CALIDAD DE VIDA PERCIBIDA EN PERSONAS OBESAS
Mauricio Mercado Aravena
Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Concepción. Chile
Resumen
En la presente revisión bibliográfica se realiza un análisis respecto de la calidad de vida percibida en personas obesas, considerando esta última como una enfermedad que afecta la concepción biopsicosocial de salud en la persona que la padece.
Palabras clave: calidad de vida, obesidad, enfermedad, biopsicosocial.
Abstract
In this literature review an analysis regarding the perceived quality of life in obese individuals is done, considering the latter as a disease that affects the biopsychosocial concept of health in the person who has it.
Key words: quality of life, obesity, disease , biopsychosocial
Introducción
Visualizar cómo se presenta la calidad de vida en personas con obesidad es una tarea que requiere de constante revisión, ya que la forma en cómo se realice una intervención con dicha población servirá como antecedente para posibles acciones, conocimientos y explicaciones relevantes que pudiesen potenciar, modificar o crear políticas públicas de salud, legislaciones y normativas orientadas a la prevención y promoción de la salud integral de las personas que presentan obesidad (Ureña, Araya, Sánchez, Salas & Blanco, 2010).
La obesidad, como enfermedad biológica y calidad de vida, como constructo más psicológico, se entrelazan en el diario vivir de la persona (obesa) evidenciando una serie de diversas manifestaciones sintomáticas relacionadas con malestares físicos, ansiedad, tristeza, sentimientos de culpa, reproches, frustración, entre otras. Las dimensiones físicas, psicológicas y sociales se alteran en las personas que presentan esta patología, sobre todo cuando comienza a comparar el ideal de imagen corporal con la imagen real de su propio cuerpo (Ureña & cols., 2010).
Calidad de vida
La calidad de vida presenta diversas definiciones. Una de las más relevantes para este concepto es la que establece Úbeda (2009) quién la señala como el estado de bienestar, felicidad y satisfacción que una persona le asigna a una acción valorada como positiva, abarcando espacios personales, interpersonales, físicos, materiales y psicológicos. Por lo tanto, la calidad de vida es una forma de vivir que incluye diferentes aspectos de la vida, que no son solamente aspectos psicológicos o interpersonales, sino que también engloba otros aspectos cotidianos (Bishop, 2005).
Obesidad
En las últimas décadas la obesidad se ha transformado en un problema de salud a nivel mundial, sobre todo en los países desarrollados (Raimann, 2011). La obesidad se establece como una enfermedad multifactorial, es decir, presenta múltiples complicaciones abarcando problemas físicos, psicológicos y sociales. Esta se establece como enfermedad cuando grasa corporal supera el 20% en los hombres y el 30% en las mujeres. La grasa corporal se refiere los depósitos de grasa que se almacenan en distintas partes del cuerpo. Para determinar la obesidad se utiliza el Índice de Masa Corporal (IMC), sin embargo esta medición no puede ser utilizada en toda la población. Se excluye a: mujeres embarazadas, personas extremadamente musculosas, niños y ancianos (López-Villalta & Soto, 2010).
El aumento significativo del peso corporal trae consigo diversas dificultades. Primero que todo, la obesidad presenta comorbilidad con una serie de patologías digestivas, neurológicas y psicológicas. Además, esta enfermedad se asocia con una mala calidad de vida, ya que afecta el diario vivir de las personas que la padecen (Mokdad, Bowman, Ford, Vinicor, Marks & cols., 2001). Debe entenderse que la obesidad se presenta como una patología con características crónicas, es decir, cada vez irá perjudicando e interfiriendo con diversos sistemas fisiológicos y sociales deteriorando la calidad de vida, como también reduciendo las expectativas de vida (Lee, Yu, Wang, Lin, Wei, & Huang, 2002).
Entonces ¿se podrá presentar una buena calidad de vida cuando la (s) persona (s) presenta (n) obesidad?Poves, Macías, Cabrera, Situ y Ballesta (2005) realizaron un estudio en Barcelona respecto de cómo se presentaba la calidad de vida en pacientes obesos mórbidos. Encontraron que las personas obesas presentan una calidad de vida disminuida, ya que no son capaces de integrarse a diversas actividades sociales mermando aspectos psicológicos y de identidad social. Por tal razón, muchas de estas personas se someten a intervención quirúrgica, para mejorar en primera instancia problemas de salud física, como también, para subsanar aspectos psicológicos que los aquejan. Referente a lo último, se evidenció que una vez realizadas las operaciones, la percepción de las relaciones interpersonales, del estado emocional y del cambio en la apariencia física, modificaron de manera positiva la concepción subjetiva que se tenía respecto de la calidad de vida. La persona se siente mucho más satisfecha con la nueva imagen física y psicológica que posee.
Acosta, Medina, Leyba & Navarrete (2010) encontraron que las personas obesas que se sometían a operación baríatrica (bypass gástrico) lograban disminuir su peso considerablemente en un período de seis meses. También lograban mejorar su calidad de vida, ya que los resultados arrojados por el cuestionario BAROS, concluyó que a los tres meses de la operación, las personas lograban tener una calidad de vida aceptable, mientras que a los nueves meses de aplicada la cirugía, el 100% de los casos refería una calidad de vida que oscilaba entre buena y muy buena.
Moreno, Moreno & Álvarez (1997) señalan que no se puede determinar con claridad si los cambios presentados por los pacientes obesos mórbidos son directamente proporcionales a la percepción de la calidad de vida, puesto que no se sabe el por qué de la decisión que ellos tomaron para intervenirse quirúrgicamente.
