CÍRCULOS DE PAZ Y CONVIVENCIA EN LOS CENTROS EDUCATIVOS Descargar este archivo (05 Circulos de Paz - ZMartinez FBernal.pdf)

Zoila Martínez Moncada
Fabiola Bernal Acebedo

Fundación Nuestramérica
San José, Costa Rica

Resumen

El Círculo de Paz es una práctica restaurativa que reúne personas de todas las edades, bajo un encuadre de construcción conjunta de valores, creando así un espacio social seguro para el diálogo.

El Círculo de Paz hace uso de elementos lúdicos, de disfrute y actividades de reflexión para acercar a las personas, a las generaciones, siendo una propuesta atractiva para niños, niñas y adolescentes. Se promueve el acercamiento de los(as) participantes y el desarrollo de una comunicación alternativa cuya finalidad es construir consensos sobre una temática, situación o conflicto.

El empleo sistemático de los Círculos de Paz en los centros educativos de secundaria, con la participación voluntaria de todas las personas integrantes de la comunidad educativa; personal docente, administrativo, estudiantes, permite desarrollar habilidades comunicativas y comportamientos como la escucha activa, la expresión abierta y respetuosa de sentimientos, creencias y opiniones que constituyen la base para una sana convivencia.

Palabras Claves: Práctica restaurativa, comunidad educativa, violencia escolar, convivencia.

 

Abstract

Peacemaking Circles, a restorative practice, brings people of all ages together, creating a safe space for dialogue in a framework of shared values.

Peacemaking Circles are open and flexible, offering activities for reflection and also inviting people to enjoy themselves through games and dynamics. Addressing the needs and interests of different generations, they become an appealing process for children and youths. Circle process gives participants the opportunity to come together, engage in an open and honest communication, enabling them to move forward and build a shared vision on an issue or conflict.

A systematic use of Peacemaking Circles in high schools with the voluntary involvement of all of the School Community: teachers, staff members and students, ensures that new communication skills and behaviors such as attentive listening, owning and expressing ones feelings, beliefs and opinions in an open and respectful manner, all of which constitute the basis for community building.

Key Words: Restorative practice, school community, violence in schools, community building.

 

Resumo

O círculo da paz é uma pratica restauradora que reúne pessoas de todas as idades, no âmbito de um quadro de construção conjunta de valores, criando um espaço seguro e social para o diálogo. 

O círculo da paz faz uso de elementos lúcidos, atividades de apropriação e reflexão para trazer pessoas e gerações, sendo uma proposta atraente para meninos, meninas e adolescentes.

Promove a abordagem dos (as) participantes e o desenvolvimento da comunicação alternativa, cujo objetivo é construir um consenso sobre uma questão, situação ou conflito.

A utilização sistemática dos círculos da paz nas escolas de ensino médio, como a participação voluntária de todos os membros da comunidade educativa, pessoal administrativo,de ensino e de estudantes, permite que desenvolver habilidades de comunicação e comportamentos tais como a escuta ativa, aberta e respeitosa de expressão de sentimentos, crenças e opiniões que constituem a base para uma convivência saudável. 

Palavras chaves: Pratica restaurativa, comunidade educativa, violência escolar e coexistência.

Introducción

En el presente trabajo se destaca la importante función de los centros educativos de secundaria en el aprendizaje, por parte de los y las estudiantes, de habilidades personales y sociales para la construcción y el disfrute de una sana convivencia. Asimismo se enfatiza el papel importante a desempeñar, por parte del personal docente y administrativo, de ser modelos a emular así como de proporcionar apoyo y acompañamiento en el proceso de crecimiento y desarrollo de los educandos.

La construcción y el disfrute de una sana convivencia en los centros educativos de secundaria requieren la implementación de prácticas que brinden herramientas para el diálogo, la mayor participación, el respeto en las relaciones y la valoración del otro como individuo. La práctica restaurativa conocida como el Círculo de Paz se puede implementar de manera cotidiana en las aulas de secundaria con el objetivo no solo de hacer más agradable el aprendizaje de nuevo material, sino además para fomentar el intercambio de visiones y opiniones, desarrollando la capacidad de escuchar al otro y aprender a ser conciso, claro y respetuoso al hablar.

