr

Licenciado en Psicología de la Universidad Autónoma Monterrey. Psicólogo clínico. Perito forense. Doctor en Psicología Forense por la Universidad Autónoma de Centro América. Magister en Psicología Clínica, Universidad Independiente de Costa Rica. Bachiller en Ciencias Religiosas de la Universidad Juan Pablo II. Egresado de Teología de la Universidad Católica Anselmo Llorente y la Fuente. Egresado de Filosofía de la Universidad Católica Anselmo Llorente y la Fuente.

Luz Marina Arango Gómez

luz.arangogo@amigo.edu.co  , delfin72co@yahoo.com

Psicóloga. Universidad de Antioquia, Especialista en pedagogía para el desarrollo de aprendizaje autónomo de UNAD, Especialista en educación social y animación sociocultural Universidad de Sevilla (España). Fundación Universitaria Luis Amigó Medellín Colombia

Ana Raquel Cabral Barcellos

anarabarcellos@gmail.com

Estudante de Graduação em Psicologia pela Universidade Federal de Santa Catarina (UFSC). Estagiária no Centro de Referência Especializado em Assistência Social de Florianópolis (CREAS).

Olga Fernández González;

ofernandezg@uc.cl

Licenciada en Psicología. Docente de la Escuela de Psicología, UST  Talca, Chile. Psicóloga. Magister en Psicología de la Adolescencia. Doctora en Investigación en Psicoterapia. Supervisora Clínica Acreditada. Magister en Psicoterapia, Pontificia Universidad Católica de Chile. Magíster en Psicología de la Adolescencia. Post título en Terapia Familiar Sistémica.

Jorge Luis Ferrari

El Licenciado en Ciencias de la Educación. Es profesor invitado en el Magister en Familia de la Universidad del Bio-Bio. Es director del sitio web: www.serpadre.org.ar 

Diana Lesme

dianalesme@gmail.com

Psicóloga, Directora Ejecutiva de SSAFE (Servicios Sicológicos de Apoyo a la Familia y a la Escuela). Docente de la Universidad Católica “Nstra. Sra. De la Asunción”; Paraguay. 

Cristina Lopez Lara

crislop_psic7@hotmail.com

Licenciatura En Psicología. Profesor de la Preparatoria Novel. México.

Karen Mardones

karenmardonesle@santotomas.cl

Licenciada en Psicología, Magíster en Investigación Participativa para el Desarrollo Local, Magíster en Psicología y Diplomada en Estudios de Género. Universidad Santo Tomás, sede Valdivia. Chile.

Lucienne Martins Borges

Professora da Pós-Graduação do Departamento de Psicologia da Universidade Federal de Santa Catarina. Doctora en Psicología.

Carolina Lisbet Méndez Sandoval 

caro.mendezsandoval@gmail.com

Universidad Autónoma de Chile, sede Temuco. Chile

María de los Ángeles Oyarzún Farías

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Jefa de Carrera de la Escuela de Trabajo Social, Universidad Santo Tomás, Sede Talca. Magister en Ciencias Sociales. Licenciada en Trabajo Social. Magíster en Ciencias Sociales con mención en Comunicación. Diplomada en Formación Pedagógica en Educación Superior. Diplomada Estrategias de Intervención Psicosocial en Violencia Intrafamiliar. Diplomada Actualización en Peritaje Judicial Social. Diplomada en Mediación Familiar. Diplomada en Metodología de Investigación e Intervención Social. Diplomada en Gestión en Educación Superior

Elizabeth San Pelayo Ferrer

esanpelayo@santotomas.cl ;lissampe@yahoo.es

Licenciada en Psicología. Magister en Sexualidad. Post-título Terapia Cognitiva Posracionalista. Docente Jornada Completa. Carrera de Psicología, Universidad Santo Tomás, Talca.

Daniela Sevegnani Mayorca

daniseveg@gmail.com

Daniela Sevegnani Mayorca: Estudante de Pós-Graduação no Mestrado em Psicologia da Universidade Federal de Minas Gerais, na área de Psicanálise. Graduada em Psicologia pela Universidade Federal de Santa Catarina. Atua nas áreas de Psicanálise e Política.  

Ireri Yunuen Vazquez Garcia

irerivazquez@hotmail.com

Licenciatura en Psicología. Estudios de maestría en Psicología Clínica. Profesor Investigador de la Facultad de Psicología de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo

Nelson Zicavo

nzicavo@ubiobio.cl.

Máster en Psicología Clínica, Director del Magister en Familia con menciones en Intervención y Mediación Familiar, Profesor de la escuela de Psicología de la Universidad del Bío Bío, Chile.

Antonio Estrada
Brenda Tabardillo
Oscar Everardo
Luis A. Ramón
Alfredo Mejía

México

Resumen

El propósito de esta investigación es el entender la percepción de las estudiantes universitarias de sexo femenino que crecieron sin la presencia física de su padre, sobre el impacto de la ausencia de su padre en su vida emocional, comportamientos, relaciones interpersonales y las estrategias de afrontamiento que utilizan para sobrevivir a la pérdida de una figura paterna.

Los resultados muestran que el impacto de la ausencia del padre en la vida de los estudiantes es un fenómeno real. Sus vidas se han visto afectadas de diversas formas. La mayoría de ellas se enfrentan a la soledad, la ira, el dolor, la inseguridad, la desconfianza, el abandono, la baja autoestima, la vulnerabilidad, la falta de apoyo emocional o económico, las dificultades con sus relaciones, y las dificultades académicas. Algunas de ellas sintieron que habían perdido su infancia, ya que se convirtieron en una niña parental, debido a que muchas de las responsabilidades de la madre fueron colocadas sobre sus hombros.

Palabras clave: Padre ausente, la ausencia física y emocional, familia monoparental.

Abstract

The purpose of this research is to understand the perception of university female students who grew up without the physical presence of his father, on the impact of the absence of his father in his emotional life, behavior, interpersonal relationships and coping strategies they use to survive the loss of a father figure.

The results show that the impact of the absence of fathers in the lives of students is a real phenomenon. Their lives have been affected in various ways. Most of them are facing loneliness, anger, pain, insecurity, distrust, abandonment, low self esteem, vulnerability, lack of emotional or financial support, difficulties with relationships, and academic difficulties. Some of them felt they had lost their childhood, as became a parental child, because many of the responsibilities of the mother were placed on his shoulders.

Keywords: absent father, physical and emotional absence, parent family.

Introducción

La influencia de la presencia de la madre en el bienestar de sus hijos ha sido bien documentado por décadas. Sin embargo, el impacto de la presencia del padre en el bienestar emocional de sus hijos se ha asumido que tiene poca relevancia. Recientemente ha habido un mayor interés para comprender la importancia de la presencia emocional y física del padre en el bienestar de sus hijos. Además, empezamos a entender mejor los efectos nocivos de la ausencia del padre en la vida de los niños que crecen en hogares monoparentales. Tradicionalmente, la mayoría de la gente pensaba que el papel del padre era ser el sostén de la familia y tenía la responsabilidad de apoyar a la madre para disciplinar a los niños difíciles. Sin embargo, se ha prestado escasa atención al estudio de los efectos de la ausencia emocional y física del padre en el bienestar emocional de sus hijos.

Principales factores determinantes de la ausencia de los padres

Los principales factores del fenómeno de la ausencia paterna son: la viudez, el divorcio, los hijos nacidos fuera del matrimonio, la cohabitación y matrimonios reconstituidos entre otros. Globalmente, la tendencia es que las familias con dos padres biológicos sean cada vez menos comunes (Lippman & Wilcox, 2013). Los estudios revelan que el setenta y cinco por ciento de los niños tiene más probabilidades de vivir en un hogar encabezado solo por su madre (United States Census Bureau, 2011). Según datos del censo en los Estados Unidos, la tasa de nacimientos por mujer soltera ha aumentado de manera constante en las últimas décadas y mostró su nivel más alto en 2007 y 2008 (51,8 por 1 000), (Martin, Hamilton, Ventura, Osterman, 2010). La cohabitación se ha convertido en un fenómeno creciente y común en las últimas cuatro décadas. "Casi la mitad (48%) de las mujeres de entre 15 y 44 años han cohabitado antes del matrimonio" (Copen, Daniels, Mosher, 2013, p. 1). Hoem dice que en Suecia, la cohabitación antes del matrimonio se vuelve casi universal (Seltzer, 2000).

En los Estados Unidos, el porcentaje de familias monoparentales se ha triplicado en los últimos cincuenta años. Este problema ha afectado n especialmente a las familias latinas y afroamericanas. En 1960, el 22% de los niños afro-americanos nacieron en un hogar monoparental, en cambio, para el 2001 el porcentaje aumento al 53%. Durante el mismo período, los niños nacidos en un hogar de un solo padre casi se triplicó (Barajas, 2011). En la población blanca, aumentó desde un siete por ciento a un diecinueve por ciento. Entre los hispanos, tres de cada diez niños vivían en familias monoparentales (Park, 2003).

En el Reino Unido, uno de cada tres niños sufre separación de los padres antes de cumplir los 16 dieciséis años. (La Comunidad Maranatha, 2008).

Por lo que respecta a México, el censo de 2010, muestra que de cada cien hogares veinticinco están a cargo de una mujer (INEGI, 2010).

Efectos positivos de la presencia de los padres

La investigación actual muestra que los niños que viven con sus padres biológicos tienen un mejor estilo de vida en comparación con los niños que viven ya sea solo con su madre o quienes tienen padrastro (Coleman, Ganong y Fine, 2000). Los resultados positivos son multidimensionales y se reflejan en el desarrollo social, emocional y cognitivo. Los hijos de padres que cuidan y se preocupan por ellos, tienen mayor coeficiente intelectual con mejores capacidades lingüísticas y habilidades verbales, así como mejores resultados en la educación. Estos beneficios se extienden a la adolescencia y la edad adulta (Rosenberg y Wilcox (2006).

Los niños en edad escolar de padres altamente involucrados son más propensos a tener un mejor desarrollo cognitivo durante la infancia, disfrutan más de la escuela y tienen una actitud positiva hacia esta. Además, tienden a ser más cumplidos en sus deberes académicos, y a obtener mejores calificaciones. También tienden a tener un funcionamiento social por encima del promedio, así como una disminución en la probabilidad de presentar problemas de conducta en la adolescencia. Al mismo tiempo presentan las tasas más bajas de delincuencia y comportamiento criminal, y menor probabilidad de participar en el consumo regular de tabaco.

La participación del padre reduce la frecuencia de los problemas de conducta en niños y problemas psicológicos en las mujeres jóvenes (Allen, Daly, 2007, Sarkady, Kristiansson, Oberklaid, Bremberg, 2007).

La literatura especializada señala que los hijos de padres que se involucran tienen más probabilidades de mostrar un mayor locus de control interno. Las adolescentes que tienen una relación de mayor calidad con sus padres tienen menos probabilidades de iniciar la actividad sexual. Los jóvenes adolescentes que viven con ambos padres inician la actividad sexual a una edad más avanzada (Allen, Daly, 2002. Why it matters, 2010). Los investigadores indican que las niñas que disfrutan de una relación cercana con su padre son menos propensas a reportar la primera relación sexual durante su época de estudiantes (Manning, Wendy, Heidi Lyons, 2009; Regnerus, Luchies, 2006).

Efectos negativos de la ausencia paterna

Las investigaciones en los últimos años han documentado que la ausencia física y emocional del padre se correlaciona con un resultado negativo en sus hijos. Los hijos que viven en una familia monoparental muestran desajustes psicológicos, bajo rendimiento académico y mal comportamiento, depresión, comportamiento antisocial (impulsivo / hiperactivo) y dificultades para establecer y mantener relaciones cercanas, sobre todo con los hombres. (Amato, 2005; Coleman, Ganong, Fine, 2000; Lamb, 1996). Los niños sin la presencia de su padre biológico tienen mayor probabilidad de ser pobres, tener un hijo fuera del matrimonio (Park 2003), y una tendencia a experimentar la pubertad a una edad más temprana "(Deardorff, Ekwaru, Kushi, Ellis, Greenspan, Mirabedi, Landaerde. Hiatt, 2010).

Los hijos que viven en una familia monoparental con desventajas socioeconómicas, son más propensos a ser ociosos, a tener un estatus ocupacional más bajo (Amato, 2005; Chouhy s/f), tienen más probabilidades de convertirse en padres adolescentes, de ser arrestados, y estar desempleados por largos períodos, involucrarse en delincuencia juvenil (Berlin, 2004), a manifestar baja autoestima y manifestar problemas de comportamiento (The Marantha Community,2008).

El desarrollo intelectual y social de los niños de un solo padre, puede verse afectado negativamente un poco o más que el de las niñas que viven en un hogar monoparental (Barajas, 2001). Los estudios revelan que los padres divorciados invierten menos tiempo y menos dinero en la vida de sus niños, (Wardle, 2012). Los niños que se forman con un solo progenitor tienen mayor riesgo de desarrollar problemas emocionales o mentales, conducta antisocial, e irresponsabilidad. Tienen tres veces más probabilidades de presentar problemas con las amistades (Meltzer, Gatward, Goodman, 2000; O'Neil 2002). El setenta por ciento de los jóvenes delincuentes provienen de familias monoparentales (el Centro para la Justicia Social, 2002). Los niños que crecen en un hogar monoparental tienen casi el doble de la tasa de abuso, y más del doble de posibilidades de terminar en la cárcel (American Humanae, 2003).

En el Reino Unido, una investigación encontró que el síndrome de muerte súbita infantil es 3 veces más común entre las madres no casadas pero que viven con su pareja y 7 veces más común entre las madres solteras. (La Comunidad Maranatha, 2008, la Oficina Nacional de Estadística, 2004). "Ser padre soltero no es la única, pero si muy importante causa de una mayor tasa de deserción escolar, embarazos en la adolescencia, delincuencia juvenil, u otros resultados negativos" (Berlín, 2004, p. 1).

Declaración del propósito

Hay evidencia creciente de que la ausencia física y emocional del padre se asocia con resultados negativos en el desarrollo de los niños y adultos jóvenes. En México, hay pocos datos que documentan el impacto de la ausencia del padre entre los estudiantes universitarios de sexo femenino. Este estudio tiene como objetivo lograr una mayor comprensión de cómo el estudiante afronta la experiencia de la ausencia paterna. Este estudio tiene por objetivo reunir datos preliminares para desarrollar y validar instrumentos para evaluar el impacto de la ausencia de los padres en una población mayor de estudiantes universitarios. Además, los datos preliminares servirán para comparar el impacto de la ausencia del padre con la información obtenida en otros países. Este conocimiento podrá ayudar a los psicólogos a crear intervenciones terapéuticas para este tipo de problemas.

Propósito del estudio

El propósito de esta investigación es estudiar la auto-percepción que las hijas tienen sobre el impacto de la ausencia de su padre en su vida emocional, comportamientos y relaciones interpersonales y explora las estrategias de afrontamiento que las estudiantes utilizan para sobrevivir a la pérdida de la figura paterna.

Metodología

Diseño

La presente investigación es de corte cualitativo. Se desarrolló por medio de entrevistas en profundidad, utilizando un cuestionario semi-estructurado con ocho estudiantes de una universidad privada en México. El primer paso de este proceso fue reclutar y reunir los consentimientos informados de los posibles participantes. El siguiente paso se aplicó el test MMPI-2 (Inventario Multifásico de Personalidad de Minnesotta) a todas las participantes para evaluar sus rasgos de personalidad. Después se realizó y se grabó en video la entrevista en profundidad en forma individual. Finalmente se realizó una sesión de entrevista grupal. Se presentan los resultados utilizando seudónimos para mantener la privacidad de los participantes. Los datos recogidos en este estudio servirán para elaborar un cuestionario cuantitativo para una mayor investigación en muestra mayor.

Análisis de datos

El equipo se reunió para analizar las entrevistas grabadas, para clasificar los datos en patrones, y codificar las respuestas para identificar los temas subyacentes de las entrevistas.

Resultados preliminares

Los resultados globales del MMPI, muestran lo siguiente:

Escalas Básicas:

  • Escalas que se presentan elevadas con mayor frecuencia: Desviación Psicopática (2), Introversión Social (2), Hipomanía (1), Depresión (1)

Escalas Suplementarias:

  • Escalas que se presentan elevadas con mayor frecuencia: Escala de “Evasión Social” (Is2) (4), Escala de “timidez y perturbación” (Is1) (3), Escala de “alienación del yo y de los demás” (Is3) (2), Escala de “Género Femenino” (GF) (2)

Escalas de Contenido:

  • Escala BAE (Baja Autoestima) (3), Escala ISO (Incomodidad social) (3), Escala DEP (Depresión) (2), Escala DTR (Dificultades en el trabajo) (2), Escala FAM (Problemas familiares) (1), Escala PAS (Prácticas Antisociales) (1).

Los resultados individuales pueden verse en el apéndice 1.

Después de la codificación de la entrevista, surgieron doce temas subyacentes. Entre ellos se destacan: La soledad, la falta de apoyo emocional / económica, el abandono, la ira, la desconfianza, el dolor, la impotencia, sentirse diferente, baja autoestima, relaciones deficientes, la inseguridad y falta de logros académicos. Los temas principales y los datos de apoyo se resumen a continuación.