Los trastornos depresivos, ansiosos y psiquiátricos presentan comorbilidad con la obesidad, por tal razón la intervención quirúrgica puede incidir en el tratamiento posterior de estas patologías (Moreno & cols., 1997; Poves & cols., 2007).
Se podría pensar que existiría una diferencia significativa entre la percepción de calidad de vida de hombres obesos en comparación con dicha percepción en mujeres obesas. Sin embargo, los resultados encontrados por Poves y cols, (2009) evidencian que no se presentarían diferencias significativas respecto de la percepción de la calidad de vida en ambos sexos. Por lo tanto, en los dos grupos habría una mala calidad de vida cuando las personas son obesas. En el estudio realizado por Ureña y cols. (2010) se ha encontrado que los hombres obesos presentarían una percepción deficitaria de la salud, es decir, a mayor peso ganado las expectativas de una buena salud disminuirían. En cambio, las mujeres obesas presentarían una mala percepción de la calidad de vida cuando son adolescentes o jóvenes. El hecho que en la adolescencia o adultez joven las mujeres presenten estas características puede estar determinado por otros factores psicológicos como por ejemplo, ansiedad, labilidad emocional o depresión.
Las mujeres obesas presentan un deterioro general, respecto de cómo perciben su propia salud, puesto que frecuentemente refieren dolores físicos asociados a la movilidad, como también relatan cambios en sus reacciones emocionales (labilidad emocional), interviniendo en sus actividades cotidianas. Estas percepciones o síntomas pueden aparecer regularmente en mujeres que tengan: sobre cincuenta años de edad, un bajo nivel sociocultural y la presencia de alguna patología psiquiátrica. Esto incide en la forma en cómo ellas perciben su calidad de vida, ya que no se sienten conformes con lo que están viviendo, limitándose en diferentes ámbitos; por ejemplo, dejan las actividades recreativas, relaciones interpersonales, familiares, entre otras, por lo tanto, mientras más problemas relacionados con la obesidad presentan las mujeres sobre cincuenta años, percibirán una mala calidad de vida (Barajas & cols., 1998).
Es preocupante visualizar cómo se ha incrementado la obesidad en la población de adolescentes. Los patrones culturales, las influencias sociales y los hábitos aprendidos en el hogar influyen significativamente en la conducta alimentaria (Yepez, Carrasco & Baldeón, 2008). Además los adolescentes perciben mermada su calidad de vida mientras más aumentan de peso.
Autores como Muros, Som, López, y Zabala (2009) establecen que es menos probable ver a adolescentes varones obesos (en comparación con las mujeres adolescentes), puesto que cerca de un 76% de ellos realizan actividades físicas fuera del horario escolar, fomentando el cuidado corporal e incidiendo en un óptimo desarrollo de habilidades sociales e interpersonales. En cambio las mujeres, en su mayoría, no presentan comportamientos extraprogramáticos relacionados con la actividad física, siendo una variable a estudiar en el aumento de peso de las adolescentes.
En México se ha encontrado que los adolescentes entre diez y quince años, presentan una mala calidad de vida cuando son obesos, ya que mientras más obesos sean menos actividad física van a poder realizar, por lo que disminuye su funcionamiento social al no establecer buenas relaciones interpersonales con otros adolescentes. Además de las dificultades físicas, los adolescentes obesos pueden manifestar otros problemas, como por ejemplo temor a ser víctima de burlas por su apariencia física o miedo a recibir malos tratos. El distanciamiento que se evidencia en esta etapa, parte de la propia segregación que hacen los adolescentes obesos respecto de las actividades que ellos no pueden realizar, ya que se comparan continuamente con aquellos adolescentes que no son obesos intentando realizar aquellas actividades, que dadas sus condiciones físicas, no podrán efectuar (Cárdenas, Dávila, Gallegos, Salazar & Rizo, 2009).
Cuándo un adolescente percibe una mala calidad de vida o se siente disconforme con la enfermedad (obesidad) que padece, los padres también son capaces de percibir que algo no está funcionando bien en sus hijos (Cárdenas & cols., 2009). Además, en este estudio realizado se encontró que los padres perciben que la esfera emocional es la más afectada en sus hijos obesos, ya que ellos presentan dificultades para conciliar el sueño, irritabilidad y miedo al contacto social imposibilitando que el adolescente se desarrolle normalmente respecto a lo esperado para su etapa evolutiva.
El hecho de presentar problemas de sobrepeso u obesidad durante la infancia o adolescencia incide en la probabilidad de continuar con la enfermedad durante la vida adulta, por lo que es necesario prevenir o controlar la enfermedad para que no continúe su curso en la adultez (Galán, 2007). Además, la obesidad actúa como un factor de riesgo si en co-mórbida con enfermedades cardiovasculares, hipertensión arterial, diabetes, entre otras. Estas patologías acortan la expectativa de vida y deterioran la calidad de vida de las personas obesas que las padecen (Pimenta, Saruwatari, Corrêa, Genaro & Aguilar, 2010).
También se ha presentado un incremento de obesos en la población infantil. Esto se debe principalmente que los padres no están entregando adecuado hábitos alimenticios ni conductuales, incidiendo en que los niños y niñas consuman alimentos poco saludables. En Chile cerca del 30% de los niños de diez a diecinueve años presenta obesidad, mermando las actividades sociales e interpersonales al no poder realizar las actividades propias de la edad (Raimann, 2011).
Bibliografía
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