La dinámica del Círculo de Paz enfatiza la integralidad del ser, promueve la participación haciendo uso de recursos lúdicos y reflexivos, ofreciendo un espacio seguro para el diálogo, bajo un esquema de construcción conjunta de valores, que resulta atractivo tanto para las personas menores de edad como para la interacción entre generaciones.

Abrir espacios de comunicación alternativa en los que las diferencias individuales son consideradas como fortalezas, brinda a las personas adolescentes la oportunidad de ejercitar los cambios y transformaciones propias de esta etapa en el ámbito de su funcionamiento intelectual social y emocional y ofrece a las personas adultas la oportunidad de una interacción enriquecedora.

El Círculo de Paz también es una herramienta útil para abordar conflictos y situaciones complejas ya que se busca comprender las causas subyacentes. Resulta ser entonces una herramienta para el diagnóstico e investigación de las situaciones y conflictos que pudieran surgir en la comunidad, las familias y la comunidad educativa y, la dinámica que se genera a lo interno del Círculo, brinda valiosa información para la mejor comprensión y manejo de dichos problemas y situaciones.

Es necesario señalar que la violencia en los centros educativos no se vive solo entre los y las estudiantes, se presenta también entre las personas adultas que trabajan en la institución: administrativos, docentes, también al interior de cada grupo y de ellos hacia los y las estudiantes y viceversa. Por tal razón se recomienda realizar los Círculos de Paz al interior de cada grupo y entre grupos diferentes.

El modelo de trabajo en Círculos de Paz que se presenta a continuación, cuya base filosófica es la justicia restaurativa, se basa en la enseñanza de la señora Kay Pranis de Minnesota, Estados Unidos, quien fungió como planificadora de justicia restaurativa en el Departamento de Correcciones de ese estado por muchos años para luego dedicarse a ser capacitadora de Círculos de Paz en los Estados Unidos, Canadá y América Latina.

Kay es una mujer pequeña en estatura pero grande en sabiduría y generosidad, firme en su compromiso para forjar un mundo mejor. A ella nuestro agradecimiento. Con su ejemplo enseña que si se busca aportar a la construcción de una sociedad más justa, equitativa y pacífica, se necesita generar nuevos conocimientos, nuevas prácticas sociales y además compartiéndolas generosamente con otros profesionales y con las comunidades.

El modelo integral de educación y el fomento de la convivencia

Se han realizado esfuerzos de parte de autoridades, instituciones y gremios relacionados con la educación pública y privada por promover un modelo integral de educación que incluya los aspectos afectivos-emotivos, reconociéndoles su influencia en los procesos de aprendizaje, como ejemplo el Programa Convivir del Ministerio de Educación Pública de Costa Rica.

En general el sistema educativo costarricense continúa priorizando la presentación, la repetición de contenidos y la evaluación de estos, antes de concentrar esfuerzos en la formación emocional y social de la persona menor de edad.

No se da aún la debida importancia al aprendizaje de habilidades de comunicación e interacción para la vida cotidiana, ni a la enseñanza y aprendizaje de competencias básicas para la comunicación e interacción social y personal. Además estas habilidades no solo son importantes para los(as) estudiantes sino también para el resto de la comunidad educativa; el personal de la administración y los(as) docentes.

Esta tendencia es grave en todos los niveles de la enseñanza pero es aún más crítica en la etapa de la educación secundaria por dos razones principales. La primera estriba en que la adolescencia es una etapa vital compleja y difícil en la que se lleva a cabo un proceso de construcción de una nueva identidad mediante la redefinición de los límites entre los mismos sujetos y su entorno. Este proceso va acompañado de tensiones dado que se pierden las referencias y la seguridad de la infancia, sin poder contar aún con las de la adultez.

La persona adolescente requiere de un acompañamiento adulto, pero este debe ser diferente del que se brinda al niño(a), acompañamiento que se base en el conocimiento de las características de esta etapa, que permita comprender las nuevas conductas y enfrentarlas con sensibilidad. La persona adulta necesita tomar conciencia de la importancia de su rol como modelo, de la necesidad de desarrollar relaciones cercanas y estrechas con ellos y ellas, reconociendo en la persona menor de edad a un sujeto con derecho a buscar su autonomía e independencia.