Sentido de soledad

La mayoría de los estudiantes informaron de una sensación de soledad. María dice: "Mi padre murió cuando yo tenía 5 años de edad. Estaba muy unida a él, siempre estábamos juntos, y solía jugar conmigo. Cuando lo busqué para jugar, él no estaba allí, no estaba más con nosotros” (silencio, agitando nerviosamente las manos colocadas sus manos en sus caderas, se aclara la garganta), "eso me hizo sentir muy sola" (Posición, apoyándose hacia adelante).

La soledad de Lupe es notable. Lupe tenía diez años de edad cuando su padre se suicidó. Ella dice: "Para mí, mi padre era el mejor, teníamos un vínculo muy estrecho. Yo lo quería mucho. Cuando iba a una fiesta, el siempre estaba conmigo”. La soledad de Lupe es notable porque en la pérdida de su padre, ella también perdió a su familia. Ella dice: “Cuando murió mi padre, mis tíos y mi abuelo todos se hicieron a un lado dejándonos solos". Su sentido de la soledad aumentó aún más. "Necesitábamos a mi padre mucho". ¿Cómo?, (pregunta el entrevistador) "Bueno... en el amor que él me dio, mi madre pasaba el tiempo llorando y no nos prestó mucha atención (en voz baja) y luego se volvió a casar tres años después... se volvió a casar, pero no queríamos que se volviera a casar ".

En este punto de la entrevista, el sentimiento de soledad es demasiado doloroso. El equipo preguntó: "Entonces, ¿tu crees que perdiste a tu madre también?" Su respuesta fue dolorosa: “Ujummm... (sí) porque en cierto modo, la perdí porque ya no se ocupaba de nosotros, no le importaba si comiéramos o no, ella solo se hizo cargo de su marido". La soledad acompañó a Lupe mayor parte de su tiempo. Ella dice: "Me sentí muy sola, recuerdo que cuando quedé en el cuadro de honor en la escuela y quería que mi padre estuviera allí… No estuvo... Cuando me casé, yo quería que mi padre estuviera allí. Él no estuvo”.

Cuando Ana, recuerda que su padre se había ido y que ahora su madre tuvo que trabajar más duro, se preguntó: "¿Dónde está mi padre? ¿Por qué no me llevaba con él?". Rosy otra estudiante siempre se preguntó. "¿Por qué mi padre no puede venir a casa? ¿Por qué mi madre tiene que ir a trabajar y dejarnos en la casa de mi abuela?... De vez en cuando mi padre venía de entrada por salida. Cuando vino a vernos, no queríamos dejarlo ir, pero siempre había esa separación.”

Falta de apoyo emocional / económico

Otro tema fundamental es la falta de apoyo emocional o económico. La mayoría de las mujeres informaron de las dificultades financieras y la falta de apoyo emocional de alguien que estuviera allí cuando fuera necesario. Los padres de Ana se divorciaron cuando ella tenía trece años. Cuando el equipo preguntó por los miembros de la familia se vio que fácilmente menciona los nombres de la madre, hermano y hermana, y sus edades, ella hace una pausa prolongada y suspira, pero no mencionó a su padre. Por lo tanto, le preguntamos: "¿y tu padre? (se encoge de hombros, mueve las manos) “Oh, el no vive con mi madre. Están separados”.

Ana dice: "me faltaron muchas cosas por causa de mi padre. Mi padre no pudo darme apoyo. Si pedía consejos de él, su respuesta era ‘haz lo que quieras '.... "Y no era tanto por su apoyo financiero, sino por el apoyo emocional y moral, esa sensación de saber que estaba ahí cuando lo necesitara". "En mi graduación, aunque estuvo presente, solo estaba allí, sin decir nada, ni una palabra de aliento salía de su boca como ‘felicidades... hija por tu esfuerzo, o cualquier otra cosa...’, nunca me dio apoyo como ‘esfuérzate más, lo puedes hacer’, por el contrario, en la escuela primaria si sacaba un nueve, decía: ‘mira tus primos, sacaron diez’".

La declaración de Perla es corta, pero emotiva. Cuando ella recuerda las infidelidades de su padre, dijo "mi madre estaba harta de esta situación, ahí se separaron… nos fuimos... nos quedamos solos sin mi papá ".

Abandono

El abandono fue otro tema de fondo que surgió al codificar las entrevistas. En especial para las hijas cuyos padres dejaron su casa a la edad de once o doce años. Becky con insistencia  le preguntó a su madre por su padre. "Tenía un año y medio cuando mi padre se fue de la casa... (largo silencio), ahora, tengo 21 años...” (largo silencio). Ella nunca conoció a su padre físicamente. "Cuando cumplí 19, recibí un correo electrónico de mi tía, la hermana de mi padre, donde ella me dio su número de teléfono y me dijo que él había estado buscándome a mí” (se pasa la mano por el pelo con ansiedad). "Tengo muchas dudas, muchas preguntas de el por qué se había ido, por qué nos había abandonado."

Por razones de distancia y económicas, Becky nunca lo conoció personalmente, solo hablaba con él por teléfono durante un período de un año. "Nunca tuve la oportunidad de verlo... entonces él falleció, me decidí a ir a su entierro...” (pone su mano sobre su cara nerviosa). "No estaba segura de si quería verlo en su ataúd... pero mis familiares me animaron a que lo viera. Yo lo vi. Lloré. Yo estaba confundida, ¿quién era él...? " (empieza a llorar), "pero no podía decir nada, no importa lo que dijera, él no podía escuchar”.... (largo silencio). "Es el único recuerdo físico que tengo de mi padre".

Ira: Ángela siente ira. Ella no sabe quién es su padre. Su madre tampoco sabe. "Yo vivo con mi mamá... (se rasca la cabeza, pone el dedo en los labios) "y una hermana pequeña.... Mmmmm.... Así que no sé quién es mi padre... " (cruza los brazos). "¿Qué pasa cuando te vas a liberar toda esa ira, entonces, ¿cómo te sientes?" "Bueno.... Lloro y me duermo... " " No tengo rencor contra él, mi pesar es más dirigido hacia Dios y hacia mí misma... "

La ira que Lucy siente es hacia Dios y hacia sí misma. Ella dice: "me quejo con Dios por todo.... Siempre se trata de lo mismo.... ¿por qué pasó esto?, ¿por qué dejas que las cosas malas me suceden o por qué todo va mal? ", (soy estúpida y me ofendo a mí misma) "y yo digo, es mi culpa todo lo que salió mal... ¿Por qué esto o por qué lo otro...... y luego le reclamo a Dios, todo es tu culpa porque se supone que estas para ayudar a todo el mundo no?".

Desconfianza: Otro tema que emergió fue la desconfianza. Algunas mujeres manifestaron estos sentimientos de diferentes maneras. Le preguntamos a Lucy: "Tú has dicho que ha sido difícil relacionarse con los hombres, ¿has tenido novio? Su respuesta fue: "Bueno, creo que algún día voy a tener un novio, pero no, nunca he tenido novio." Hicimos otra pregunta: ¿Hay alguna figura masculina con la que te sientas cómoda, que crees que le importas y que pueda tener una influencia positiva en tu vida, una figura masculina por la que hayas sentido respeto? Su respuesta: "Mmmmmm.... (silencio).... mmmm... en mi ciudad? Cuando era niña?.... " En cualquier etapa de su vida... Finalmente su respuesta: "Ujummmm.... Un señor,.. el marido de la señora M... Cuando llegué allí, compró una gran cantidad de frutas: plátanos, manzanas, mangos. Él me dijo: 'adelante, come, come manzanas, come uvas’. "Me sorprendió, ¿cómo quieres que coma manzanas, que son tan caras? Luego, peló algunas naranjas y me dio a mí, me quedé sorprendida".

Perla también muestra desconfianza. Ella dice: "Tengo miedo de que otra figura masculina pudiera entrar en mi vida".

Dolor: Lupe recuerda a su padre como un padre afectuoso y enriquecedor. Pero él se suicidó. Cuando ella lo recuerda, siente dolor. "Ujumm mucho dolor... Lloré mucho, solía llorar mucho durante las noches porque lo extrañaba mucho".

Impotencia: Cuando Lucy recuerda que vive sin su padre, se siente vulnerable. "Necesitaba a alguien para cuidar de mí, para protegerme". Para Perla, la presencia de su padre le traía seguridad. Perla dice. "Cuando mi padre se fue, me sentí como si hubiéramos perdido a alguien con autoridad, hemos perdido la seguridad. Fue muy difícil vivir sin un hombre en casa”.

Ser diferente: Ser diferente es otro tema subyacente en las entrevistas. Lucy siempre ha pensado que ella es diferente. Los padres de otras niñas asistían a las reuniones de padres en la escuela, pero ella no tenía una figura masculina que pudiera asistir en su nombre. Le preguntamos, ¿cómo te sentías al respecto? "Mmmmm...... (gestos, poniendo el dedo en la boca, se aclara la garganta) y, a continuación, recuerda cierta ocasión, cuando asistía a la escuela primaria, un hombre le preguntó: "¿Quién eres tu? ¿Eres la hija de...... ¿Cuál es tu familia? Le estaba preguntando por el apellido de su padre. “Ustedes saben que yo no tengo el apellido de mi padre, que es el apellido de soltera de mi madre”, (sollozos y las manos se mueven nerviosamente).

Ángela también pensaba que era diferente. Cuando estaba con sus compañeras de clase, se dio cuenta que ellas tenían ambos padres. "Eso parecía extraño para mí, cuando sus padres las besaban o abrazaban, me pareció muy divertido.... como que no es la vida normal el vivir con ambos padres.... me preguntaba lo que se sentiría ser besada y abrazada por un padre ".

Baja autoestima: Para María no tener un padre era una desventaja. Ella dice: "Cuando vi a mis amigos, me sentí diferente, porque tenían algo... una fuerza que yo no tenía.... Me vi a mí mismo como alguien inferior, sÍ, inferior..., eso es lo que sentía de mí misma".

Dificultad para relacionarse con el sexo opuesto: Otro tema fundamental fue el de las dificultades para relacionarse con el sexo opuesto. Lucy tiene veintitrés años. Ella nunca ha tenido un novio. "Tal vez algún día voy a enamorarme".... "Últimamente me he comenzado a relacionar con algunos muchachos, dos o tres, pero nunca ningún muchacho me ha hablado para confiarme algo”.

Perla dice: "Tengo miedo de que otras figuras masculinas pueden entrar en mi vida". Le preguntamos a María, ¿cómo fue la relación con tus familiares? “Nula”, fue su respuesta. “Nunca hemos tenido una estrecha relación con ellos ".... “Durante un viaje de vacaciones visitamos a mi tío y mi tía. Ellos estaban ansiosos por vernos, y nos abrazaron, pero yo no podía abrazarlos, no sentí nada". Así que no pudiste corresponderles? "No, con el abrazo no."

Ángela tiene otras dos hermanas que tienen más de treinta años de edad, y ninguna de ellas está casada. Ángela tenía un novio, pero no se casó. Su psicólogo le dijo que ella tenía miedo de casarse. Ella dice: "No he tenido muchas relaciones amorosas, y las que he tenido no fueron ni duraderas ni estables... Ahora me doy cuenta de que tengo miedo…. Siempre pienso en lo que pasará si no funciona o qué sucederá si me engaña? "

Inseguridad: Otro tema que surgió después de codificación de las entrevistas fue la inseguridad. María señaló: "No tengo amigos, no me doy la oportunidad de estar más cerca de mi familia, así que por eso no puedo abrazar a mis tíos. Me siento insegura.

Ángela, que tenía un novio, pero canceló su boda, y rompió su relación después de un curso de orientación prematrimonial, afirma: "No he tenido muchos novios y mis relaciones no son relaciones a largo plazo."... Me siento insegura cuando estoy en una relación, me temo que va a ser infiel.... "Sólo de pensar en el hecho de que mi novio o esposo podrían ser infiel me pone triste y muy enojada. Nunca aceptaría una infidelidad".

Académicamente: Algunas de los participantes se vieron afectadas en sus logros académicos. Esther dice: "Yo era tan rebelde"... “Yo no asistía a clases, yo prefería dejar la escuela e ir con mis amigos al club o al río a tomar".
Ángela, con un dejo de tristeza reflejada en su rostro dice: "la ausencia de mi padre me ha afectado mucho, tanto en mi vida personal como en mis logros académicos".

Hijo parentalizado: En un contexto mexicano, no se cuenta con una prestación por desempleo. Así que, como consecuencia de vivir en un hogar monoparental, generalmente la madre tiene que ir a trabajar o trabajar horas extras para compensar la pérdida de la estabilidad económica. Bajo estas circunstancias, es común que uno de los hijos tiene que sustituir a la madre y cuidar de los hermanos menores. Por lo general, se trata de la responsabilidad de la "mujer". Perla dice: "Puedo decir que yo no tuve adolescencia. Cuando mi padre se fue, tuve que tomar una gran responsabilidad sobre mis hombros. Ahora era la encargada de hacer las tareas de la casa y cuidar de mis hermanos. Nunca he tenido tiempo para pensar en mí".

Rosy afirma: "Cuando mi padre murió una gran responsabilidad cayó sobre mí. Tenía que cuidar de mis cuatro hermanos, así que empecé a trabajar muy joven”. Cuando María veía a sus amigos ir a fiestas en compañía de sus padres, empezó a preguntarse, "¿Por qué tengo que trabajar tan duro? ¿Por qué no puedo ir a fiestas?”

Métodos de afrontamiento
En la investigación no solo interesaba conocer el impacto de la ausencia del padre en la vida de estas jóvenes. También queríamos conocer los mecanismos de afrontamiento que habían utilizado para sobrevivir a la ausencia paterna. La mayoría de ellas mencionó que la religión fue un factor importante en sus vidas.

Lupe, quien perdió a su padre cuando ella tenía diez años de edad, dijo: "conocer a Dios trajo esperanza en mi corazón. Orar me dio paz y consuelo. "..." Cuando me acuerdo de mi padre, me pongo a llorar, pero luego voy a Dios y pido su ayuda.” Lucy, que nunca supo quién era su padre, dijo. "Dios siempre ha sido mi refugio, siempre lloro con él“ (se seca las lágrimas) El equipo preguntó: ¿Ves a Dios como Padre.? –“Sí”_- (Ella pone su mano sobre su cara nerviosamente). Perla dijo: "Tenía que orar a Dios por ayuda... la necesitaba demasiado". Para María y su familia vivir sin un padre fue una experiencia muy dura. Ella dice. "Hemos trabajado duro, estudiado y leído la Biblia. Hicimos todo eso para hacer frente al dolor y el sufrimiento y para seguir adelante". La mayoría de ellas afirmaron que usaron sus creencias religiosas, y el trabajo duro como forma de superar o enfrentar su dolor al no vivir con su padre. Este resultado puede ser debido al hecho de que la mayoría de las mujeres entrevistadas provienen de un trasfondo religioso.            Una última pregunta fue hecha para ellas: Si replantearas haber vivido sin la presencia de su padre, ¿Considerarías que hay algo positivo que haya surgido de todo esto?, ¿crees que hay algún beneficio? Para todos ellas se trataba de una pregunta inesperada. La mayoría de ellas dijo. "Nunca pensé que podría ser una ventaja”. Después de reflexionar sobre el asunto, algunas respondieron: "Bueno, yo aprendí a confiar en mí misma", "Aprendí a luchar sola" una de ellas dijo: "He aprendido que no necesito un hombre a mi lado para seguir adelante".

Conclusiones

Los datos obtenidos revelan que los hijos que viven en familia monoparental se ven obligados a hacer frente a un conjunto particular de problemas. Hay algunas variaciones en la forma de enfrentar esta situación, a pesar de que algunos de ellos enfrentan mejor que otros, la mayoría de ellas, tarde o temprano, mostrarán las desventajas de vivir en un hogar monoparental. Las estudiantes que participan en esta investigación se enfrentaron a diferentes tipos de dificultades derivadas de vivir sin un padre. La mayoría de las estudiantes entrevistadas se enfrentan a múltiples problemas como la soledad, la ira, el dolor, la inseguridad, la desconfianza, el abandono, la baja autoestima, la vulnerabilidad, la falta de apoyo emocional o económico y, las dificultades con sus relaciones, y las dificultades académicas. Algunas de ellos pensaban que habían perdido su infancia, porque se convierten en una hija parentalizada. Muchas de las responsabilidades de las madres se adjudicaron a estas jóvenes.

Escuchar estas historias puede rompernos el corazón. Estas son historias reales que retratan, de primera mano, el drama que está asociado con el vivir sin la presencia del padre. El recuerdo de aquel padre que las abandonó está fresco en sus mentes y corazones no importa el tiempo que haya pasado.

Estas son las personas que buscan ayuda para superar los problemas de la vida, pero no saben a dónde ir, porque no saben cómo buscar ayuda. Así que es hora de que los profesionales de salud mental sean más conscientes de esta necesidad y desarrollen nuevas estrategias para ayudar a aquellos que son víctimas del fenómeno del padre ausente. Este estudio muestra que el impacto del padre ausente en la vida de las estudiantes tiene muchas consecuencias negativas en sus vidas. Sus vidas emocionales están en crisis, por lo que se sienten vulnerables, inseguras, con profundos sentimientos de soledad y dañan sus relaciones con el sexo opuesto.

Por estas razones tenemos que crear una mayor conciencia en el ser humano y en la sociedad para reducir al mínimo el impacto negativo que la ausencia del padre podría tener en la vida de sus hijas. Las hijas necesitan una figura paterna. Un padre de crianza deja un hermoso legado a sus hijas, un legado que faculta a tener una vida más plena. El padre ausente deja también un legado que pone en peligro las vidas y el bienestar de su descendencia.

Quisiéramos terminar este estudio, compartiendo dos citas: "Los padres son mucho más que cabezas de familia. Ponen una base importante para el desarrollo emocional, psicológico y físico de sus hijos. La presencia de un padre y una interacción positiva en la vida de un niño promueve la salud de las familias y comunidades más seguras y estables". (Stanley, Knitzer, Cohen, 2009, p. 3).

"Si más niños en este país nacieran de padres que están dispuestos y son capaces de cuidar de ellos, veríamos una reducción significativa en una serie de problemas sociales que afectan a los niños en los Estados Unidos, desde el fracaso escolar hasta la delincuencia, el abuso infantil y la negligencia". (Why it matter, 2010).

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Apéndice

MMPI-2

Resultados condensados de prueba en ocho sujetos de sexo femenino

ESCALAS BASICAS

  1. Ana: (N/A)
  2. Esther:
    1. Escala Dp (Desviación Psicopática) con puntaje alto T66
    2. Escala Ma (Hipomanía) con puntaje moderadamente alto T64
  3. Mary:
    1. Escala Is (Introversión social) con puntaje muy alto T79
    2. Escala D (Depresión) con puntaje alto T74
  4. Perla:
    1. Escala Pt (Psicastenia) con puntaje moderadamente alto T61
    2. Escala Pa (Paranoia) con puntaje moderadamente alto T60
    3. Escala D (Depresión) con puntaje moderadamente alto T60
  5. Ángela: N/A
  6. Lucy:
    1. Escala Is (Introversión social) con puntaje muy alto T84
    2. Escala Pa (Paranoia) con puntaje moderadamente alto T60
  7. Lupe: N/A
  8. Rosy: N/A

ESCALAS SUPLEMENTARIAS

  1. Ana:
    1. Escala Is2 con puntaje alto T69
  2. Esther:
    1. Escala de Alcoholismo de MacAndrew-revisada (A-MAC) con puntaje alto T72
    2. Escala Fuerza del yo (Fyo) con puntaje moderadamente alto T63
  3. Mary:
    1. Escala Is1(Timidez/Perturbación) con puntaje alto T74
    2. Escala Is3 (Alienación del yo y de los demás) con puntaje alto T71
    3. Escala de Ansiedad (A) con puntaje alto T66
    4. Escala de Desajuste Profesional (Dpr) con puntaje alto T65
    5. Escala Is2 (Evasión Social) con puntaje moderadamente alto T64
    6. Escala de Desorden de Estrés Postraumático (EPK) con puntaje moderadamente alto T62
  4. Perla:
    1. Escala Is2(Evasión Social) con puntaje muy alto T80
    2. Escala de Represión (R) con puntaje alto T73
    3. Escala de Responsabilidad Social (Rs) con puntaje alto T65
    4. Escala de Género Masculino (Gm) con puntaje moderadamente alto T64
  5. Ángela:
    1. Escala de Género Femenino (Gf) con puntaje alto T67
  6. Lucy:
    1. Escala Is2 (Evasión Social) con puntaje muy alto T80
    2. Escala Is3 (Alienación del yo y de los demás) con puntaje alto T74
    3. Escala Is1 (Timidez/Perturbación) con puntaje alto T70
    4. Escala de Ansiedad (A) con puntaje alto T69
    5. Escalas de Desorden de Estrés Postraumático (EPK) y (EPS) con puntaje alto T68
    6. Escala de Desajuste Profesional (Dpr) con puntaje moderadamente alto T6
  7. Lupe: N/A
  8. Rosy:
    1. Escala de Género Femenino (Gf) con puntaje alto T66
    2. Escala Is2(Evasión Social) con puntaje moderadamente alto T64

ESCALAS DE CONTENIDO

  1. Ana:
    1. Problemas Familiares (FAM) con puntaje alto T69
  2. Esther:
    1. Prácticas Antisociales (PAS) con puntaje alto T69
  3. Mary:
    1. Incomodidad Social (ISO) con puntaje muy alto T77
    2. Preocupación por la Salud (SAU) con puntaje alto T74
    3. Dificultad en el Trabajo (DTR) con puntaje alto T72
    4. Baja Autoestima (BAE) con puntaje alto T67
  4. Perla: N/A
  5. Ángela : N/A
  6. Lucy:
    1. Incomodidad Social (ISO) con puntaje muy alto T88
    2. Dificultad en el Trabajo (DTR) con puntaje muy alto T83
    3. Rechazo al Tratamiento (RTR) con puntaje alto T69
    4. Baja Autoestima (BAE) con puntaje alto T67
    5. Depresión (DEP) con puntaje alto T65
  7. Lupe: N/A
  8. Rosy: N/A

Daniela Sevegnani Mayorca
Lucienne Martins Borges
Ana Raquel Barcellos

Brasil

Resumo

A violência conjugal aparece como sintoma da dinâmica conjugal e da dinâmica intrapsíquica de cada parceiro envolvido. Para apreender sua complexidade, faz-se necessário um olhar interdisciplinar. A ritualização judicial, por exemplo, é uma modalidade importante de gestão da humilhação e da culpa, decisivos no enfrentamento do traumático. As observações apresentadas foram produzidas no âmbito de um projeto de extensão realizado na Universidade Federal de Santa Catarina desde 2011 que previa o atendimento psicológico especializado a pessoas diretamente envolvidas em situações de violência conjugal bem como a investigação do percurso da queixa de violência desde a denúncia na Delegacia da Mulher. Através do projeto foi possível mapear recursos culturais mobilizados no ordenamento judicial e na família que possibilitavam ou limitavam o processo de saída da situação de violência. O trabalho clínico tinha como objetivos gerais: A reconstrução da identidade, o restabelecimento da confiança nas produções simbólicas próprias e a definição de limites entre si e os outros. Os resultados apresentados pretendem problematizar o tratamento judicial da violência conjugal no Brasil através da Lei Maria da Penha e apontar caminhos para a intervenção clínica em casos desta complexidade.

Palabras claves: Violência Conjugal, Psicodinâmica, Psicologia Intercultural, Ley Maria da Penha

Abstract

Domestic violence appears as a symptom of the intrapsychic dynamics of each partner involved eda marital dynamics. To grasp its complexity, it is necessary an interdisciplinary look. The court ritualization, for example, is an important modality for the management of humiliation and guilt, decisive in confronting the traumatic. The observations were made under an extension project conducted at the Federal University of Santa Catarina since 2011 which provided specialized psychological care for people directly involved in situations of domestic violence as well as the investigation of the complaint of the route of violence since the complaint in WPS. Through the project was able to map cultural resources mobilized in the judicial system and the family that enabled or limited the output process of a violent situation. Clinical work had as general objectives : The reconstruction of identity, restoring confidence in their own productions and symbolic definition of boundaries between self and others. The results presented intend to question the judicial treatment of marital violence in Brazil by Maria da Penha Law and point out ways for clinical intervention in cases of this complexity.

Palabras claves : Conjugal Violence, Psychodynamic, Intercultural Psychology, Law Maria da Penha

Resumen

La violencia doméstica aparece como un síntoma de las dinámicas conyugales y de la dinámica intrapsíquica de cada parte involucrada. Para captar su complejidad, es necesaria una mirada interdisciplinaria. La ritualización judicial, por ejemplo, es una modalidad importante para la gestión de la humillación y la culpa, decisivas para enfrentar lo traumático. Las observaciones que se presentan se realizaron en virtud de un proyecto de extensión realizado en la Universidad Federal de Santa Catarina desde 2011, que proporcionó atención psicológica especializada para las personas directamente involucradas en situaciones de violencia doméstica, así como la investigación de la queja desde la denuncia. A través del proyecto se asignaron los recursos culturales movilizados en el sistema judicial y la família, lo que permitió el proceso de salida de una situación de violencia. El trabajo clínico tuvo como objetivos generales : La reconstrucción de la identidad, la restauración de la confianza en sus propias producciones y la definición simbólica de los límites entre uno mismo y los demás. Los resultados que se presentan tienen la intención de cuestionar el tratamiento judicial de la violencia conyugal en el Brasil por la Ley Maria da Penha, y señalar caminos para la intervención clínica en casos de esta complejidad.

Palabras claves: Violencia Conyugal - psicodinámicas - Psicología Intercultural - Ley Maria da Penha

Introdução

A violência se apresenta das mais variadas formas na dinâmica das relações humanas. Segundo o Relatório de Direitos Humanos da Mulher da Human Rights Watch de 1996, a violência conjugal é a maior causa de ferimentos femininos em todo o mundo e a principal causa de morte de mulheres entre 14 e 44 anos. Na América Latina, a violência conjugal atinge entre 25% e 50% das mulheres (Narvaz&koller, 2006) e de acordo com a Sociedade Mundial de Vitimologia (ONU), 23% das brasileiras já foram vítimas de violência conjugal. O Brasil é o segundo país com maior índice de homicídios femininos da América Latina, entre o período entre 2006 e 2010 (Waiserlfisz, 2012).

Segundo Mapa da Violência publicado em 2012, 65,4% do total de registros no Sistema de Informação de Agravos de Notificação (SINAN) do Ministério da Saúde eram relativos à Violência Doméstica (Waiserlfisz, J.J. 2012). Nas mulheres com idade na faixa dos 20 aos 49 anos, 65% dos casos foram cometidos pelos parceiros. A taxa de reincidência dos episódios foi de 51%. Quanto ao tipo da violência sofrida, 44,2% dos casos registrados eram relativos à violência física, 20% sexual e 12,2% psicológica. Além disso, 68,8% dos episódios de violência doméstica se deram na residência da vítima (Waiserlfisz, 2012).

Um dado que chama atenção é que 59,51% das vítimas alegam não depender financeiramente do agressor. De posse desses índices problematiza-se que as políticas devem construir mecanismos para autonomia financeira, mas também emocional/social das mulheres. Outro dado interessante é de que 58,27% dos episódios registrado não ocorreram com uso de álcool ou drogas por parte do agressor (Brasil, 2011).

Estes dados nos indicam a dimensão do desafio que representa a questão da violência conjugal atualmente no Brasil e evidenciam a importância de se investigar e intervir seria e urgentemente sobre esta realidade e Este trabalho é fruto de um Projeto de Extensão que ofereceu atendimento psicológico a pessoas em situação de violência conjugal. O objetivo é aqui é apresentar os resultados das investigações teóricas e da experiência clínica e apontar caminhos para a intervenção clínica em casos desta complexidade. O Projeto, intitulado “Atendimento Psicológico Especializado em Situações de Violência Conjugal”, foi desenvolvido no Serviço de Atenção Psicológica (SAPSI) do Departamento de Psicologia da Universidade Federal de Santa Catarina (UFSC), visando o atendimento a pessoas diretamente envolvidas em situações de violência conjugal, apareçam elas como instigadoras ou vítimas do fenômeno. O Projeto teve como abordagem teórica a psicodinâmica e utilizou os dispositivos clínicos da psicoterapia individual e a coterapia.

A análise do percurso da queixa sobre a violência conjugal exigirá um retorno teórico sobre as noções de violência, passagem ao ato violento e violência conjugal, abordando seus aspectos culturais e psicodinâmicos. A seguir, serão apresentadas as principais políticas públicas brasileiras para o combate à violência conjugal e em seguida, a experiência dos atendimentos psicológicos especializados a pessoas em situação de Violência Conjugal. Finalmente, se tecerá uma leitura crítica sobre as estratégias de enfrentamento da violência conjugal estudadas, além de apontamentos para sua estruturação a partir da experiência no referido Projeto de Extensão.

Objetivos

- Oferecer atendimento psicológico de qualidade especializado a pessoas diretamente envolvidas em situação de violência conjugal.

- Compreender os recursos socioculturais mobilizados pela queixa de violência conjugal no município de Florianópolis.

Marco Teórico

Violência na dinâmica conjugal

Durante o projeto, procurou-se investigar as origens e as simbologias da violência para as partes envolvidas, assim como o que leva a estas pessoas a permanecerem em relações pautadas por dinâmicas de violência. Procuramos ir além do comportamento violento propriamente dito e investigar a relação dos atos com a vida afetiva daquele que os comete e daquele que se vê na posição de vítima.

Os termos “violência”, “agressão” e “agressividade” são frequentemente utilizados de forma intercambiável nos textos e estudos sobre os atos violentos. As causas e características do comportamento violento podem ser compreendidas à luz de diversas variáveis e abordagens teóricas distintas: fisiológicas, neuropsicológicas, genéticas, psicológicas, assim como explicações que levam em conta fatores externos, como o acesso às armas, o consumo de álcool ou drogas, o status social e econômico, etc. Globalmente, estes termos — violência, agressividade e agressão — são utilizados na literatura científica para se referir a todo comportamento cuja intenção é a de ferir o outro, fisicamente ou psicologicamente (Eron, 1992).

A origem do conceito de “violência” encontra-se no latim violentus, violentia, que significa o caráter violento ou selvagem, a força. Para Senninger e Fontaa (1996), este termo recobre duas realidades: aquela de uma força física definida pela sua subtaneidade, sua brutalidade, e a transgressão das regras, das normas, das leis e dos hábitos. A esta definição, acrescenta-se a noção de “agressividade”. O termo “agressividade” aparece de forma mais frequente no século 13 para designar as tropas que vão ao encontro uma da outra. Assim, a agressividade seria “a tendência a atacar”, termo emprestado do latim ad gradere, “caminhar em direção de”, unido ao sufixo ite, de item, “semelhante”, “como se” (Senninger; Fontaa, 1996, p. 6). Ainda segundo esses autores, “a agressividade não é violência, mesmo se ela representa uma tendência a se atualizar em violência, em certas circunstâncias” (1996, p. 8). Esta compreensão nos remete à definição de “agressão” que, por sua vez, é a atualização da agressividade em gestos, a ação mesma, de atacar um indivíduo ou uma coletividade. (Senninger; Fontaa, 1996).

Assim, a violência, de antemão protetora e positiva para a pessoa pode se transformar em agressão negativa e destruidora. Os autores sublinham que a agressividade é universal, isto é, que ela se encontra em todo indivíduo, independente do sexo (Senninger; Fontaa, 1996). O ato violento seria a última instância da expressão da agressividade. Porém, tal como indicado acima, estes termos substituem uns aos outros nos escritos de um número significativo de autores.

As passagens ao ato têm uma dinâmica diretamente relacionada com a experiência do sujeito, sua organização intrapsíquica, suas necessidades afetivas e suas maneiras de estabelecer e viver as relações interpessoais. Porém, tais passagens ao ato não se atualizam sempre da mesma forma e são determinadas igualmente pela estrutura de personalidade do sujeito e pela dinâmica das relações que estabeleceu ao longo da vida.

Nesta perspectiva, entende-se a dinâmica da violência conjugal como cíclica, onde se seguem sucessivos movimentos que prendem os sujeitos na relação. O ciclo da violência conjugal passa por três fases principais: 1) aumento da tensão entre o casal; 2) descarga da energia psíquica gerada neste tensionamento em forma de passagem ao ato violenta e 3) apaziguamento da relação, depois da descarga das tensões. Com o tempo a dinâmica da relação tende a se carregar novamente, seja por fatores internos ou externos ao casal, aumentando a tensão e repetindo o ciclo. A vítima, presa no ciclo da violência, busca sustentar as esperanças baseada nos momentos de apaziguamento. Porém, com o aumento da frequência e da intensidade dos episódios, característica da dinâmica conjugal violenta, há um aumento do nível de ansiedade, o que os leva muitas vezes a buscar ajuda.

É neste momento de crise que, em geral, a vítima recorre ao apoio familiar, jurídico, religioso e à psicoterapia. Acionando toda sua rede social pelo fim da violência. Na psicoterapia, entende-se este momento como a possibilidade que o sujeito encontra de experimentar outra relação, de ter um espaço para olhar para si e para sua história em um espaço seguro que lhe possibilite compreender a sequência dos acontecimentos e sua implicação atualizada neles e poder assim, romper com o ciclo da violência.

A Judicialização da queixa de violência

A Lei 11.340, promulgada em 2006 e conhecida como Lei Maria da Penha, dispõe sobre os mecanismos legais para coibir a violência doméstica e familiar contra a mulher no Brasil. a lei ganhou esse nome em homenagem a uma brasileira, cuja história merece ser contada aqui. Maria foi atingida por um tiro de revólver disparado pelo marido durante uma briga do casal. A lesão lhe deixou paraplégica, o que a motivou a denunciá-lo à justiça brasileira em 1983. Ao fim do processo, o então ex-marido foi absolvido. Maria então buscou seus direitos junto ao CLADEM (Comitê da America Latina e Caribe para defesa dos Direitos da Mulher) e o CEJIL (Centro pela Justiça e Direito Internacional) para formalizar a denúncia à Comissão de Direitos Humanos da Organização dos Estados Americanos (CDH/OEA), o que resultou em uma carta da OEA recomendando a reforma do sistema legislativo brasileiro para o combate à violência conjugal.