La segunda tiene que ver con el hecho de que es en esta etapa vital en la que se gestan cambios y transformaciones cualitativas y cuantitativas en todas las áreas de su desarrollo: en lo cognitivo con la adquisición de un pensamiento abstracto y la posibilidad de manejar problemas complejos; en lo emocional y social con la capacidad de elaborar una identidad “original” con nuevas identificaciones y la necesidad de pertenencia y aceptación; y en lo ético con la capacidad para formarse ideales y pensar en valores.

Un medio ambiente familiar, educativo y social enriquecedor es clave en potenciar las adquisiciones de la persona adolescente. El clima que se desarrolle en estos ámbitos, lo que acontece diariamente en ellos, puede bien ser para su fortalecimiento o bien su perjuicio y limitación. Estos ambientes enriquecedores permiten a la persona menor de edad poner en práctica sus nuevas habilidades cognitivas, emocionales, sociales y éticas posibilitando una mejor relación consigo mismo(a) y con los demás.

La tarea fundamental de los centros educativos, según los criterios actuales de la calidad de los procesos educativos, consiste en una formación para “aprender a vivir”, para “aprender a aprender”, visión de la educación que trasciende aquella en la que el aprendiz es un receptor pasivo de conocimientos y el docente es transmisor del conocimiento y formador desde lo meramente técnico.

Las comunidades educativas de secundaria necesitan convertirse en espacios enriquecedores para que la persona menor de edad pueda descubrir y poner en práctica sus nuevas habilidades, mejorar su nivel de comunicación y relación con sus pares y con las personas adultas. El clima positivo en una comunidad educativa favorece también las relaciones entre el personal adulto que allí labora así como entre ellos y los(as) estudiantes, con lo cual se pueden cumplir mejor los objetivos de educación y formación.

En este tipo de ambiente se puede dar la gestión de la buena convivencia, tal como se describe en el programa del Ministerio de Educación de la República de Chile, en el que se entiende la convivencia como la coexistencia armónica de los miembros de la comunidad educativa, en el que se dan relaciones personales positivas y dentro de un clima institucional que propicia tanto el desarrollo integral de alumnos(as) como el desarrollo de los objetivos educativos y de funcionamiento administrativo.

El Programa Convivir del Ministerio de Educación Pública de Costa Rica tiene el objetivo de promover la convivencia en las comunidades educativas. En este programa se entiende la convivencia como la existencia de relaciones sociales que se basan en el respeto, en las que hay un reconocimiento y disfrute de la diversidad, se promueve la mayor participación de todos(as), produciéndose un clima positivo en el que se fortalece el sentimiento de pertenencia y bienestar.

La convivencia también se enmarca dentro del disfrute de los derechos humanos. De acuerdo al Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas PNUD, la convivencia es una dinámica que se basa en las relaciones de cooperación y confianza entre todos los miembros de la comunidad educativa, fortaleciendo su sentido de pertenencia así como el disfrute de sus derechos y sus oportunidades.

Finalmente según el informe de la UNESCO del año 2011, la convivencia se asocia con la idea de un compartir y convivir con otras personas con la finalidad y la búsqueda de bienestar y protección.

Cuando se trabaja en el fortalecimiento de la convivencia en una comunidad educativa de secundaria se trabaja para lograr que esta se transforme en un espacio enriquecedor para todas las personas, para que se pueda realizar un verdadero aprendizaje para la vida y mejorar las relaciones interpersonales, todo ello en un entorno de disfrute de los derechos humanos. Se puede afirmar que el objetivo último del logro de la convivencia es el logro de un mundo social más solidario y democrático.