A recomendação, somada à assinatura por parte do Brasil da Convenção para Eliminação de todas as Formas de Discriminação contra as Mulheres (CEDAW/ONU), em 1984, fizeram incluir na Constituição Federal Brasileira, promulgada após o fim da Ditadura Militar, em 1988, o texto sobre a necessidade de promover a igualdade entre homens e mulheres e a busca pela equidade (ALVES, 2006; CRUZ, 2007, p. 50).

A emergência e a consolidação das lutas dos movimentos feministas ganharam força nesta época e se institucionalizaram progressivamente. A partir de 1985 criadas as Delegacias de Defesa da Mulher (DEAM), objetivando atender mulheres em qualquer tipo de situação de violência. A Lei Maria da Penha foi finalmente promulgada em 2006. Um estudo realizado pela Central de Atendimento à Mulher sobre o impacto dessa Lei Maria da Penha mostrou que antes de sua promulgação eram registrados em média 3.356 atendimentos mensais, que passaram para 6.600, totalizando um aumento de 96% na procura pelo serviço (Brasil, 2011). O que indica que a lei, fez aparecer inúmeros casos de violência que até então eram sofridos silenciosamente no Brasil.

Quando a mulher em situação de violência chega à Delegacia ela é primeiramente ouvida pela delegada que a encaminha para os psicólogos da DEAM, que escutam a queixa, orientam a mulher sobre seus direitos e sobre o processo legal que se decorrerá após a formalização da denúncia e encaminham a ofendida para o registro do Boletim de Ocorrência. Este processo é importante, pois o processo implica em separação imediata de corpos, o que não é o desejo da maioria das mulheres, fato que analisaremos em seguida. Caso haja lesão corporal, a delegada deve encaminhar o processo ao Ministério Público, independente da vontade da ofendida. Caso não haja lesão corporal, a mulher pode optar por fazer um Termo Circunstanciado e deixar apenas registrado o ocorrido, sem dar início ao processo judicial.. Após a emissão do Boletim de Ocorrência, o poder judiciário deve emitir uma Medida Protetiva, que definirá a distância que o acusado deve manter da ofendida e de seus familiares até o dia da audiência com o Ministério Público. Este último convoca a ofendida, seu cônjuge e as testemunhas para verificar a materialidade da denúncia e confirmar a intenção da ofendida em dar prosseguimento ao processo, esta opção só existe caso não haja nenhum tipo de lesão corporal.

Em 9 de fevereiro de 2012 (Globo, 2012) o Senado brasileiro aprovou uma importante alteração na Lei Maria da Penha (Lei nº 11340/2006). Estabeleceu-se que “os crimes praticados com violência doméstica e familiar contra a mulher sejam processados mediante ação pública incondicionada” (Senado, 2012), isto é, qualquer pessoa pode denunciar a situação ao Ministério Público, que conduz o processo criminal sem que a mulher agredida precise autorizar. De acordo com a delegada da DEAM de Florianópolis, Ana Silvia Serrano, cerca de 80% das mulheres que se queixam na delegacia desistem de dar seguimento ao processo no decorrer do mesmo. Ainda de acordo com a delegada, poucas o faziam por questões financeiras ou coerção do marido. O faziam, principalmente porque acabavam se reconciliando com seus companheiros, chegando a interromper por iniciativa própria a Medida Protetiva concedida no início do processo que obriga o distanciamento de corpos entre o casal.

O Centro de Referência à Mulher em Situação de Violência (CREMV), vinculado à Secretaria Municipal de Assistência Social de Florianópolis, criado em 2009 é o “espaço de acolhimento e atendimento social, psicológico e orientação jurídica individual ou em grupo, visando promover a ruptura da situação de violência.” (FLORIANÓPOLIS, 2010). O SUAS (Sistema Único de Assistência Social) é dividido em níveis de complexidade. O CREMV é um dispositivo da Proteção Social de Média Complexidade e atende os casos encaminhados pela delegacia, ou mesmo oriundos de demanda espontânea. O Centro conta com profissionais do direito, da assistência social e da psicologia, todas mulheres. Lá as pessoas envolvidas são orientadas dos seus direitos e deveres frente a situação de violência. Dali elas são encaminhadas para atendimento médico, jurídico e psicológico, abrigos, ou para terapia ocupacional, de acordo com a necessidade dos envolvidos.

Contudo, o isolamento do CREMV da rede de saúde contrasta com a aproximação deste com a rede de segurança pública. Esta preferencia de aproximação será melhor analisada ao longo deste trabalho. O CREMV é um dispositivo recente nas redes de atenção à violência conjugal e ainda lhe faltam importantes reformas em sua dinâmica de funcionamento para que se configure de fato em um espaço de referência.

Metodologia - Atendimento Psicológico Especializado em Situações de Violência Conjugal

O Projeto de Extensão que executamos teve como objetivo central Atendimento o atendimento psicológico às pessoas diretamente envolvidas em situações de violência conjugal, o que inclui tanto as vítima como os agressores.

Os atendimentos foram realizados nos consultórios do Serviço de Atenção Psicológica da Universidade Federal de Santa Catarina (SAPSI/UFSC) por estagiários das fases finais do curso e uma professora do departamento de Psicologia da UFSC. Os pacientes foram encaminhados de instituições públicas da área da saúde, jurídicas e de assistência social ou vinham por demanda espontânea. O Projeto até o momento realizou atendimento clínico psicoterápico individual, apenas com mulheres em situação de violência conjugal. O Projeto adota também como dispositivo clínico a coterapia, a partir da perspectiva psicodinâmica.

Discussão

Compreendendo as subjetividades envolvidas na relação.

Antes da intervenção propriamente dita, é preciso investigar a função da violência na dinâmica conjugal, para ambos os envolvidos. Agressor e vítima precisam ser entendidos enquanto resultado de duas histórias anteriores ao vínculo conjugal atual. Isto significa entender a violência também como um sintoma, como uma forma de lidar com o outro, com as frustrações por ele evidenciadas e as tentativas de reparação da sua história contidas neste contexto e não como um fim em si.

Para melhor discussão acerca do atendimento psicológico em situações de violência conjugal, apresentar-se-á a seguir, alguns dos casos atendidos pelo projeto e a seguir uma síntese das análises que contém elementos importantes para caracterizar o público a quem se dirigem as políticas de enfrentamento à violência conjugal.

Maria*, 35 anos, dona de casa, buscou atendimento no SAPSI de forma espontânea. Procurou o serviço, pois estava tendo crises de ansiedade generalizada e estava tendo dificuldades em cuidar do marido alcoólatra e da filha, que segundo ela estava sofrendo muito com a situação do pai. Paulo* é policial e estava afastado do trabalho por conta do alcoolismo. Segundo ela o marido lhe agredia verbal e psicologicamente. Os pais do casal também tinham problemas com a droga e com violência familiar e quando adolescente ajudava a mãe a cuidar de seu pai. Com 16 anos engravidou de Paulo, eles se casaram e foram morar num bairro distante de suas famílias. Ele finalizou a faculdade e passou no concurso da polícia, ela largou os estudos e passou a se dedicar somente ao lar e a família e não lhe era permitido usar o carro.

Considerava todas as formas de diversão sozinha, egoísmo e até traição. Como é comum neste tipo de situação, Maria trocava o nome do marido e do pai e justificava: “Acho que eu confundo por que eu acho que ele se tornou um pouco meu pai. Cuida de mim, se preocupa comigo, minha segurança e acaba esquecendo e deixando de lado o carinho e sendo agressivo neste cuidado.” Depois de algum tempo de terapia, Maria afirmava não querer mais “um pai que mandasse nela, nem queria mais ser mãe de seu marido”, embora ainda tivesse dificuldade em ver como uma relação conjugal pode ser diferente. Recentemente, Maria ingressou na Universidade, trabalha como professora e usa o carro livremente. A relação conjugal permanece, mas de forma diferente, segundo ela, tem conseguido colocar limites às atitudes e palavras agressivas dele e diz que o medo de perdê-la, que inexistia antes da terapia fez reduzir os episódios agressivos em frequência e intensidade.

Em nossa experiência clínica, pudemos perceber, dentre as mulheres atendidas, formas muito semelhantes de se expressar na clínica e na vida. Elementos que estão contidos na história contada acima e que a despeito das idiossincrasias de cada uma, conformam o que se pode chamar de Clássicos da Violência Conjugal. Estes elementos serão aqui apresentados em três diferentes categorias: 1) sobre a mulher; 2) sobre a mulher na clínica; 3) sobre sua família – e devem ser úteis na identificação precoce de situações de violência conjugal.

A respeito do primeiro eixo é preciso desmentir a idéia de que a violência conjugal é mais comum nas camadas populares da sociedade. O que ocorre na realidade é que ela é mais velada e protegida dentro das camadas socioeconômicas mais favorecidas. Contudo, o que acontece de forma generalizada é que essas mulheres são, pela própria exigência da dinâmica da relação violenta, levadas a abandonar sua formação e profissão para tomar conta exclusivamente dos filhos, do parceiro e da casa. Isso acaba fragilizando-as social e economicamente e reduzindo suas possibilidades de empoderamento ou mesmo de saída da relação. A dependência econômica ainda é um dos principais fatores para a permanência em relações abusiva. (Carrasco, 2003; Cecconello, 2003; Narvaz & Koller, 2005).

Identificamos também que a maioria das mulheres atendidas pelo projeto exerciam profissões relacionadas ao cuidado, por exemplo, na área da pedagogia, enfermagem, serviço social e outras. A experiência clínica revela que essa função de cuidadora foi exercida primeiramente na família de origem, onde muitas atuavam como confidentes da mãe e em alguns casos do pai, responsáveis por assisti-los nas crises entre o casal. Por isso parecem valorizar e buscar o reconhecimento por meio do sacrifício e da ajuda ao outro.

Do mesmo modo, apresentam dificuldades em estabelecer limites claros entre si e o outro, seja nas opiniões, desejos, planos e no modos de ser como um todo. Isso pode ser constatado no hábito falar de si e do mundo pela voz de um outro. No seu entendimento, esse Outro tem mais prestígio para afirmar algo do que ela própria, provavelmente porque suas elaborações tenham sido por muito tempo invalidadas ou silenciadas. Essa inibição de si pela voz do outro tem consequências crônicas na subjetividade e percebe-se que quanto mais tempo passam nessa situação maior é o desafio da restauração da identidade dentro da clínica. Para tanto, é preciso compreender a função que esse Outro cumpre na existência desse sujeito.

No segundo eixo, sobre as características dessas mulheres no setting terapêutico, é expressivo o fato de que, em geral, iniciam a terapia com o intuito de ajudar a outros, encontrando assim o seu lugar na terapia. Isto indica que não somente a mulher está em crise quando procura a terapia, mas que a família como um todo também está. E a justificativa para que esteja ansiosa, deprimida, etc. é que alguém dentro de sua família está em sofrimento. Por exemplo, um filho que está sofrendo com a agressividade e falta de reconhecimento do pai. Há uma notável demora até que comece a entrar em contato com seu próprio sofrimento e história. Araújo (2005 apud Mariz, 2008) explica esse embotamento da capacidade de pensar sobre si como a consequência de “um distanciamento da consciência utilizado como defesa contra a dor do aniquilamento do eu diante da violência sofrida.” (Mariz, 2008)

Outra característica, conjugada a esta, é a dificuldade em falar de si em primeira pessoa e ao invés disso utilizar recursos de sujeito genéricos como “você”, “as pessoas”, “as mulheres” em suas frases. Essa dificuldade é comum em várias categorias de pacientes, mas adquire um sentido específico dentro do contexto da violência conjugal, como a expressão de um enfraquecimento do Eu.

Sobre o terceiro eixo – a família da mulher em situação de violência conjugal – é preciso ressaltar a clara semelhança que traçam entre o parceiro e o pai. Em geral, ambos são descritos como superprotetores e agressivos. Muitas vezes, é difícil saber se estão descrevendo ou relatando algo sobre o pai ou sobre o parceiro. Esta confusão que gera no terapeuta diz da confusão que elas mesmas parecem sentir entre aquelas duas figuras. É comum, também, que tenham saído de casa muito cedo, seja porque engravidaram e casaram, ou porque saíram para trabalhar e morar em outro lugar; o que pode estar revelando um contexto familiar problemático, do qual se quer fugir, e uma ânsia por compensar a falta de afeto na família de origem.

É frequente que ambos, pai e parceiro, tenham problemas com o consumo excessivo de álcool – o que também evidencia, da parte desses homens, uma dificuldade em estabelecer limites claros e reais para si, bem como uma tendência auto-agressiva. Benghozi (2005, p. 106) afirma que “a sintomatologia do engano é aquela que se propõe como estratégia inconsciente de gestão do conteúdo. Ela se apresenta como um sintoma de preenchimento em lugar do que corresponde a um dilaceramento profundo do continente psíquico grupal e genealógico.” Isto posto, pode-se entender o agressor também como uma vítima, como portador de um grande sofrimento psíquico que se reflete na família, mas também em si. Esses homens, apesar da representação que constroem de si como super-homens e inatingíveis, na realidade demonstram-se frágeis e consequentemente dependentes do cuidado exclusivo da esposa. Talvez esta seja uma das explicações possíveis para que os casos de violência entre o casal surjam logo após a descoberta da primeira gravidez, que é justamente quando esse homem revive a angústia edípica da triangulação, tendo que dividir com o filho os cuidados que antes lhe eram exclusivos.

A história de vida dessas mulheres é marcada por um crescente isolamento social após o casamento, no qual elas se encontram protegidas do mundo pelos parceiros, que por sua vez as isolam na tentativa de mantê-las como propriedade e como cuidadoras exclusivas de si. É comum que migrem, após o casamento, para cidades ou bairros distantes da família de origem e dos amigos, e que de fato elas passem a habitar somente o espaço da casa, enquanto o espaço público, da rua, do trabalho, fica sendo exclusivo do homem. Qualquer tentativa da mulher de romper com esse isolamento é respondida com intensa agressividade pelo companheiro, que a acusa, em alguns casos, de estar buscando outros homens e a julga como mãe relapsa, punindo-a.

A disposição infantil ao cuidado, somada ao dilaceramento da rede social, constrói para a mulher uma identidade restrita à existência do companheiro; um lugar único de prestígio, em ser a única pessoa que o conhece e que poderia ajudá-lo. Esse homem, por sua vez, busca sempre reforçar essa identidade, especialmente nos momentos de apaziguamento, quando a mágoa e o afastamento que o ato violento gerou se rebaixam em troca do retorno a esse marco identitário a esse lugar que ela possui somente ao seu lado.

A dinâmica aprisionadora que se estabelece entre o casal contém, em si, a chave para a sua libertação. Quebrada essa relação de dependência entre ambos, quebra-se também a hierarquia violenta que ali se estabelece. E é aí que o processo psicoterápico atua, na restauração do narcisismo e na reconstrução da identidade da mulher para que se fortaleça e se torne capaz de sustentar o movimento de mudança.

Enfrentamento da Violência na Clínica Psicodinâmica

A psicoterapia entra então nesse momento de crise. E vem a ser a possibilidade que o sujeito encontra de experimentar outra relação, de ter um espaço para olhar para si e para a sua história de forma segura, de compreender a sequência dos acontecimentos e sua implicação atualizada neles. A partir daí é que pode encontrar os elementos que ficaram perdidos e que recombinados, são estratégicos no desenvolvimento das capacidades de resiliência e simbolização e, assim, na elaboração criativa de um novo futuro.

Passado então o momento de crise, em que a mulher busca ajuda e inicia um processo psicoterápico, a tentação de retornar ao que se era – entendida como resistência – vem com grande intensidade e surge aí a culpa por olhar para si e ter abandonado o sofrimento alheio, nesse caso, do parceiro. É nesse momento que a terapia passa a apresentar o risco aparente para a dinâmica do casal e quando frequentemente ocorre a desistência do processo.

Conforme aponta Mariz (2008):

“Fixada no lugar de vítima agredida e à mercê dos desmandos do marido e do filho, utilizava-se do espaço de terapia como uma catarse de suas angustias. No momento que algumas questões são pontuadas, inicia o movimento de abandono do acompanhamento, refletindo em constantes faltas e remarcações.”

O trabalho voltado para a construção e o reconhecimento de uma identidade própria deve ser priorizado para que se possa, a partir de um ego mais fortalecido, entrar em questões mais profundas dentro da terapia. Além disso, a terapia não deve se colocar como objetivo principal a separação do casal, pois desta forma estaria contribuindo com a resistência, somando forças com a tendência a voltar a ser o que se era e assim abandonar o processo terapêutico que conseguiu iniciar.

Efetivamente, a problemática trazida já se arrasta por anos: são idas e vindas constantes, relações perversas, conluios inconscientes, uma complementaridade patológica cuja possibilidade de mudança é ameaçadora, pois a mudança traz consigo o medo de perder o que já existe e é conhecido, mesmo sendo ‘ruim’ (Torossian; Heleno; Vizzotto, 2009).

A mulher em situação de violência conjugal é frequentemente vista como vítima, infantilizada e consequentemente como quem necessita de tutela. O terapeuta, contudo, deve resistir a esse lugar, abrindo, assim, a possibilidade de um espaço no qual ela possa encontrar outra forma de se relacionar, que não pela subjugação à vontade do outro.

Por mais tentado que possa se sentir o analista a se tornar o educador, o modelo e o ideal de seus pacientes, qualquer que seja o desejo que tenha de moldá-los à sua imagem, ele precisa lembrar-se de que este não é o objetivo que procura atingir na análise e até de que fracassará em sua tarefa entregando-se a essa tendência. Assim agindo, ele apenas repetirá o erro dos pais cuja influência sufocou a independência da criança e substituiria a antiga sujeição por uma nova. (Freud, 1940 apud Zimmerman, 2004)

Faz-se necessário, ainda, investigar quais são as possibilidades de escape dessa mulher da situação em que se encontra; analisar os recursos culturais, familiares, de rede social com os quais ela pode contar para se reinventar, e passar de vítima-cuidadora a responsável por si e por suas escolhas. Para Gomes (2005), “é preciso desvendar sua história passada, numa tentativa de torná-la autora de uma história futura que permita, inclusive, uma nova construção subjetiva do feminino.”

Assim, os objetivos da psicoterapia com sujeitos em situação de violência devem ser: 1) O fortalecimento de sua identidade e restauração do narcisismo; 2) O restabelecimento da confiança em suas produções simbólicas; 3) A definição de limites entre si e os outros.

Para Cremasco (2008) o trabalho da resiliência pressupõe que o sujeito se torne ator/autor em sua história. O objetivo não é, então, na perspectiva psicanalítica, a erradicação do sintoma, mas a procura de uma criatividade alternativa à da sua produção. (Benghozi, 2005)

Considerações Finais

No que se refere aos atendimentos às mulheres, conforme Narvaz et al (2006) e Soares (1999) citado por Bifano (2002), o desejo de reparar a história infantil através da constituição da família na vida adulta, a dependência econômica e afetiva, a fragilidade da rede de apoio familiar e comunitário, o isolamento social à que são expostos pela violência, são alguns dos fatores que contribuem para a permanência em relacionamentos violentos.

A violência marca o sujeito na pele, na linguagem, na identidade. É humilhante e, em seu grau mais sutil e não por isso menos atroz, é simbolicida. Desta forma, a procura por recursos para reinventar sua história é circular e com uma escassez crônica de elementos criativos, e tende assim à repetição. Na tentativa de sair desta situação, de ressignificar e reparar o dano causado, o sujeito entra novamente na mesma situação da qual pretendia fugir. Na ausência de um outro referencial suficientemente forte de relação afetiva, a tendência é que as relações violentas na vida do sujeito se repitam, especialmente no âmbito da conjugalidade.

Uma das especificidades do trabalho psicoterápico com mulheres em situação de violência conjugal está relacionado à situação de perturbação em que se encontram no momento que procuram o serviço. Sua capacidade de simbolização e elaboração encontra-se ali bastante limitada. Por isso, é preciso respeitar essa fragilidade e empreender um trabalho intenso de fortalecimento do seu Eu para que, então, sejam capazes de empreender o movimento, que é próprio da terapia, de ir do que é dado como certo para o campo das incertezas. Conforme Machado (2004) é necessária uma estabilização dos sintomas dos pacientes para que se possa realizar uma intervenção mais profunda. E a partir daí, poder reconstruir sua identidade, repensar suas escolhas e planos futuros.

Durante o trabalho, mostrou-se imperativa necessidade de trabalho psicoterápico também com os homens em situação de violência conjugal, já que este aparece como produtor, mas como pudemos perceber, também produto da violência familiar e mesmo social. Entendendo a violência conjugal como uma forma dos sujeitos repararem, através da repetição, relações violentas do passado, é preciso que ambos, possam encontrar um espaço seguro para sua elaboração e transformação que pode se dar através da separação, ou não.

No Brasil, a lei Maria da Penha foi abriu a caixa-preta da violência conjugal. Talvez por isso a referência de tratamento dela seja através de medidas judiciais em detrimento de ações no campo da saúde. Pelo que pudemos observar a mulher recorre à justiça depois de haver recorrido à família e frequentemente à religião. Como após o episódio de violência, permite o rebaixamento das tensões de ambos dos lados da relação, a reconciliação é quase certa. Cada vez que isto acontece, a rede social de apoio do sujeito se fragiliza tornando ainda mais difícil à saída da situação de violência. Quando esta via está esgotada, entra em cena o ordenamento judicial. Nele as esperanças de reparação da injustiça sofrida, desde à mais antiga delas se renova. Contudo, o pedido real da queixa é o fim da violência e não da relação conjugal. Já que como vimos a escolha do perceiro e o mantenimento da relação se justificam dentro de uma história subjetiva muito anterior à relação em si. O pedido de ajuda, na maioria dos se configura enquanto queixa, isto é, um informe sobre sua situação, acompanhado de um desejo parcial de saída dele. Como pudemos perceber, o ordenamento judicial consegue ser pouco sensível à este pedido. O que pode explicar o abandono no processo por decisão da vítima em mais de 80% dos casos que chegam a ser registrados na DEAM.

Por se tratar de um sintoma não só familiar, mas também sociocultural, é evidente a necessidade de que seja solucionado de forma interdisciplinar. Isto é, a rede de apoio e combate à violência conjugal não podem depender somente da rede de segurança pública. A rede precisa contar com outros saberes e práticas para que a violência como sintoma conjugal possa ser resignificada e que formas de relação mais saudáveis possam assumir seu lugar.

Contudo é importante ressaltar que a ritualização judicial é uma modalidade importante de gestão da culpabilidade e ritualização do perdão, servindo como um modelo de gestão da vergonha e da humilhação decisivo na reconstrução da identidade. (Benghozi, 2005, p. 106). É preciso afirmar a importância da existência e do rigor da rede de segurança pública como última esperança para o fim da violência familiar. Já que é fundamental que os sujeitos envolvidos possam contar com políticas de proteção, tais como as fornecidas pelas medidas protetivas ou até de prisão imediata. Além disso, é fundamental que o seu sustento não tenha de ser o motivo para continuar na relação violenta ou subjugada. Sendo assim, é necessária a garantia de assistência social qualificada e que, por meio dela, lhe seja dada uma possibilidade concreta para uma verdadeira reestruturação de sua vida através dos abrigos, por exemplo. Outro aspecto ao qual devemos estar atentos é a exclusão gerada pela pobreza, que potencializa a fragilização dos laços sociais e dificulta ainda mais o acesso a recursos de suporte social.

É preciso que a rede de segurança esteja profundamente articulada com a rede de saúde, fato que não se observa atualmente. O serviço de assistência social, caracterizado pelo CREMV, por exemplo, se localiza próximo à DEAM do município e com este estabelece complexas relações, contudo a relação do CREMV com a rede de saúde ainda é quase inexistente. O estreitamento da relação destes três pilares permitiria o acompanhamento da família pelas equipes de saúde da família, a atenção ao alcoolismo e às pessoas em situação de violência nos grupos de psicologia na sua comunidade e que a lógica da promoção de saúde se sobrepusesse à lógica da punição no enfrentamento à violência conjugal.

A violência conjugal é um sintoma social complexo e até pouco tempo, amparado pela estrutura judicial brasileira. No qual se expressam o sofrimento por ela produzido é vivido de forma muito individual e até pouco tempo, totalmente velada. A força dos movimentos sociais, da lei Maria da Penha, bem como outras políticas públicas ainda em fase de estruturação no Brasil tem sido fundamentais na abertura do debate e na implementação de ações de enfrentamento.

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Juana Imelda Moreno Franco
Eva María Esparza Meza

México

Resumen

El proceso de duelo en la ruptura de pareja, así como las estrategias de que disponen los jóvenes para enfrentarlo, ha sido un tema poco estudiado pese a la cantidad de casos que se presentan, por lo que la presente investigación tiene como objetivo hacer una descripción exploratoria al respecto en una muestra homogénea no probabilística de veinte jóvenes entre diecinueve y veintiocho años, hombres y mujeres, que han sufrido la ruptura de una relación de pareja. Para recabar la información, se empleó una entrevista semiestructurada y la aplicación de dos instrumentos: “Breve inventario de duelo” (Montoya, 2011) y la “Escala de estrategias de afrontamiento” (Montoya 2011; modificado de Buela-Casal y Caballo). En la prueba T de comparación de los grupos se encontraron diferencias significativas al 0,05 en aflicción aguda, siendo las mujeres las que mayormente presentan esta manifestación en el proceso de duelo, al igual que en consciencia de la pérdida; también existen diferencias significativas al 0,01 en la fase de renovación, en la que los hombres se sienten más renovados. Por otro lado, para el análisis cualitativo, los resultados se analizaron con el programa Atlas ti 5.0, reflejando que el proceso de duelo es de difícil elaboración debido tanto a las características de la relación, como a los recursos de los individuos que se enfocan en específico a estrategias de afrontamiento dirigidas al sentimiento.

A partir de los resultados se puede concluir que el autoconcepto, la autonomía y confianza se ven afectadas especialmente cuando se trata de relaciones dependientes y violentas.

Palabras clave: Duelo, pareja, ruptura, noviazgo, violencia

Abstract

The grieving process at the break of couples, as well as strategies available to young people to face, has been a subject little studied despite the number of cases submitted, so this research aims to provide a description exploratory back to a homogeneous non-probabilistic sample of twenty aged nineteen to twenty eight years, men and women, who have experienced the breakup of a relationship. ( ; Amended Horse Buela -Casal and Montoya 2011) "Brief inventory of mourning" (Montoya, 2011) and "Scale coping strategies" to gather the information, a semistructured interview and application of two instruments was used. The t-test comparison of groups at 0,05 significant differences were found in acute distress, with women who mostly have this event in the grieving process, as well as loss of consciousness ; there are also significant differences in the phase 0,01renewal, in which men feel more refreshed. On the other hand, for qualitative analysis, the results were analyzed with Atlas you 5.0, reflecting that the grieving process is difficult to manufacture due to the characteristics of the relationship, as the resources of individuals that focus mostly coping strategies aimed at feeling.

From the results it can be concluded that self-concept, autonomy and trust are particularly affected in the case of dependent and violent relationships.

Keyword: Duel, Couple, Breakup, Dating, Violence

Introducción

En el desarrollo de cada persona se suscitan cambios que representan pérdidas, algunas debidas a nuestras elecciones; otras, biológicas; es por ello que la vida es “un conjunto de procesos de duelo escalonados” (Dollenz, 2003), que “obliga a renunciar a todas las relaciones que apreciamos”, ya sea por separaciones, cambios de domicilio, decesos y eventualidades que influyen en que la relación con una persona tenga que cambiar” (Neimeyer, 2007).

El término “pérdida” tiende a evocar pensamientos negativos hacia uno mismo y hacia los otros e incluso las transiciones más positivas resultan indeseables pero sin duda necesarias, aunque pocas veces nos percatamos de ello. Se sabe que las crisis son oportunidades de cambio y dentro de estas se encuentran las pérdidas. Cuando se producen, el doliente pasa por un proceso de duelo que tiene el propósito de aceptar la realidad de la pérdida e invertir la energía emotiva en otras relaciones (García, 2004), para así aprender de esto y adaptarse a la nueva vida.

El proceso de duelo se vive de manera diferente para cada individuo, aceptar el dolor que conlleva la pérdida requiere de la capacidad para emplear las diversas estrategias de afrontamiento dirigidas al sentimiento y a la solución de problemas para de esta forma dar expresión a los sentimientos y emociones, que deben ser apoyadas y bien dirigidas por las redes sociales que le darán el soporte necesario.

La red social próxima del individuo es uno de los principales factores para la adecuada evolución del duelo (Flórez, 2008), por la posibilidad que ofrece para contenerlo; sin embargo deben existir las necesarias para que el doliente pueda sentirse en un ambiente de confianza para la expresión de sus sentimientos y pensamientos, seguro de sí y de los otros; además, en la elaboración del proceso de duelo intervienen los recursos personales de cada individuo, las habilidades con las que cuente y las estrategias que use (O´Connor, 2007).

Objetivo general

Identificar y describir las estrategias de afrontamiento que utilizan los jóvenes de diecinueve a veintiocho años en el proceso de duelo por ruptura en el noviazgo.

Objetivos específicos

  • Identificar la forma de reacción ante la pérdida de la pareja a través de una entrevista semiestructurada y un instrumento psicométrico.
  • Identificar las estrategias de afrontamiento que utilizan los jóvenes durante la ruptura, mediante la aplicación de un instrumento psicométrico.
  • Describir las estrategias de afrontamiento que aplican los jóvenes durante el proceso de duelo por ruptura de pareja
  • Detallar las variables que influyen en la elaboración del proceso de duelo por ruptura de pareja.

Marco conceptual

Formación de la pareja

La relación de pareja es definida por Solomon (1989) como “un vínculo que implica que dos subsistemas individuales se combinen para formar un nuevo subsistema familiar, y la tarea de los miembros de esa pareja es desarrollar consciente e inconscientemente un sistema de trabajo mutuo que les permita funcionar de manera confortable sin sacrificar completamente los valores y los ideales que los han llevado a permanecer juntos” (Citado en Tizón, 2004, p. 264).

Existen diferentes teorías sobre cómo se da la elección de pareja, pero todas coinciden en que la relación de pareja se organiza por etapas.

En la teoría de acercamiento-alejamiento, durante las doce etapas de la relación es que se definen cada uno de los aspectos que perciben los miembros de la pareja y con base en estos se evalúan cognoscitiva y afectivamente las conductas del otro:

  • Etapa extraño/desconocido: El primer paso de una relación es la presencia de un desconocido, que se mantiene solo en la percepción, sin llegar a realizar algún tipo de comportamiento para establecer una relación (Díaz-Loving y Sánchez, 2004).
  • Etapa de conocido: Ya que el sujeto fue percibido se procede a evaluarlo en los rasgos externos más sobresalientes por medio de conductas de reconocimiento como sonrisas y saludos; comienza entonces el proceso de ideación a futuro con el ahora conocido, a un nivel superficial, pero tomando en cuenta las ventajas y desventajas de intimar.
  • Etapa de amistad: Al decidir que la relación con el conocido trascienda, se llega a esta etapa, en ocasiones dada por una motivación afectiva de cercanía pero no romántica, y en otras porque se piensa que la relación puede satisfacer algunas necesidades (esta etapa puede no presentarse).
  • Etapa de atracción: Ocurre cuando los intereses son románticos; surge la necesidad de acercarse, conocerse y buscar momentos de hacerse más interdependientes.
  • Etapa de pasión: En esta etapa se experimenta una respuesta fisiológica y una interpretación cognoscitiva de gran intensidad, existe atracción y excitación, que hace considerar la relación como de mayor cercanía. Destacan aspectos como el deseo, entrega, desesperación y es usual que sea fugaz.
  • Etapa de romance: Al igual que en la anterior existe atracción, y además la persona siente alguna forma de satisfacción; es una etapa de afecto e ilusión, de comprensión y devoción.
  • Etapa de compromiso: La pareja está de acuerdo en continuar dentro de su relación a largo plazo, esta decisión se da con base en los antecedentes de romance y pasión.
  • Etapa de mantenimiento: Al consolidarse el compromiso, se requiere que se establezcan conductas para promover su mantenimiento. La rutina diaria puede deteriorar la relación o fortalecerla para la vida en familia pero se tienen que resolver diversos problemas para una adecuada convivencia.
  • Etapa de conflicto: Debido a las nuevas responsabilidades al tener mayor convivencia, la pareja se ve envuelta en situaciones estresantes que de no resolverse a corto plazo pueden llevar a que el peso del conflicto logre predominar.
  • Etapas de alejamiento y desamor: Cuando el conflicto predomina, se hieren y deja de ser placentera la interacción, la pareja evita el contacto por el temor y la frustración que le causa (Díaz-Loving y Andrade Palos, 1996; citado en Díaz-Loving y Sánchez, 2004). La percepción que tiene uno del otro es negativa, incluso las cosas que antes parecían agradables ahora se juzgan como inaceptables e incluso como ataques.
  • Etapa de separación: Cuando ya no es posible sobrellevar la relación, al menos uno de los dos empieza a plantearse otras opciones como tener otra pareja o separarse, si sucede esto último, comienza el proceso de duelo por la pérdida.
  • Etapa de olvido: Bajo la teoría del ciclo de acercamiento-alejamiento, esta es la última etapa, en la que se cierra el círculo de la relación.

Los individuos que forman la pareja pueden pasar en diferente orden por estas etapas y los miembros no siempre están en la misma categoría que su pareja. Además, con frecuencia algunas personas llegan a una etapa y no necesitan continuar a la posterior, esto depende de la percepción y evaluación cognoscitiva y afectiva que se haga de la pareja, además del contexto social y la etapa de la relación en que se encuentren (Díaz-Loving y Sánchez, 2004), esto sin olvidar las características propias del individuo.

Pérdida de la pareja

El duelo por la ruptura de una relación comparte características similares a las de un duelo por fallecimiento, salvo que implica la toma de decisión de alguna de las dos partes de terminar con una pareja que se había constituido libremente y con expectativas en común (Neimeyer, 2007); pero el mantener y cumplir estas ideas por parte de ambos suele ser difícil, por los conflictos que aparecen y producen insatisfacción, frustración y debilitamiento y hasta pérdida de la pareja si no están adecuadamente resueltos (Calero y López, s/d).

Cuando se establece una relación siempre existe el riesgo latente de la pérdida, cuanto más intenso sea el compromiso y el amor, mayor será el dolor (O´Connor, 2007).