La violencia en los centros educativos y sus implicaciones

Sin embargo, en los últimos años, la sociedad costarricense, ha venido observando una serie de manifestaciones de descontento en los centros educativos, específicamente en cuanto a la falta de una convivencia armoniosa en su interior. Se destacan manifestaciones de violencia como las agresiones verbales y físicas, que inciden en la posibilidad de realizar de manera efectiva un proceso de aprendizaje. Un vistazo por los pasillos, las aulas y los alrededores de los colegios lleva a pensar que lo que allí acontece no es más que el reflejo de las vivencias que se dan en las casas, las calles de nuestras comunidades y nuestro país; la falta de diálogo, los problemas de relación.

Este nivel de agresión nos indica que se están afectando negativamente los logros históricos alcanzados por el país: el respeto al estado de derecho, la adhesión a valores democráticos tales como la tolerancia y la aceptación de la diversidad.

De hecho y de acuerdo a datos brindados en el cuarto informe Estado de la Educación, en una encuesta realizada con una muestra nacional de instituciones de secundaria, en el año 2011, de cada mil estudiantes 388 habían sufrido algún acto violento en el último año en el centro educativo, y 92 fueron víctimas frecuentes, es decir que sufrieron agresiones de sus pares una vez por semana como mínimo.

A pesar de estos indicadores de violencia entre jóvenes, la violencia al interior de los centros educativos no puede seguir analizándose solo desde las situaciones que se presentan entre los y las estudiantes. Son múltiples las violencias que se viven en estas instituciones, tal como se identificó en varios estudios realizados por la Fundación Pedagógica Nuestramérica para la Coordinadora Educativa y Cultural del Sistema de Integración Centroamericano - CEC/SICA en los años 2010 y 2012.

Los datos indican que la violencia se da entre los(as) mismos(as) estudiantes, entre los(as) docentes, entre el personal de servicios, pero también entre estudiantes y docentes, entre docentes y personal de servicio, entre estudiantes y guardas, y entre docentes y madres de familia.

Como puede observarse hay una amplia gama de conflictos entre las personas adultas que trabajan en la institución, lo cual plantea la necesidad de promover también procesos para la gestión de la convivencia armónica entre las personas adultas. Cuando se piensa en el rol de modelo de las personas adultas en los centros educativos de secundaria, transformar las relaciones se vuelve una tarea urgente.

Cuando se habla de las implicaciones de la violencia en la dinámica de los centros educativos y su efecto negativo en aspectos como la permanencia de los(as) estudiantes en ellos, estas investigaciones evidenciaron que uno de los factores que favorecen la permanencia de los y las estudiantes de secundaria en los centros educativos es el apoyo que personas adultas les han brindado a lo largo de sus estudios. Si bien el mayor apoyo lo recibieron de sus propios compañeros y compañeras y de sus familias (en especial madres y abuelas) también resaltaron la importancia de otras figuras adultas.

De acuerdo a estos estudios algunos(as) estudiantes mencionaron algunos profesores(as) pero también resaltaron casos de funcionarios/as que poco se reconocen en los centros educativos pero que tienen un contacto directo y de impacto en los y las estudiantes. Es el caso de los guardas o personas que cuidan la puerta y que los saludaban por su propio nombre. Algunos también expresaron su agradecimiento a las personas que cocinaban y les daban el alimento con cariño.

La principal conclusión y el aporte de estas investigaciones para el tema de la violencia en los centros educativos de secundaria, es que si la contención emocional es un factor determinante en la permanencia en los centros educativos de secundaria, la violencia es un factor determinante en la exclusión. En ese sentido es indispensable desarrollar múltiples y variadas estrategias para controlar y eliminar las manifestaciones de violencia sino además trabajar en el logro de una armónica convivencia y con la participación de todas las personas integrantes de la comunidad educativa.

Qué es el Círculo de Paz y en qué consiste

El Círculo de Paz es una herramienta pedagógica flexible, su planificación y ejecución se adapta a las características de diversos grupos así como a los temas a abordar. Hay distintos tipos de círculos de acuerdo a los objetivos que se persiguen, pudiéndose implementar en muy diversas situaciones y ámbitos:

Círculos de Conversación y de Aprendizaje cuyo objetivo es el estudio de un tema que es visto desde las diferentes perspectivas aportadas por los y las participantes. En este tipo de círculo se estimula el análisis y la reflexión individual y conjunta.