Duelo

El duelo común o no complicado, tiene características y duración relativas y predecibles, determinadas por el tipo de relación que se tenía con lo perdido, el cómo fue la pérdida y el tipo de personalidad del doliente.

El objetivo del duelo es que el doliente pueda adaptarse a su nueva realidad ante la ausencia de lo perdido, recordarlo con afecto sin desesperación, así como obtener de la situación un aprendizaje (Barreto y Soler, 2007).

Montoya (2011) propuso cinco fases del duelo en las que se basa el “Breve Inventario de duelo del mismo autor”. Considera el duelo como un proceso en fases lo que ayuda a entenderlo no como un hecho y comprenderlo con cierta certeza para prepararse buscando estrategias adecuadas para controlar la situación.

  1. Aflicción aguda. Como primera respuesta el doliente reacciona con incredulidad, fluctuando entre esta y la aceptación, según su nivel de angustia, ya que aceptar todas las pérdidas que implica la ausencia de la persona es un proceso largo y complejo que precisa de tiempo para su adaptación.
  2. Conciencia de la pérdida. Cuando se retoma la vida cotidiana es cuando realmente se percibe la pérdida. Es un período caracterizado por una notable desorganización emocional, con la constante sensación de estar al borde de una crisis nerviosa y enloquecer.
  3. Conservación-aislamiento. Esta fase es experimentada por muchos como "el peor período de todo el proceso del duelo", pues es durante esta que la aflicción se asemeja más a una depresión (ya como trastorno psiquiátrico) o a una enfermedad general.
  4. Cicatrización. Este período de cicatrización significa aceptación intelectual y emocional de la pérdida, y un cambio en la visión del mundo de forma que sea compatible con la nueva realidad y permita a la persona desarrollar nuevas actividades y madurar. Esto implica que se vivan todos los sentimientos propios del duelo pero, sin tanta angustia como al principio. Sus características más sobresalientes son reconstruir la forma de ser, retomar el control de la propia vida que es una tarea difícil, llena de incertidumbre y fracasos, a veces asociados a expectativas poco realistas (metas muy altas) o a la falta de apoyo en la consecución de estas.
  5. Renovación. Una vez que el doliente ha realizado los cambios necesarios en su realidad, sentido y estilo de vida, que ha recuperado su forma de verse a sí misma y a su mundo con un sentido positivo.

Estrategias de afrontamiento

Son los esfuerzos cognitivos y conductuales constantemente cambiantes que se desarrollan para manejar las demandas específicas externas y/o internas que son evaluadas como excedentes o desbordantes de los recursos del individuo, con independencia de su eficacia o de cuál sea su valor intrínseco” (Constanza y Washington, 2010).

Es así, que distinguen dos tipos de estrategias de afrontamiento:

  • Estrategias de afrontamiento centradas en el problema. Surgen cuando las condiciones son evaluadas por el doliente como susceptibles al cambio para confrontar la realidad de una crisis y sus consecuencias tangibles e intentar construir una situación más satisfactoria
  • Estrategias de afrontamiento centradas en la emoción. Son los esfuerzos para disminuir la tensión, la activación fisiológica y los sentimientos negativos causados por una situación estresante (Constanza y Washington, 2010).

Método

Planteamiento del problema

¿Cuáles son las estrategias de afrontamiento en jóvenes ante la ruptura de pareja en el proceso de duelo?

Muestra y sujetos

Se integró una muestra homogénea no probabilística de veinte jóvenes entre diecinueve y veintiocho años, hombres y mujeres, que hubiesen sufrido la ruptura de una relación de pareja de seis meses a cuatro años de duración. La aplicación de instrumentos se llevó a cabo en su mayoría después de tres meses de la ruptura. Para protección de la identidad de los participantes se dieron nombres ficticios.

 Instrumentos

  • Entrevista semiestructurada

Se realizaron diez entrevistas semiestructuradas en torno al proceso de duelo y estrategias de afrontamiento a siete mujeres y tres hombres. En estos casos, la duración de la relación osciló entre seis meses y tres años y medio.

Las entrevistas se efectuaron en Ciudad Universitaria con una duración aproximada de una hora. Las edades de los participantes fluctúan entre diecinueve y veinticinco años.

  • Escala de estrategias de afrontamiento (Modificado de Buela-Casal y Caballo; citado en Montoya, 2011).

Se trata de una escala que evalúa el afrontamiento como proceso, con 4 opciones de respuesta dónde 0 equivale a “En absoluto (no)”, 1 “En alguna medida (un poquito)”, 2 “Bastante” y 3 “En gran medida (mucho)”. La puntuación se obtiene al sumar el valor conseguido en cada uno de los ítems correspondientes a cada tipo de afrontamiento, tal como a continua­ción se indica:

  • Confrontación. Acciones directas y en cierto grado agresivas para alterar la situación. Suma de las puntuaciones obtenidas en los ítems 6, 7, 17, 28, 34 y 46.
  • Distanciamiento. Esfuerzos para separarse de la situación. Suma de las puntuaciones obtenidas en los ítems 12, 13, 15, 21, 41, 44 y 66;
  • Autocontrol. Esfuerzos para regular los propios sentimientos y acciones. Suma de las puntuaciones obtenidas en los ítems 10, 14, 35, 43, 54, 62 y 63.
  • Búsqueda de apoyo social. Acciones para buscar consejo, informa­ción o simpatía y comprensión. Suma de las puntuaciones obtenidas en los ítems 8, 18, 22, 31, 42 y 45.
  • Aceptación de la responsabilidad (reconocimiento de la responsa­bilidad en el problema). Suma de las puntuaciones obtenidas en los ítems 9, 25, 29 y 51.
  • Huida-evitación. De la situación de estrés. Suma de las puntua­ciones obtenidas en los ítems 11, 16, 33, 40, 47, 50, 58 y 59.
  • Planificación esfuerzos para alterar la situación que implican una aproximación analítica a esta. Suma de las puntuaciones obteni­das en los ítems 1, 26, 39, 48, 49, 52 y 64.
  • Re-evaluación positiva. Esfuerzos para crear un significado positivo centrándose en el desarrollo personal. Suma de las puntuacio­nes obtenidas en los ítems 20, 23, 30, 36, 38, 55, 60 y 65.
  • Breve inventario de duelo (Montoya, 2011).

Este instrumento se construyó para evaluar la fase predominante del duelo en la que el individuo se encuentra en el momento de la evaluación. Está constituido por veintidós preguntas con cuatro opciones de respuesta que van desde 0= en absoluto, nada o todo lo contrario; 1=un poco; 2=bastante; 3=mucho.

Las preguntas 1 a 5 corresponden a la primera fase del duelo, la aflicción aguda. Las preguntas 6 a 11 a la segunda fase, consciencia de la pérdida. Las preguntas 12 a 15 a la tercera fase, conservación-aislamiento. Las preguntas 16 a 19 a la cuarta fase, cicatrización, y las preguntas 20 a 22 a la quinta fase del duelo, renovación. La puntuación mayor obtenida orienta sobre la fase del duelo respectiva predominante.

Diseño

Es un estudio exploratorio descriptivo de enfoque mixto (cuantitativo y cualitativo) en el que se estudió el proceso de duelo por medio de la entrevista semiestructurada e instrumentos psicométricos para describir y analizar las emociones, pensamientos y conductas del entrevistado.

Procedimiento

  1. Se presentó una convocatoria para requerir a jóvenes que tuvieran una ruptura de pareja en el noviazgo.
  2. Se realizaron veinte entrevistas para indagar cómo están viviendo los individuos el proceso de duelo y qué estrategias de afrontamiento utilizan, además de la aplicación de los instrumentos.
  3. Se procedió a realizar el análisis de resultados.
  4. El análisis cuantitativo se realizó con el programa SPSS 15 en los veinte casos en los que se evaluaron las respuestas en el “Breve inventario de duelo” y “Estrategias de afrontamiento” comparando al grupo de mujeres y grupo de hombres.
  1. En el análisis cualitativo se revisaron diez casos elegidos al azar, destacando las categorías de proceso de duelo y estrategias de duelo y de estas los factores con mayor frecuencia como “momento de la ruptura”, “estrategia de afrontamiento-evasión”, “redes de apoyo-amigos”, “estrategias de afrontamiento dirigidas al sentimiento”, “frecuencia de pensamientos”, “reacción emocional actual” y entre los de menor frecuencia “desolación”, “culpar al otro”, “aflicción anticipatoria”, “autorregulación”, “confusión”, “evadir a la ex pareja”, y “medicación”.

Resultados

Análisis cuantitativo

Los resultados de la aplicación del “Breve inventario del duelo” (cuadro 1) muestran que el valor promedio de los factores principales del duelo en el grupo de mujeres son: Aflicción aguda con 6,76 y cicatrización con una media de 6,00.

En cuanto al grupo de hombres, los factores principales fueron: Renovación, con una media de 5,85 y cicatrización con 5,57.

Factor

Hombres

Media

Mujeres

Media

Aflicción aguda

2,28

6,76

Conciencia de la pérdida

2,28

5,76

Conservación-Aislamiento

3,28

5,46

Cicatrización

5,57

6,00

Renovación

5,85

2,46

Cuadro 1. Factores relacionados al duelo

En la “Escala de estrategias de afrontamiento” (cuadro 2), los valores promedio más altos en el grupo de mujeres se presentaron en los factores de Re-evaluación positiva con 12,15 y autocontrol con 10,46.

En el grupo de hombres el valor promedio mayor se ubicó en el factor de Re-evaluación positiva, 13,42, seguido por el factor de planificación, 9,57.

Factor

Hombres

Media

Mujeres

Media

Confrontación

6,28

7,30

Distanciamiento

7,85

8,46

Autocontrol

8,57

10,46

Búsqueda de apoyo social

7,85

6,46

Aceptación de la responsabilidad

5,71

6,30

Huida y evitación

6,57

9,30

Planificación

9,57

7,30

Re-evaluación positiva

13,42

12,15

Cuadro 2. Factores Afrontamiento

En la prueba T (cuadro 3 y gráfica 1) se observan diferencias estadísticamente significativas al 0,05 entre los grupos en aflicción aguda, siendo las mujeres las que más se encuentran en la fase de aflicción aguda, que corresponde a la secuencia que señalan diversos autores en el proceso de duelo (Kübler-Ross, 1975; O´Connor, 2007; Castro, 2007; Kaplan y Sadock, 1999; citado en Florez 2008).

También se destacan diferencias en los grupos en la fase de consciencia de la pérdida, con una significancia al 0,05, siendo nuevamente las mujeres las que se encuentran en esta fase del duelo al momento de la aplicación del instrumento; por tanto, se observa que siguen la secuencia de las fases según Montoya (2011).

Por último, existen diferencias significativas al 0,01 en la fase de renovación, en la que los hombres presentan una media más alta, significando que los hombres se sienten más renovados al momento de la aplicación, lo que implica que han llegado a realizar los cambios necesarios en su vida luego de la pérdida, y se sienten recuperados en su forma de verse y en su entorno. Esta fase se determina como la última en el proceso de duelo, aunque, el doliente puede oscilar entre estas fases, por lo que no podría afirmarse que ha llegado a elaborar el duelo (Kübler-Ross, 1975; O´Connor, 2007; Montoya, 2011; Kaplan y Sadock, 1999; citado en Florez, 2008).

En las diversas estrategias de afrontamiento, no se encontraron diferencias estadísticamente significativas entre los grupos, sin embargo, las medias más altas en las mujeres fueron re-evaluación positiva y autocontrol, en el grupo de hombres, también la re-evaluación positiva y la planificación, estrategias enfocadas a la regulación de sentimientos, visión analítica y crear un significado positivo (Montoya, 2011).

 

Hombres             Mujeres

 

Factor

Media

Desv.

Media

Desv.

t

Aflicción aguda

2,28

4,34

6,76

3,87

2,36*

Conciencia de la pérdida

2,28

2,05

5,76

4,06

2,10*

Conservación-Aislamiento

3,28

4,19

5,46

3,01

1,34

Cicatrización

5,57

1,81

6,00

1,47

0,57

Renovación

5,85

2,41

2,46

1,76

3,61**

Confrontación

6,28

4,64

7,30

3,01

0,59

Distanciamiento

7,85

5,66

8,46

2,93

0,26

Autocontrol

8,57

5,12

10,46

2,60

0,91

Búsqueda de apoyo social

7,85

3,38

6,46

3,95

0,78

Aceptación de la responsabilidad

5,71

2,98

6,30

3,94

0,34

Huida y evitación

6,57

4,57

9,30

5,82

1,07

Planificación

9,57

4,31

7,30

3,03

1,37

Re-evaluación positiva

13,42

6,16

12,15

4,68

0,52

*Significancia al 0,05 **significancia al 0,01

Cuadro 3. Prueba t

Gráfica1. Prueba t

Análisis cualitativo

Se analizaron diez casos de la muestra de veinte para evitar la sobresaturación de información en el analista.

En los entrevistados se observa poco desarrollo de la autorregulación, no se escuchan a sí mismos para actuar conforme a cómo se sienten y lo que piensan, lo que causa que las estrategias de afrontamiento se dirijan al sentimiento, en las que se actúa conforme al estado emocional.

Se observa en los dolientes que actúan con base en su estado emocional que suele ser de tristeza e ira, ante la crisis por la ruptura, parecen hacer uso de estrategias de afrontamiento centradas al sentimiento los primeros meses, para después replegarse y volverse introvertidos.

Podría ser que se detienen en el estado emocional, idealizando a la ex pareja, quizá para conservar la esperanza y no vivir el duelo.

Parece que los entrevistados se quedan en la reacción emocional, no hacen una narración analítica acerca del evento que les permita aceptar responsabilidades, elaborar el duelo y obtener aprendizaje que cambie el patrón de relaciones.

Se observa que no restituyen la relación una vez que terminó, no se permiten llegar a reconocer responsabilidades, comportamientos inadecuados y adecuados, rescatar aprendizajes de estas experiencias, lograr concebir la experiencia de la relación y la ruptura con un contenido positivo y negativo, y llegar a la conclusión de que no son excluyentes, sino complementan la experiencia. Al parecer los participantes perciben al otro (la pareja) desde sus demandas emocionales, quizá por carencias afectivas en el núcleo familiar o en alguna otra esfera, que intentan satisfacer.

Conclusiones

Los resultados de ambos análisis (cualitativo y cuantitativo) expresan diferencias importantes que se contrastan a continuación.

En el análisis cuantitativo, la prueba T presenta una diferencia significativa en el grupo de mujeres, al encontrarse mayoritariamente en aflicción aguda; en el análisis cualitativo de diez de los casos, se puede describir que se encuentran también en esta etapa, aunque la mayoría de la muestra intenta compensarlo con la realización de actividades.

En consciencia de la pérdida también se encontraron diferencias significativas al 0,05 entre los grupos, presentándose en las mujeres, lo que puede explicarse por la situación real que se presenta en varios de los casos en los que ya se tiene otra pareja.

En el análisis cuantitativo, los hombres expresan sentirse renovados, pero al compararlo con el análisis cualitativo más bien parece tratarse de deseabilidad social, ya que se espera que retomen su vida en un corto tiempo, y existe menos apertura y comprensión ante sus sentimientos por la ruptura de pareja, por ello, una de las variables en la resolución del duelo es el género.

En la investigación cualitativa las diferencias por género solo se dieron en el rubro de preocuparse por cómo se encuentra la ex pareja y no en las estrategias de afrontamiento.

La búsqueda del otro solo se presenta en los varones, opuesto a lo que se ha encontrado con anterioridad, en casos donde aún hay esperanza de restablecer la relación y por lo tanto, intentan mantener comunicación con sus ex parejas (Serna, 2010).

Las estrategias que usaron los participantes muestran una tendencia general de dirigirse al sentimiento, pero sería conveniente aplicar estrategias centradas al problema, que tienen que llevar un proceso de análisis objetivo de la situación, al buscar información sobre esta y de realizar planes a corto plazo al considerar las alternativas de solución y posibles resultados para tomar acciones concretas, ya que tales conductas pueden generar una sensación de competencia, autosuficiencia y autoestima cuando las personas toman estrategias de afrontamiento asertivas (Colín, 2001).

La relación de pareja tiene en el individuo un aspecto importante de su identidad personal, respecto a cómo le perciben los demás y cómo se percibe a sí mismo.

Una de las mayores consecuencias que se originan por la separación es la crisis de identidad, que genera inseguridad e influye en que la autoestima se vea mermada. Es así que en el estudio se observó que el autoconcepto, en todos los casos, se ve afectado en diferentes niveles, siendo la desesperanza una constante que les hace pensar que no pueden enfrentar una ruptura ni hacer uso de sus recursos. Además de que en la mayoría de los casos al ser relaciones dependientes no se consideran capaces de conducirse con autonomía. Stemberg (citado en Chávez, 2010) indica que lo más importante en el proceso de duelo es reconstruir la autoestima del doliente sobre todo antes de empezar una nueva relación.

En los diez casos analizados cualitativamente se encontró, que la relación de pareja era simbiótica, caracterizada por gran dependencia de una persona hacia la otra. Son individuos que han perdido su identidad y cuando surge un conflicto niegan la evidencia o se autoculpan, si esto prevalece, se produce una desigualdad, en la que el que tiene menor poder queda enganchado y es capaz de anularse por permanecer con el otro y negar evidencias de violencia solo por estar con él (Calero y López, s/d). Son personas que tuvieron vínculos distantes o ambivalentes durante su infancia y por ello se encuentran con un déficit en su autoestima, y en general en su autoconcepto al no encontrar aspectos positivos en su persona, totalmente opuesto a cómo ven al otro, al que sobrevaloran e idealizan (Santoro, s/d), quizá por ello, en los casos analizados también se observa esto con gran intensidad, no solo por el duelo, sino por el tipo de relación.

Además también se culpan por la ruptura de pareja por conductas que hicieron o no, sin darle un valor a la contribución del otro en el déficit de la relación, aún en caso de infidelidad, lo que se opone a la tendencia del estudio de Serna (2010).

Cabe señalar, que el dependiente no tiene un amor genuino sobre el otro, solo le necesita para no sentirse abandonado por ello al acontecer la ruptura, el duelo es difícil de elaborarse.

Otro factor a tomar en cuenta en la ruptura de pareja, tienen que ver con cuál de los miembros de la pareja tomó la decisión de disolverla, siendo lo común que quién decidió es quién ejerce el poder de la relación en ese momento y en consecuencia la otra persona no solo se siente sola sino desvalorizada (Stemberg, 1998; citado en Chávez, 2010). No obstante un mejor indicio de la dificultad para elaborar el duelo (Emery y Vaughan, 1984, 1986, citado en Chávez, 2010), es si querían terminar la relación o no y en todos los casos estudiados ellos no lo deseaban.

Se identificó en los participantes, que negaban la violencia que ocurría en la relación (Serrano, 2003). Los datos resultan relevantes por la incidencia en todo México, ya que 15,5 por ciento de los mexicanos de entre quince y veinticuatro años con relaciones de pareja ha sido víctima de violencia física; 75,8 por ciento ha sufrido agresiones psicológicas y 16,5 por ciento ha vivido al menos una experiencia de ataque sexual (IMJ, 2008). En la muestra, prevaleció la violencia psicológica en forma de celotipia, indiferencia e infidelidad. Con respecto al primero, generalmente fue cometida por parte de la ex pareja, entonces los participantes expresaban sentirse limitados, con pérdida de su autonomía, que recobraron cuando la relación terminó, por ello, mencionan este como un aspecto positivo de la ruptura. Aunque, tienen una prevalencia mayor los deseos de retomar la relación y extrañarle.

En el caso de infidelidad, la persona que no lo es, intenta negar que esto suceda, con el tiempo esto es evidente y ninguno acepta la responsabilidad (Márquez y Negrete, 2008), lo que al parecer ocurrió en estos casos. La ruptura de pareja por esta causa es cada vez más común, ya sea por la presencia real de infidelidad o la idea de que esta ocurra (Serna, 2010).

Luego de llevar una relación con violencia, se genera desconfianza en el individuo hacia él y hacia otros, así como sentimientos de resentimiento que dificultan entablar una relación afectiva (Márquez y Negrete, 2008), aunado a que en los casos aquí presentados, hay un proceso de duelo no elaborado que les limita aún más por no querer vivir los sentimientos del duelo. Lo anterior explica porque en la presente investigación y en otras (Chávez, 2010), la mayoría de los participantes reportan que les es complicado entablar una nueva relación de pareja, mientras que sus ex parejas ya la tienen.

Debido a las características de los casos, estos podrían diagnosticarse como duelo complicado, dentro de la modalidad de duelo no resuelto ya que permanecen fijados en la pérdida, cómo ocurrió, y aún se recuerda con dolor en la mayoría de los casos.

Para llegar a la aceptación de la ruptura se debe contar con redes de apoyo que le permitan al doliente expresar sus sentimientos como la tristeza e ira, que pueden dirigirse hacia el ser perdido, hacia sí mismos o hacia otros, y pensamientos sobre el ser perdido, expresar cómo terminó la relación, así como para acompañarle en algunos actos en el proceso, sin embargo, en los casos analizados, se encontró debilidad en las redes familiares y de amigos, cumpliendo esta función los primeros días, con poca empatía en cuanto a reacción emocional, que es parte de la expresión. Dando estrategias de evasión o victimizándolos lo que favorecerá que el doliente no tenga un papel activo en el duelo (Calero y López, s/d). Este comportamiento por parte de las personas que forman parte de las redes de apoyo, pueden mostrar su desconocimiento sobre qué hacer en este proceso, quizá por esta misma razón y las características del doliente y el entorno es que la mayoría usó estrategias dirigidas al sentimiento, principalmente la negación y evasión, que suelen no ser funcionales sin estrategias de afrontamiento dirigidas al problema, hacer un análisis de la relación y extraer aprendizajes significativos orientados al crecimiento del individuo y su transformación.

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Carolina Méndez
Karen Mardones

Chile

Resumen

El objetivo de la investigación es describir y comparar las representaciones sociales que elaboran mujeres y hombres universitarios sobre la homoparentalidad. La técnica a utilizar es las Redes Semánticas Naturales. Ellas ofrecen un medio empírico de acceso a la organización cognitiva del conocimiento, proporcionando datos referentes a la organización e interpretación interna de los significantes. La muestra es de ciento doce estudiantes, cincuenta y seis mujeres y cincuenta y seis hombres, cursando los dos últimos años de las carreras de Psicología, Trabajo social y Derecho, debido a su estrecha y transversal vinculación laboral con las temáticas de familia e infancia.

Entre los resultados se encuentra que tanto hombres como mujeres comparten representaciones sociales de: familia y amor, expresando con ello que la homoparentalidad es un tipo más de familia, caracteriza principalmente por lo afectivo.

Palabras claves: Familia, homoparentalidad, género, universitarios, familias.

Abstract

The aim of the research is to describe and compare the social representations made on female and male college homoparentality. The technique used is the Natural Semantic Networks. They offer an empirical means of access to the cognitive organization of knowledge, providing data on the internal organization and interpretation of signifiers. The sample is 112 students, 56 women and 56 men, attending the last two years of racing Psychology, Social Work and Law, because of their close working relationship with cross and the themes of family and children.

Among the findings is that men and women share social representations: Family and Love, expressing thereby that homoparentality is one more type of family, characterized mainly affective.

Keywords: Family, homoparentality, gender, college, family.

Introducción

De acuerdo al Informe Desarrollo Humano en Chile del Programa de Naciones Unidas [PNUD] (2010), la multiplicación de morfologías familiares ha ido a la par con un proceso de legitimación de las formas alternativas de hacer familia. La diversidad en las formas de organizar los vínculos familiares es vista, cada vez más, como un hecho normal. La creciente legitimidad se debe por una parte a la cultura de la individualización, que deja a las propias personas decidir sobre la forma de organizar sus vínculos sociales y el derecho a modificarlos. Esta apertura, sin embargo, encuentra su piedra de tope en las relaciones entre personas del mismo sexo.

Las uniones entre parejas homosexuales comenzaron a ser reconocidas jurídicamente a partir de la década de los 90, y ya en el 2000 se dio la oportunidad a que las parejas del mismo sexo pudieran adoptar y criar a un niño o niña (Choquehuanca, 2011).

En el contexto internacional, las encuestas realizadas muestran que existe una importante apertura hacia las familias homoparentales. Una de las mayores encuestas fue efectuada por el Parlamento Europeo junto a la empresa Stiftung Mercator (2012) en que se encuestó a 5, 624 personas de entre  dieciséis y veintisiete años, de cuarenta y cinco países europeos. En ella un 73% está de acuerdo con la adopción y crianza por parte de parejas homosexuales. Entre los países con mayor índice de aceptación están Noruega y Holanda; y los de menor aceptación Turquía e Italia. Una encuesta que puede complementar este resultado, fue efectuada por el Instituto Nacional de Estadísticas de Italia, en que se encuestó a 7,725 personas de dieciocho a setenta y cuatro años. En este solo un 36% de los encuestados acepta la adopción por parte de las parejas homosexuales.

Como vemos este porcentaje es mucho menor al porcentaje aludido líneas más arriba entre los países europeos. Una razón esgrimida es la influencia del vecino Estado del Vaticano. En este, el rechazo aumenta considerablemente, situándose en un 64% (Istituto Nazionale di Statistica, 2012). La influencia de la religión por tanto podría explicar el apego a configuraciones familiares tradicionales.

Una encuesta en Estados Unidos, realizada por el periódico Pink News James Park (2012) arrojó que el 61% de las personas encuestadas está a favor de que personas del mismo sexo puedan adoptar y criar un niño o niña.

En el contexto latinoamericano, la encuesta de opinión en manos del diario CNN México (2012) se observa que solo el 30% acepta la adopción por parte de parejas homosexuales, y el 70% de los encuestados rechaza esta posibilidad.

Robaldo (2011) plantea que en Chile existen escasas investigaciones acerca de la homparentalidad. La información existente en nuestro país se relaciona con datos de encuestas desarrolladas desde algunas universidades y centros de estudios. Entre estas encontramos la realizada por la Universidad Diego Portales [UDP] (2012) a 1,295 personas mayores de dieciocho años, la que reportó que un 36,1% acepta que una pareja de mujeres lesbianas puedan criar un niño tan bien como una pareja heterosexual y que un 31,7% acepta lo mismo para una pareja de hombres.

Con ello la encuesta evidencia que la sociedad chilena se encuentra poco receptiva a permitir que se rompan concepciones tradicionales de familia. El apoyo al matrimonio homosexual es bajo, y todavía menor es el apoyo a que parejas homosexuales puedan asumir la paternidad.

La encuesta IMAGES Chile (2011), encontró que el 70% de los hombres y 30% de las mujeres declararon que a los hombres homosexuales se les debería prohibir adoptar hijos.

Un estudio realizado en Santiago de Chile por la empresa Cristeria Research en el año 2011, a cuatrocientas personas, encontró que los encuestados hombres, al ser consultados por la posibilidad de que uniones del mismo sexo adopten niños, el 69% se inclinó por el rechazo y en el caso de las mujeres este fue de un 63% (La Nación, 2011).

Las tres encuestas realizadas a nivel nacional, evidencian que en comparación al contexto internacional, en Chile existe menor aceptación frente a las familias homoparentales, el que corresponde aproximadamente a dos tercios de las muestras consultadas. En este sentido Chile estaría más cercano a países como Turquía e Italia, los cuales se encuentran entre aquellos con mayor rechazo hacia las familias homoparentales a nivel europeo (Stiftung Mercator, 2012).

Conjuntamente, las encuestas realizadas en Chile muestran que las mujeres son quienes están muestran más dispuestas a aceptar la homoparentalidad en comparación con los hombres.

La Ley 19.620 de adopción en Chile en ninguno de sus artículos hace referencia a que personas del mismo sexo estén impedidas de adoptar. Si bien señala que son los matrimonios civiles quienes tendrán prioridad para la adopción, se contempla la posibilidad de que personas solteras, divorciadas o viudas, puedan igualmente optar (Biblioteca Del Congreso Nacional De Chile, 2007).

Sin embargo, algunos casos que han generado debate público en nuestro país, evidencian que en lo concreto hay impedimentos para que personas homosexuales críen a sus propios hijos o los adopten. El caso más emblemático y que ha puesto el tema en la palestra es el de la jueza Atala, a quien se le privó de la custodia de sus tres hijas únicamente en base a su orientación sexual, por ser una mujer lesbiana. La abogada defensora sostuvo que los argumentos sostenidos por la Corte Suprema, “revelan la magnitud de los prejuicios y estereotipos presentes en el Poder Judicial”. En esta misma línea está el caso en que la Corte de Apelaciones no admitió a trámite el recurso presentado por una pareja lesbiana para que los dos niños que han criado, fuesen inscritos con sus apellidos en el Registro Civil (Corporación Humanas, 2012; ACTUP, 2013; La Nación, 2013).

La información expuesta evidencia que la apertura hacia nuevas configuraciones de familias, y en específico la piedra de tope para la conformación de familias homoparentales, se vincula a las construcciones socioculturales, que elaboran los individuos, grupos y comunidades; y que pueden variar dado el contexto. El rechazo hacia la homoparentalidad parece ser mayoritario según nos muestran las encuestas nacionales, y algunos casos públicamente conocidos en Chile, muestran que éste también está presente en las instituciones y personas que deben decidir sobre las temáticas de familia; sin embargo en nuestro país no se han encontrado investigaciones que tomen como grupo de estudio a esta población.

Por ello resulta de interés preguntarse sobre las representaciones que elaboran quienes deberán mantener una estrecha y transversal vinculación laboral con las temáticas de familia e infancia, en diversos contextos institucionales donde se inserten. Es por ello que se ha optado por estudiantes universitario(as) de los últimos años de las carreras de psicología, trabajo social y derecho. Conjuntamente, se desea comparar las representaciones por sexo. Ello, dado que los datos revisados muestran que hay diferencias con relación al rechazo-aceptación de la homoparentalidad.

Un país que desea avanzar hacia una sociedad inclusiva requiere conocer las representaciones que elaboran futuros profesionales respecto a que las parejas homosexuales formen una familia y críen hijos(as), ya que estas tendrán implicancias en sus acciones; por lo tanto, en los procesos y circunstancias en que dichos profesionales decidan sobre el presente y futuro de diferentes familias.

Objetivos

  • Comparar las representaciones sociales sobre homoparentalidad que elaboran estudiantes universitarios del sur de Chile, diferenciando por sexo.

Objetivos específicos:

  • Describir las representaciones sociales sobre homoparentalidad que elaboran las universitarias de las carreras de psicología, trabajo social y derecho, del sur de Chile.
  • Describir las representaciones sociales sobre homoparentalidad que elaboran los hombres universitarios de las carreras de psicología, trabajo social y derecho, del sur de Chile.

Marco conceptual

La homoparentalidad, entendida como familias conformadas por parejas homosexuales, las que crían hijos y/o hijas (Zambrano, 2009; MOVILH, 2012), se vislumbran en un contexto global de diversidad de prácticas de relación y pluralidad de creencias que regulan la expresión sexual en la sociedad. Otras definiciones definen la homoparentalidad como las familias en que uno o ambos miembros de la pareja son homosexuales (Fuentes, 2002).

Robaldo (2011) indica que la homoparentalidad se puede entender como performatividad de los vínculos parentales en las familias no heterosexuales. En contraste, en un sistema sexo genérico que defiende la existencia de dos sexos opuestos, biológicamente inconmensurables y complementarios (Moreno & Pichardo, 2006) lo habitual será que la unión de las parejas se realice bajo las normas heterosexuales. Este modelo hegemónico de familia se ampara en la heteronormatividad, entendida como el orden socio-político que toma a la heterosexualidad reproductiva como norma universal, natural y factor obligatorio para la creación de lazos amorosos (Libson, 2009). Warner (1991 citado en Ariza; Garivia, Geldres & Vargas, 2013) sostiene que la heteronormatividad hace referencia “al conjunto de las relaciones de poder por medio del cual la sexualidad se normaliza y se reglamenta en nuestra cultura y las relaciones heterosexuales idealizadas se institucionalizan y se equiparan con lo que significa ser humano” (p.1).

El modelo más representativo de la heteronormatividad es la familia normativa o familia heterosexual. Esta es entendida como aquella comunidad basada en la unión permanente de un hombre y una mujer destinada a la realización de actos humanos propios de la generación (Corral, 1994).

Las representaciones sociales son un conocimiento construido colectivamente, que proporciona una cosmovisión compartida, constituyendo un sistema que orienta nuestros comportamientos, acciones y relaciones sociales (Jodelet 1991 citada en Araya 2002).

Para Moscovici, fundador de esta teoría (1981 citado en Velásquez & Córdoba, 2012), las representaciones sociales constituyen un conjunto de conceptos, declaraciones y explicaciones originadas en la vida cotidiana, en el curso de las comunicaciones interindividuales y equivalen en nuestra sociedad a los mitos y sistemas de creencias de las sociedades tradicionales. Según Vergara (2008) este es un proceso que va más allá de los límites y comprende valores, historias, conversaciones y símbolos, que se adquieren a través de la experiencia directa, principalmente de las relaciones con el grupo de amigos y amigas, los padres y madres, la escuela, las organizaciones, los grupos religiosos, las iglesias, los medios de comunicación y la calle.

Las representaciones sociales nos permiten interpretar lo que nos sucede, y dar sentido a lo  inesperado, son categorías que sirven para clasificar las circunstancias, los fenómenos y con quienes tenemos algo que ver, son teorías que permiten diseñar la actuación cotidiana (Moscovici, 1986 citado en Vergara, 2008). Sirven de interpretación de la realidad y de guía de acción en la vida práctica y cotidiana en los campos profesionales, expresan la manera en que los actores se sitúan en relación a su actividad y a sus compañeros, así como frente a las normas y roles vigentes en el espacio de trabajo (Jodelet, 2011).

Para Jean Claude Abric (1996 citado en Balduzzi, 2011) las representaciones sociales son determinantes de comportamientos y prácticas, puesto que definen lo lícito, tolerable o inaceptable en determinado contexto. Tienen, además, una función de justificación: permiten a los sujetos explicar y avalar, ante sí mismos o ante los otros, tomas de posición y de proceder.

Si bien son escasas las investigaciones realizadas sobre representaciones de la homoparentalidad, lo son mucho más a la hora de investigar estas en universitarios y profesionales vinculados a las temáticas de familia e infancia.