Círculos de Celebración son espacios en los que se hace un alto en el camino para efectuar el reconocimiento a la labor de uno de sus integrantes o para celebrar como grupo la realización de una tarea compartida. Estos círculos fortalecen los lazos y vínculos entre las personas y realzan los aportes y logros personales y grupales.

Círculos de Paz que propician el encuentro entre personas o grupos que se encuentran en conflicto. Estos círculos ofrecen un espacio para que las personas participantes puedan explorar los motivos que subyacen a la situación conflictiva y mediante un diálogo e intercambio respetuoso puedan buscar soluciones, encontrar medios para resolver las diferencias y superar el desencuentro.

Cuando un grupo ha experimentado pérdidas o sus miembros han sido afectados por una situación traumática, los Círculos de Sanación brindan un espacio de apoyo. Estos círculos ofrecen un espacio de contención en procesos de pérdida y duelo.

El Círculo de Paz es un espacio estructurado que requiere de una cuidadosa planificación de parte de las dos personas –que pueden ser adultas o menores de edad– que acompañan el proceso. Estas personas hacen uso de una serie de elementos llamados Elementos Estructuras para construir y sostener un ambiente seguro para el diálogo. Los elementos estructurales son:

  • Una pieza de diálogo como mediadora única del uso de la palabra
  • Los y las participantes acuerdan valores que se convierten en guías que sirven de guía para el comportamiento y las actitudes de los y las participantes
  • Se busca, se promueve el consenso en la toma de decisiones
  • Se comparten anécdotas personales para enriquecer y profundizar el tema
  • Se hace uso de ceremonias de apertura para iniciar el círculo y se termina con una ceremonia de cierre.
  • La participación de dos personas que acompañan el círculo, acompañante y co acompañante quienes velan para que se construya y sostenga el ambiente de respeto.

Las personas acompañantes son las encargadas de la planificación de un círculo y para ello cuentan con directrices y sugerencias, luego participan en el círculo velando para que se mantenga un ambiente adecuado para el diálogo. Si bien se estructura un espacio seguro para el diálogo, es importante señalar que este espacio es de gran libertad, ya que la dinámica que se genera en el círculo, la dirección de esta, es responsabilidad de los y las participantes.

Los valores nombrados y consensuados por el grupo dan las pautas para el comportamiento y, mediante el empleo de la pieza de diálogo, se genera una dinámica de escucha y diálogo ya que la persona que tiene la pieza es la única que hace uso de la palabra. Compartir anécdotas personales permite una mayor comprensión y conocimiento del otro, ya que la anécdota provee información que permite ver a las personas desde otras perspectivas, fortaleciendo los vínculos y lazos afectivos entre participantes.

El Círculo de Paz cuenta con una serie de premisas fundamentales que crean un marco de respeto sobre todo en cuanto al reconocimiento de la diversidad y que hacen que el espacio del círculo sea de encuentro y no de confrontación. Se parte de que todas las personas buscan relacionarse de manera positiva y que se comparten valores fundamentales pero al mismo tiempo, se reconocen y respetan las diferencias individuales que son vistas como fortalezas, como aporte.

El Círculo de Paz concibe el conflicto como oportunidad para abordar situaciones difíciles de manera positiva y constructiva, motivando a las personas a participar en un ambiente seguro y de respeto en el cual puedan brindar su visión, escuchar a las demás personas involucradas y juntos buscar soluciones positivas.

Los conflictos generan una energía que puede ser constructiva, si se realiza un proceso adecuado para manejarlos. El conflicto genera situaciones cargadas de gran emotividad y se sabe que las conversaciones pueden tomar cursos difíciles, por lo que la dinámica del círculo busca sentar las bases para construir relaciones que permitan a las personas involucradas encontrar maneras de prevenir y resolver aspectos destructivos de sus conflictos.

En el Círculo de Paz se busca canalizar constructivamente esta energía, promoviendo formas de relación entre las personas que fomenten el respeto a las diferencias y que mejoren las relaciones personales y comunitarias. Los Círculos de Paz son entonces herramientas útiles para abordar conflictos complejos cuyas causas subyacentes se deben abordar para su mejor comprensión y manejo. Este tipo de conflicto requiere de cambios significativos en las relaciones así de soluciones creativas.

Este modelo de Círculo de Paz emplea el concepto antiguo de las primeras naciones, el de la Rueda de la Medicina, modelo en el cual se representa la integralidad del ser en la unión de cuatro dimensiones fundamentales: los aspectos racionales, los aspectos emocionales, los aspectos físicos y los espirituales, reconociéndole a cada uno su importancia para el desarrollo personal, familiar y comunal, promoviendo una visión amplia de la espiritualidad como dimensión importante en la vida.

En la planificación y ejecución de un círculo por parte del acompañante y de la persona co acompañante, se piensa en y se llevan a cabo actividades lúdicas y reflexivas que permiten actualizar la totalidad del ser, que fomentan la creatividad y la espontaneidad en la participación. En este sentido se trata de una experiencia de aprendizaje cuidadosamente planificada pero que posibilita la espontaneidad y creatividad.

 El trabajo en el círculo se divide en etapas y fases que los y las participantes van transitando de acuerdo a su propio proceso grupal mientras las personas acompañantes velan por mantener un ambiente adecuado para el desarrollo de la dinámica; para que se mantenga un espacio seguro para el diálogo y la interacción. Es importante enfatizar que las personas participantes son quienes definen la calidad de la dinámica que se genera, la dirección que toma.

El espacio del Círculo de Paz no es confrontativo y por ello se da un tiempo para trabajar en el establecimiento de un ambiente de diálogo y en la construcción de relaciones interpersonales basadas en la confianza. Los y las participantes entran a trabajar el tema, la situación o conflicto solo cuando se haya llegado a establecer un buen nivel de confianza, se hayan normado y construido relaciones de respeto y se tiene la seguridad de contar con un ambiente seguro para el diálogo.

Cómo puede el Círculo de Paz ayudar a crear bases para la convivencia en los centros educativos de secundaria

El Círculo de Paz es una forma particular de trabajo en grupo, una forma activa y participativa de estar con otros. La psicología social en sus investigaciones ha mostrado que el espacio grupal propicia transformaciones subjetivas positivas y que estas pueden ayudar a trascender lo meramente individual para el logro de la construcción de un proyecto con otras personas.

Es decir que la participación en los grupos da la oportunidad de establecer un vínculo con otros y poder construir una pequeña comunidad. En el trabajo grupal las personas participantes brindan aportes individuales positivos que son integrados para lograr una creación colectiva. Así tanto las personas adultas como los y las adolescentes pueden ofrecer y compartir sus conocimientos, logros, experiencias en un ambiente grupal en el que cada expresión individual es escuchada con atención y tomada en cuenta.

El Círculo de Paz ofrece un medio para aprender a dialogar, a escuchar al otro y, lo que es de suma importancia en el logro del autocontrol, a expresar sentimientos, pensamientos y opiniones de manera adecuada. Este medio abre también una oportunidad para el aprendizaje ya que al escuchar a otra persona se abre la posibilidad de ir más allá del propio conocimiento y posicionamiento frente a una situación.

El Círculo de Paz abre un espacio para que las personas reflexionen acera de los valores que son importantes para su vida. Estos valores, nombrados y consensuados, brindan la pauta, dan la guía para el comportamiento y las actitudes durante las sesiones. Es uno de los aspectos más formativos y enriquecedores del Círculo, un ejercicio para lograr el propio monitoreo y regulación de la conducta, así como la posibilidad de sacar un tiempo para pensar en lo que es importante y significativo para la vida.

La participación en un Círculo es una experiencia que permite que surja “lo mejor de uno mismo”, como un laboratorio para aprender y ejercitar las habilidades personales y sociales para relaciones positivas. Al mismo tiempo que enseña, invita a que se actúe de acuerdo a estos valores en los demás ámbitos y momentos de la vida cotidiana, no solo en el aula, en el recreo, fuera de la comunidad educativa, en la familia y la comunidad.