Camilleri y Ryan (2006) en Australia, realizaron una investigación sobre las actitudes de los estudiantes de último año de la carrera de trabajo social hacia la homosexualidad, y sus conocimientos y actitudes hacia la crianza homosexual. Se encontró que la mayoría de los estudiantes tenían una actitud liberal hacia la homosexualidad y la paternidad homosexual, y tenían un alto nivel de conocimiento acerca de la paternidad homosexual. El 92% de los participantes tuvieron puntuaciones que cayeron en el rango no homofóbico, el 6,7% se clasificaron como homofóbicos de bajo grado y solo un estudiante resultó homofóbico de alto grado.

Una visión más positiva obtuvieron Vecho y Shneider (2012) quienes realizaron una investigación en Francia, sobre la actitud de psicólogos respecto a la paternidad homosexual y su relación con ciertas características de su práctica profesional. Se analizaron tres dimensiones: las creencias respecto al desarrollo de los niños en las familias de paternidad homosexual; la actitud respecto a la legalización del acceso a la paternidad de los/las homosexuales; y las creencias relativas a la aptitud de a la paternidad de los homosexuales. La actitud de los participantes respecto a las tres dimensiones exploradas fue positiva en su mayoría, especialmente en lo que se refiere a la aptitud a la paternidad.

Briseño (2011) da a conocer las representaciones sociales acerca de diversidad sexual construidas por los trabajadores sociales de Colombia. Concluye que el concepto de familia estaría determinado por lo legislativo; la cual estaría conformada por un padre, una madre y unos hijos, que aunque no vivan en el mismo lugar, poseen un vínculo consanguíneo que es el determinante. Para estos profesionales del trabajo social, tanto el matrimonio como la adopción de menores por parejas del mismo sexo, no son parte de lo que se entiende como familia, porque se percibe una ausencia de roles parentales en ambas figuras, y no hay claridad en las funciones que puedan llegar a desempeñar dos hombres o dos mujeres en la crianza de un(a) hijo(a). Algunos de los profesionales recurrieron a explicar la diversidad sexual como producto de la falta de afecto en las personas o como una moda.

Frías, Pascual, Monterde y Montejano (2006) realizaron en España un estudio sobre las creencias que poseían los estudiantes de psicología respecto a los padres homosexuales y sus hijos. Entre sus resultados encontraron que cuando se realizaban atribuciones sobre un origen genético o biológico de la homosexualidad, las actitudes eran menos negativas que cuando la homosexualidad se atribuía al aprendizaje o a la elección. En términos generales, los resultados de la investigación señalan puntuaciones bajas en el constructo homofobia explícita. Cuando hubo rechazo, este se relacionaba con la probabilidad de que parejas homosexuales influyeran en la sexualidad de los niños.

 

Metodología

Tipo de investigación

La metodología empleada es cuantitativa. Hernández, Fernández-Collado y Baptista (2006) señalan que entre las ventajas de la metodología cuantitativa se encuentran la posibilidad de medir un gran número de personas, que es el interés de este estudio.

Se utilizó un diseño no experimental, descriptivo y transversal. No experimental puesto que no se manipularon variables; descriptivo, ya que su objetivo fue acceder y describir las representaciones de los y las estudiantes universitario(as); y transversal, dado que fue realizado en un único momento en el tiempo (Hernández et al 2006).

Muestra

La muestra (tabla 1) estuvo compuesta de cincuenta y seis mujeres y cincuenta y seis hombres, pertenecientes a los últimos dos años de las carreras de trabajo social, psicología y derecho.

El muestreo fue no probabilístico. Se seleccionó intencionalmente a estudiantes de las carreras antes indicadas.

De cinco universidades, con un total de nueve carreras, a las cuales se les solicitó colaboración, solo tres universidades, con cinco carreras, accedieron a la petición. La caracterización de la muestra se compuso de la siguiente manera:

Carreras

Hombres

Mujeres

Total

Psicología

32

48

80

Derecho

20

8

28

Trabajo social

4

0

4

Total

56

56

112

Tabla 1. Caracterización de la muestra por carrera y sexo.

Instrumento

Se empleó la técnica de las redes semánticas naturales de acuerdo a lo planteado por Valdez (1998), que tal como este lo sostiene, ofrece un medio empírico de acceso a la organización cognitiva del conocimiento, proporcionando datos referentes a la organización e interpretación interna de los significantes. Por lo que se constituye en una técnica pertinente para el estudio de las representaciones sociales.

La técnica que se aplica se compone de dos secciones: la primera, de identificación que recaba datos sociodemográficos, útiles para la caracterización de la muestra y/o relevantes para el estudio, tales como sexo, carrera y edad. La segunda, de una imagen estímulo que alude a la homoparentalidad, la que se escogió evitando sesgas y/o influenciar las respuestas de los y las participantes. La imagen expone a dos hombres adultos y en medio de ellos a un niño (anexo 1).

La técnica consta de dos tareas, primero los estudiantes deben definir con la mayor precisión al estímulo gráfico en una lista de diez palabras, que pueden ser verbos, adverbios, etc. Una vez señaladas, deben jerarquizar las palabras definidoras, en función de la cercanía que consideren que tiene cada una de ellas a partir del estímulo definido.

Procedimiento

Se solicitó autorización de las direcciones de cada carrera escogida para participar. La aplicación del instrumento se realizó de manera grupal al inicio de una clase. Para cautelar la correcta ejecución de las instrucciones, la administradora detalló el procedimiento pormenorizadamente. Antes de comenzar, se obtuvo consentimiento informado firmado por cada participante, en donde se explicitó el anonimato y confidencialidad de la información entregada.

Para desarrollar la tarea, se les entregó la siguiente consigna “escribiremos unas palabras y frases en la pizarra, donde ustedes deben señalar con la mayor precisión posible diez palabras que pueden ser: verbos, adverbios, etc. Una vez señaladas estas, jerarquícenlas de 1 a 10. En que 1 se asigna a aquella palabra que consideran más asociada a la imagen estímulo”. Para ejemplificar el procedimiento, se realizó un ejercicio con la palabra manzana, en que se solicitó que indicaran 10 palabras que asociaran a esta. Cada palabra señalada fue escrita en la pizarra. Luego se les pidió que las jerarquizaran de 1 a 10.

Las dudas fueron resueltas antes de comenzar la aplicación. Para iniciar la aplicación el material fue entregado a cada participante directamente. Se leyeron las instrucciones en voz alta, en un tono neutro. Las dudas se resolvieron antes de comenzar a contestar. A medida que fueron terminando, entregaron el material y se les agradeció su participación. La duración de la aplicación fue de veinte minutos por cada grupo.

Procedimiento de análisis

A partir de lo propuesto por Valdez (1998), se obtendrán los siguientes valores para el grupo de hombres y para el grupo de mujeres, por separado:

  • Valor J, es decir, el total de palabras definidoras entregadas.
  • Valor M, es decir, el peso semántico, considerando frecuencia y valor semántico (jerarquía) de cada palabra definitoria (asignado en una escala del 1 al 10).
  • Grupo SAM, es decir, los 15 conceptos con mayor peso semántico, o sea las definidoras fundamentales de la red.
  • Valor FMG, es decir, la distancia semántica, considerando la puntuación del nodo central y a partir de esta obtener la puntuación expresada en porcentaje de aquellas 15 definidoras de mayor peso semántico.

Para las tareas antes descritas, se utilizará como apoyo el programa Excel 2010 de Office.

Las palabras definidoras del conjunto SAM serán descritas respecto a su FMG. En este sentido la palabra núcleo será la que obtenga el primer lugar del conjunto un 100% de FMG, entre 99% - 79% son consideradas atributos esenciales, entre un 78% - 58% son consideradas atributos secundarios, entre un 57% - 37% son consideradas atributos periféricos, por último entre 36% y menos son consideradas atributos personales.

Presentación de resultados

 Los resultados corresponden a los análisis realizados a partir de los valores antes descritos y sugeridos por Valdez (1998). La información está organizada respondiendo a los objetivos específicos del estudio, por lo que se presentan dos tablas con los datos, una por cada objetivo. En la tabla 2 se encuentra el conjunto SAM de la muestra de mujeres y en la tabla 3, el conjunto SAM de la muestra de hombres.

El núcleo en la muestra de mujeres es Familia, lo que evidencia que para las estudiantes las personas del mismo sexo son una configuración más de familia. La idea que esta se conforma por la unión afectiva, se confirma con la siguiente palabra definidora que es Amor. Ella obtiene un 82% de distancia semántica, correspondiendo a un atributo esencial. Las siguientes trece palabras que componen el conjunto SAM, son atributos personales. Con ello se evidencia que es una red que concentra su campo semántico en las palabras Familia y Amor.

El conjunto SAM contiene palabras con una valoración positiva, por lo que se puede sostener que el grupo de mujeres se representa socialmente la homoparentalidad desde la aceptación, entendiendo que esta se configura a partir de elementos tales como Amor, Felicidad, Protección, Cariño, Respeto, entre otros.

J. 208

Definidoras

VMT

FMG %

1

Familia

315

100%

2

Amor

259

82%

3

Felicidad

101

32%

4

Protección

89

28%

5

Cariño

85

27%

6

Igualdad

72

23%

7

Padre/s

72

23%

8

Hombre/s

70

22%

9

Niño

63

20%

10

Respeto

53

17%

11

Adopción

47

15%

12

Cuidado

44

14%

13

Hijo/s

40

13%

14

Amigos

39

12%

15

Pareja

39

12%

Tabla 2. Conjunto SAM, muestra mujeres

En términos de cantidad de definidoras expresadas por las mujeres (valor J), estas son un total de 207.

El núcleo en la muestra de hombres es Familia, lo que al igual que en la muestra de mujeres, evidencia que también para los hombres que la homoparentalidad es una forma más de ser familia. La red no presenta atributos esenciales. La palabra Amor, con la distancia semántica de 58%, corresponde a un atributo secundario. Encontramos a continuación el atributo periférico con la palabra Discriminación, con una distancia de 40%. Las siguientes doce palabras definidoras que componen el conjunto SAM son atributos personales. Ello nos muestra que es una red que concentra su campo semántico en las palabras Familia y Amor, y muy cerca se encuentra la palabra Discriminación.

Discriminación es la palabra del conjunto SAM que alerta sobre las acciones de rechazo social asociadas a la homoparentalidad, las palabras Sociedad y Homosexualidad no es posible per se otorgarles valoración. Las restantes palabras podemos otorgarles más bien una valoración positiva, por elementos tales como Amor, Cariño, Respeto, Igualdad, Protección, Unión, entre otros.

En términos de cantidad de definidoras expresadas por los hombres (valor J), estas son un total de 237.

J. 237

Definidoras

VMT

FMG %

1

Familia

235

100%

2

Amor

136

58%

3

Discriminación

94

40%

4

Cariño

74

31%

5

Respeto

70

30%

6

Igualdad

62

26%

7

Protección

55

23%

8

Unión

47

20%

9

Niño

44

19%

10

Hijo/s

37

16%

11

Sociedad

37

16%

12

Amistad

35

15%

13

Crianza

35

15%

14

Homosexualidad

35

15%

15

Libertad

35

15%

Tabla 3. Conjunto SAM, muestra hombres.

Comparando los datos obtenidos en cada grupo, es posible señalar que ambos grupos presentan una red representacional concentrada en dos palabras: Familia y Amor, expresando con estas definidoras que la homoparentalidad es un tipo más de familia, caracteriza principalmente por lo afectivo.

Ahora, es en el grupo de mujeres, que la palabra Amor se encuentra más cercana al núcleo. Ello podría implicar que para ellas es aún más patente lo afectivo en esta relación.

Por otro lado, en el grupo de hombres aparece la palabra Discriminación, que no se encuentra en el conjunto SAM de mujeres. Quizás son ellos como hombres quienes logran identificarse con la imagen estímulo y prevean las implicancias sociales –de exclusión– de tal configuración familiar.

Respecto al total de definidoras expresadas por cada grupo, son los hombres quienes presentan una mayor cantidad. Si este dato se suma a la mayor variedad de atributos que la red de hombres presenta, así como el contraste que esta presenta al contener la palabra Discriminación, es posible sostener que es el grupo de hombres que elabora una representación más diversa sobre el tema en estudio.

Conclusiones

No cabe duda que el concepto de familia ha ido transformándose con la cultura y la historia (Goody, 1986 citado en Robaldo, 2011). Ello se expresa en el estudio expuesto, ya que tanto las mujeres, como los hombres participantes se representan la homoparentalidad como una configuración familiar más, convirtiendo la palabra Familia en el núcleo representacional en ambas muestras.

Las mujeres del estudio expresan como atributo esencial la palabra Amor, lo que implicaría que ellas construyen la familia con el componente emocional y/o afectivo muy vinculado. En este sentido, coincide con lo planteado Achtenberg (2005) en su concepto de familia, cuando se refiere a personas que tienen una relación debida al fuerte vínculo social y emocional y/o por otros vínculos. En cuanto a los hombres, también aparece la palabra Amor, aunque con una mayor distancia semántica del núcleo.

Los hombres de la muestra señalan la palabra Discriminación, que no fue mencionada por las mujeres. A partir de esto podemos hipotetizar que ellos sienten algún tipo de empatía por los hombres representados en la imagen estímulo. Si consideramos que en la cultura hispana, el "verdadero hombre" debe ser heterosexual (Olavarría, 2001; Giraldo, 1972), por lo que aquellos hombres que no presenten este mandato de género se encontrarán expuestos a la exclusión de la sociedad. Ello puede dar pie a que los hombres estén más atentos que las mujeres a la discriminación por apartarse de esta norma.

Si bien las encuestas revisadas previas al estudio (IMAGES, 2011; La Nación, 2011) arrojan diferencias entre hombres y mujeres frente a la homoparentalidad, ello no se constata en el presente estudio, pues el campo de mayor valor semántico es compartido y sus elementos constituyentes denotan un contenido relacional de aceptación de esta.

La última encuesta nacional de la UDP (2012), encuentra que las personas encuestadas de entre dieciocho y cuarenta y cinco años, es decir las más jóvenes, fueron las más predispuestas a aceptar la homoparentalidad. Asimismo, diversos estudios latinoamericanos (Aravena & Baeza, 2010; Vásquez & Castro, 2009; Zarza, 2009) señalan que las generaciones más jóvenes son más críticas frente a los mandatos de género tradicionales. Probablemente, el que la muestra utilizada, sea de jóvenes y además esta esté integrada por estudiantes de carreras humanistas, favorece la aceptación de la diversidad familiar.

Si bien el sistema sexo/género (Rubin, 1986) naturaliza una dicotomía que ha conducido a representar a los hombres como imposibilitados de brindar afecto y cuidados; hoy cada vez más es cuestionada dicha división. De acuerdo a lo planteado por Olavarría (2001), los cambios generados por la globalización han traído consigo tensiones en los sistemas de género y quiebres en las estructuras patriarcales, dando pie a la flexibilización de roles y normas, antes inamovibles.

Los resultados nos provocan pensar que el amor puede vivirse de diversas maneras en la época actual, que el amor se vive y se piensa de formas muy disímiles a lo normativo. Una de las expresiones que toma esa diversidad es la configuración homoparental. El amor de pareja ya no se configura en torno a la dualidad hombre-mujer, ya no es respecto a una biología diferenciada; en contraste el amor se edifica sobre las relaciones de afecto, más allá de los sexos. Con ello se rompe el modelo heteronormativo, derrumbando la heterosexualidad reproductiva como norma universal, natural y factor obligatorio para la creación de lazos amorosos (Libson, 2009).

Entre las limitaciones del estudio se encuentra el que los y las participantes contesten a la encuesta desde la deseabilidad social. Aunque su respuestas son anónimas e incluso grupalmente son tomados y analizados los datos, contestan desde su posición de estudiantes de dichas carreras. Los datos son tomados en la universidad y dentro de una sala de clases. Es posible entonces que los datos se encuentren teñidos por estas condiciones.

Otra limitación fue la dificultad para sumar la participación de las diferentes carreras en la investigación, no logándose obtener la muestra planificada de inicio. A pesar de ser carreras ligadas al ámbito social, el acceso no fue inmediato. Al mismo tiempo, en las oportunidades en que se aplicó la técnica, el número de estudiantes en clases fue muy inferior al estipulado en las listas.

Considerando que los y las estudiantes que participaron presentaron una actitud colaborativa en todo momento, se propone ampliar la investigación en este tema. Una posibilidad son muestras probabilísticas que permitan extrapolar los resultados a la población, y otra, utilizar técnicas cualitativas que permitan profundizar en el conocimiento. Una bifurcación, será realizar investigaciones entre los y las profesionales que se desempeñan en instituciones que deciden sobre familias, niños, niñas y adolescentes; explorando los posibles prejuicios que obstaculizan o impiden que personas del mismo sexo críen a un(a) hijo(a).

El debate sobre esta temática debe situarse no solo en y desde las personas homosexuales, sino en el conjunto de la sociedad. La universidad como espacio privilegiado para la reflexión, discusión y transformación, se presenta como parte central de esta, especialmente cuando le compete formar profesionales que deberán discutir de manera argumentada sobre las temáticas de familia e infancia.

Asimismo la universidad debe dar cuenta de las representaciones sociales que elaboran los futuros profesionales, puesto que ellas son una aproximación a las demandas que las instituciones deberán enfrentar –y que deberán debatirse– para evaluar la necesidad de ser implementadas.

Bibliografía

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