En todo lo anterior se ha estado hablando de nuevos aprendizajes, de logros y avances, de cambios y transformaciones con el fin de prevenir la violencia y lograr crear espacios de convivencia, es decir de procesos individuales y sociales, y por ello es necesario y se recomienda emplear el Círculo de Paz de manera sistemática así como dar un seguimiento a los resultados y acuerdos que se llegaran a dar.

La flexibilidad de los círculos hace posible que se realice con los distintos grupos de la comunidad educativa así como que se puedan retomar situaciones cotidianas, positivas o conflictivas, de la cotidianidad de la comunidad educativa y reflexionar sobre ellas.

El autocontrol, la capacidad de escuchar y hablar de forma respetuosa, la expresión adecuada de sentimientos, pensamientos, creencias y opiniones son habilidades básicas y necesarias para la convivencia que no se logran de una vez por todas sino más bien son producto de una adquisición progresiva.

Experiencias de Círculos de Paz en centros educativos

El Círculo de Paz, como práctica restaurativa, es una herramienta que posibilita la construcción de una cultura de convivencia en los centros educativos y una herramienta que puede ser empleada en distintos momentos del período lectivo. Se comparten experiencias con el Círculo de Paz que se han llevado a cabo en centros educativos de Costa Rica en años recientes.

Desde el año 2004 la Comisión Nacional de Mejoramiento de la Administración de la Justicia del Poder Judicial (CONAMAJ) y la Fundación Pedagógica Nuestramérica han venido desarrollando experiencias de trabajo con la aplicación de prácticas restaurativas y específicamente con Círculos de Diálogo en varios centros educativos de Costa Rica, tanto a nivel de escuelas y colegios públicos de San José, como con centros educativos en las comunidades indígenas de Talamanca y Chirripó.

Como resultado de esta experiencia se observó que las prácticas restaurativas son en lo fundamental un mecanismo de convivencia armónica “entre pares”. Veintiséis estudiantes del Liceo de Amubri de la provincia de Limón participaron del proceso de capacitación en Círculo de Paz seleccionados entre: los integrantes del Gobierno estudiantil, presidentes de sección, y jóvenes del Proyecto de Capacitación en Derechos Humanos y Liderazgo, desarrollado en el centro educativo por Liga internacional de Mujeres por Paz y Libertad (LIMPAL). Se considera que se pudo contar con un grupo muy “chispa”, que accedió con placer al enfoque y metodología restaurativa.

Los Círculos de Paz tienen una importante aplicación en las aulas de la educación secundaria para acordar las normas de convivencia de cada grupo y con este fin se empleó la metodología de Círculos de Paz en centros educativos en el proyecto “Semilleros de Convivencia” por la Fundación Pedagógica Nuestramérica y la Asociación Defensa de los Niños Internacional (DNI).

Estudiantes de algunas escuelas y liceos de San José y Heredia, acordaron normas de convivencia en el aula en torno a los temas que más les preocupaban y que en la mayoría de los casos fueron: la agresión verbal (insultos, apodos, mofas), agresión física, el consumo de drogas, conflictos por las relaciones afectivas, la indisciplina en clase.

Con el apoyo del docente guía revisaban cada semana su cumplimiento y valoraban los ajustes que se debían hacer y, se llegó a crear, en aquellos grupos que lo hicieron con seriedad y perseverancia, un ambiente de control social que se reflejaba hasta en el lenguaje. En un recreo se pudo escuchar a un niño decirle a otro: “Me estas agrediendo verbalmente y eso no está permitido en nuestro grupo”.

Los Círculos de Paz se han empleado también en centros educativos para iniciar y fomentar un diálogo entre docentes de distintos niveles, iniciativa que se llevó a cabo en Desamparados, en el 2004, con docentes del Liceo San Miguel y las escuelas República de Honduras, La Capri y “Dr. Calderón Muñoz”.

La Fundación Pedagógica Nuestramérica aplicó la metodología de Círculos de Diálogo para acercarse a las dificultades que el sistema educativo costarricense enfrenta para satisfacer las necesidades de los y las adolescentes, facilitar su éxito y permanencia en el proceso educativo.

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